El presidente Andrés Manuel López Obrador descartó el pronóstico de la calificadora internacional Moody’s Analytics en el sentido de que México entrará en recesión en 2023 y enfrentará una larga inflación.
“En México no (habrá recesión), no vamos a tener problemas, ya enfrentamos lo más difícil, lo más doloroso, el daño que causó la pandemia, y esto lo vamos a ir enfrentando, la inflación, buscando que no se pierda poder de compra, poder adquisitivo en las familias”, aseveró.
Interrogado en la conferencia matutina de este jueves sobre el pronóstico de la calificadora, el titular del Ejecutivo federal señaló que los modelos de medición internacional “van de la mano con la política neoliberal, pero están en franca decadencia. El modelo neoliberal está en crisis, en el mundo, basta ver cómo estamos a nivel mundial. Sí, afectó la pandemia, se cayó la economía como no había sucedido en 70 años; ahora con la guerra en Ucrania lo mismo, una inflación galopante en todo el mundo. Es una crisis de la política económica mundial, pero no quieren revisarla, se aferran a lo mismo”.
López Obrador subrayó que no se puede crecer económicamente como nación –que es a donde se limita el análisis de las calificadoras— con un desigual ingreso de la riqueza, y lo poco o mucho que se obtenga, debe ser distribuido con justicia, lo que representa la diferencia entre crecimiento y desarrollo.
“Si un potentado, si alguien aparece en la lista de Forbes de hace un año con 60 mil millones de dólares, y ahora tiene 80 mil millones de dólares, pues eso es parte del crecimiento, sí, nada más que es de uno. Entonces para nosotros lo más importante es la justicia, buscar que le vaya bien al de arriba, pero que también le vaya bien al de abajo. Y darle preferencia a los más necesitados”.
Indicó que durante la mayor crisis en la pandemia, los expertos y financieros del mundo pidieron a México que se endeudara, lo que fue rechazado por López Obrador pues descarta que las fórmula para salir de esa situación sea el endeudamiento y detener la economía.
“Si se dan cuenta en todos lados es la misma respuesta: hay inflación, sube las tasas de interés, para enfriar la economía, detén la economía. Pues sí, puede ser y ojalá que así se logre bajar la inflación, pero ¿y los efectos secundarios? ¿Qué significa parar la economía? Que no hay crecimiento, no hay empleos, no hay bienestar. ¿Y por qué no se toma en cuenta que la inflación también es resultado de la decadencia productiva, que no se produce? Que se les hizo muy cómodo comprar en el extranjero lo que se necesitaba y depender del extranjero, no producir lo que se consume en cada país, esas son decisiones estructurales, de fondo”.
Frente a la crisis global, el mandatario estimó que México, a diferencia de otras naciones, tiene al menos tres ventajas:
La primera es la cercanía con el mercado más importante del mundo, Estados Unidos y Canadá. “Nos permite que haya inversiones y empleos, ese es un factor, México está ahora considerado como uno de los países con más ventajas competitivas, comparativas, por eso, crece y crece la inversión extranjera, lo que llega de inversión foránea”.
Pero hay otros dos factores que para el tabasqueño son aún más relevantes y donde nuestro país “tiene más ventajas”.
Uno es, dijo, la honestidad. “La mayor riqueza de México es la honestidad de su pueblo, eso es importantísimo, porque, aunque haya una crisis, si hay honestidad, si no hay corrupción, podemos enfrentarla. Imagínense que con la pandemia no hubiésemos comprado la vacuna para todos, y vacunar a pobres y a ricos”.
El otro factor tiene que ver con la justicia. “Con darle más al que tiene menos. Esto antes se llamaba distribución de la riqueza y luego lo suavizaron llamándole distribución del ingreso, pero es justicia. No se trata sólo de medir el crecimiento, puede ser que no haya crecimiento con relación a lo que pasaba antes, pero se distribuye la riqueza con justicia, lo poco o mucho que se tiene. Y eso es fundamental, esa es la diferencia entre crecimiento y desarrollo”.
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