Decrecen flujos de migrantes de los márgenes del Suchiate
La ribera del río que marca el límite entre México y Guatemala se ve semidesierta. El panorama contrasta con los días en que por ahí cruzaban miles de migrantes, incluso en caravanas numerosas, en busca de llegar a la frontera norte y después a Estados Unidos.
A seis meses de la llegada de Donald Trump a la presidencia de ese país, sus políticas han impactado en toda la región. Ya no se ven migrantes; de vez en cuando pasa uno que otro, dijo Ofelia Pérez, vendedora de refrescos en los pocos locales que quedan en las márgenes del río Suchiate, pues muchos han cerrado por falta de compradores.
Las balsas, hechas de tablas y cámaras de llantas, que trasladan personas y mercancías entre México y Guatemala, también están vacías. Incluso han tenido que reducir su número y de balseros para ajustarse a la nueva normalidad.
Bajó todo el negocio. Ya sólo pasan los que quieren adquirir mercadería o los que vienen a trabajar aquí mismo en la frontera, señaló Pedro López, de 58 años, quien maneja estas embarcaciones.
El hombre, de origen guatemalteco, lleva dos décadas trabajando en esta zona y cuenta que nunca se había visto un panorama tan desolador.
Ese Trump vino a joderlo todo lanza, resignado, antes de recostarse en una banca de cemento bajo un árbol de almendra esperando a que llegue alguien que quiera cruzar a Guatemala.
El Instituto Nacional de Migración y la Guardia Nacional mantienen en la ribera del Suchiate un punto de inspección, y los agentes patrullan de vez en cuando.
Heyman Vázquez Medina, de la Pastoral de Movilidad Humana, de la iglesia católica, explicó que debido a que no hay migrantes, en mayo cerró el comedor que mantenía la parroquia Santiago Apóstol y donde se llegaron a servir hasta 500 platos de comida diarios en los momentos más álgidos.
Ahora pasan muy pocos, a veces como cuatro; a veces unos ocho al mes, aseguró el religioso, quien añadió que incluso han atendido a personas que van de regreso a sus países, algunos de los cuales lograron llegar a la frontera con Estados Unidos, pero al ver la extrema vigilancia abandonaron el sueño de ingresar.
Vázquez Medina sostuvo que los pocos indocumentados que siguen yendo al norte lo hacen con traficantes de personas, a través de rutas más estratégicas, como la vía marítima, a mayor costo y peores riesgos.
Según testimonios de migrantes y de presuntos coyotes, la tarifa para intentar cruzar a Estados Unidos subió de 10 mil a 15 mil dólares en los últimos meses.
El párroco considera que en los próximos años podrían regresar los flujos humanos que buscan una mejor vida, pues las condiciones de pobreza y violencia continuarán en sus países de origen, probablemente cuando termine la administración de Donald Trump.
Se va reactivar la migración, Trump no creo que gane otra elección, ya que él cuando salga va volver todo a la normalidad en esta área, apuntó.
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