La inseguridad y la violencia entre los jóvenes han crecido de tal manera que las agresiones se han convertido en la primera causa de muerte entre los hombres jóvenes, así como la segunda entre mujeres del mismo rango de edad, en pocas palabras, el crimen organizado se nutre de niños y adolescentes, de acuerdo con cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).
Según la dependencia federal, son aproximadamente 72 mil hombres y mujeres (71 mil 910, para ser exactos), desde 12 y hasta 29 años de edad, los que han sido asesinados entre 2010 y 2017, escalofriantes cifras que al gobierno federal, al menos en los tres últimos sexenios, no han interesado, ya que cada día son en mayor cantidad y de menor edad.
Crimen organizado aniquila a la juventud mexicana
El crimen organizado está aniquilando a buena parte de la juventud mexicana: en ese lapso de tiempo, un niño, un adolescente, o un joven ha sido asesinado cada hora, en promedio. Haga memoria y vaya al 31 de enero de 2010, cuando unos jóvenes estaban de fiesta en el fraccionamiento Villas de Salvárcar, en Ciudad Juárez, Chihuahua.
Triste recuento de una fatídica noche cuando un comando los atacó y masacró a 15 de ellos. En total, durante ese año, murieron asesinados 10 mil 328 niños y jóvenes. Para 2017, la cifra aumentó 14 por ciento: alcanzó 11 mil 789 casos.
“Daños colaterales”
Durante el gobierno de Felipe Calderón (2006-2012), al iniciar su llamada “guerra contra el narcotráfico”, a un “inteligente” asesor se le ocurrió acuñar la frase de “daño colateral”, al irse sumando los cuerpos masacrados de niños y adolescentes, por lo que algunas organizaciones defensoras de los derechos civiles, replicaron que se trataba de “víctimas de la guerra”.
Así pues, las cifras no dejan lugar a dudas: la violencia del crimen organizado (la guerra entre narcos y los combates contra efectivos policiales y tropas militares), y la virulencia de la delincuencia común, se están llevando, a punta de balazos, buena parte del presente y el futuro del país: en 11 años (2007-2017) 13 mil menores de edad fueron asesinados.
La violencia ha llegado a tal punto que las agresiones son la primera causa de muerte entre hombres jóvenes y la segunda causa de muerte entre mujeres jóvenes, según cifras del Inegi.
Un suspiro en 2013
Luego del crecimiento de la violencia ocurrido entre 2007 y 2012, el país tuvo un respiro en 2013: los asesinatos habían disminuido casi la mitad (5 mil 255 en ese año). Solo fue un suspiro, al año siguiente comenzó el repunte: los asesinatos aumentaron 67.2 por ciento en tres años (2014 a 2017).
Desde 2015, las cifras mostraron una nueva tendencia a la alza de los asesinatos en la población entre 12 y 29 años. La situación se pone peor si desglosamos la cifra y nos enfocamos a la violencia contra los hombres jóvenes: ahí el crecimiento fue de 70 por ciento. En el segmento de mujeres, el crecimiento fue de 43 por ciento.
La Red por los Derechos de la Infancia en México ha recabado cifras del Inegi, las ha desglosado, y afirma que en 2017 ocho de cada 10 asesinatos de menores se perpetraron con arma de fuego. Los registros de Instituto Mexicano de la Juventud (Imjuve) señalan que para ese año la tasa de mortalidad de jóvenes (12 a 29 años) más alta se registró en Colima, seguido de Baja California Sur, Guerrero, Chihuahua y Sinaloa.
Los estados más seguros por su tasa de homicidios juveniles son Yucatán, Campeche, Tlaxcala, Hidalgo y Coahuila. “El rango de edad de los homicidios en jóvenes que más tiene afectación es el de 20 a 25 años”, puntualiza Horacio Chavira, director de Salud, Equidad y Servicios a Jóvenes del Imjuve.
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