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Descubren mural azteca que insinúa negociación religiosa

Descubren mural azteca que insinúa negociación religiosa
Descubren mural azteca que insinúa negociación religiosa

Los símbolos indígenas que se encontraron pintados junto a motivos católicos en un convento de la década de 1550 cerca de la Ciudad de México dejan entrever que los sacerdotes españoles negociaron con los líderes indígenas en los primeros años posteriores a la conquista, dijeron expertas este viernes.

Desde hace tiempo la creencia popular ha sido que los españoles simplemente impusieron su religión y sistema de gobierno tras la derrota del imperio azteca en 1521.

Pero los pocos sacerdotes enviados a México enfrentaban la tarea monumental de convertir a cientos de miles de indígenas en poco tiempo. Eso podría haberlos obligado a tomar en cuenta las preferencias de los indígenas con el fin de poder completar su labor de evangelización.

Esta semana, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) anunció que se encontraron símbolos indígenas —como un tocado de plumas, un hacha y un escudo— bajo capas de revestimiento de cal en capillas al aire libre del convento ubicado en el poblado de Tepoztlán, a poca distancia al sur de la Ciudad de México.

Expertas en restauración han estado limpiando y estabilizando círculos rojos de poco más de un metro (3.2 pies) de diámetro en los muros. Ese tipo de círculos, rellenos de imágenes cristianas, pueden verse también en otras partes del convento.

Descubren mural en el en el atrio del exconvento de la Natividad en Tepoztlán, insinúan negociación post-conquista; la obra prehispánica data del siglo XVI, revela nueva información sobre los años siguientes a la derrota de los aztecas.

Descubren mural en el en el atrio del exconvento de la Natividad en Tepoztlán, insinúan negociación post-conquista; la obra prehispánica data del siglo XVI, revela nueva información sobre los años siguientes a la derrota de los aztecas.

Pero en las capillas al aire libre se encontraban aparejados con círculos similares, aunque con motivos indígenas. El significado de los símbolos prehispánicos aún está siendo estudiado y podría referirse a Tepoztécatl u otro dios indígena.

La restauradora Frida Mateos González, quien trabaja para el INAH, dijo que fue significativo que las pinturas halladas en dos muros de las capillas al aire libre mostraran la letra “M”, que representa a la Virgen María. En los muros opuestos, del mismo tamaño y a la misma altura, estaba un círculo con los símbolos prehispánicos.

“Algo está pasando (allí que deja entrever) una negociación horizontal, como decir: ‘¿en qué quedamos?’”, comentó Mateos González. “Habla de un espacio donde se llevan a cabo acuerdos y negociaciones”.

Dibujo a mano alzada sobre la foto del chimalli. Foto: y dibujo Frida Mateos

Dibujo a mano alzada sobre la foto del chimalli. Foto: y dibujo Frida Mateos

Los pueblos indígenas de México estaban acostumbrados a realizar ceremonias religiosas al aire libre, no en espacios cerrados como las iglesias. Para atraerlos, los sacerdotes construyeron capillas al aire libre: un pequeño vestíbulo con arcos para oficiar la misa, frente a un amplio patio rodeado por los cuatro muros del atrio del templo.

Las pinturas halladas esta semana se encontraban en tres estructuras más pequeñas conocidas como “capillas posas”, construidas en las cuatro esquinas del atrio. Se localizan frecuentemente en conjunto con las capillas abiertas, las “capillas posas” albergaban estatuas de santos utilizadas para efectuar procesiones y enseñar a los conversos. Una pila bautismal de piedra y una cruz también de piedra se encontraban en el atrio.

Limpieza mecánica con bisturí. Capilla 4. Valeria López Mancera, limpieza de escudo. Foto: José Morales.

Limpieza mecánica con bisturí. Capilla 4. Valeria López Mancera, limpieza de escudo. Foto: José Morales.

Aunque muchas personas han creído desde hace tiempo que de alguna forma los indígenas tenían miedo de ingresar a las iglesias, Mateos González dijo que las capillas al aire libre podrían haber sido simplemente un reflejo del deseo de los sacerdotes de trabajar lo más rápido posible en la conversión de los habitantes nativos.

Los espacios al aire libre, que tal vez contaban con algunos recintos de techo de paja, podían construirse con mucho mayor rapidez que las iglesias, las cuales con frecuencia requerían décadas para ser concluidas.

“Respondía a una urgencia de empezar a usar el espacio mientras construían la iglesia”, señaló.

Pintura mural vinculada al linaje de los tepoztecos del siglo XVI

Un equipo de restauración que, bajo la supervisión del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), institución de la Secretaría de Cultura del Gobierno de México, recupera las capillas posas del atrio del Templo y Exconvento de la Natividad, en Tepoztlán, Morelos, halló en los muros de tres de ellas una pintura mural del siglo XVI, la cual alude a un emblema de iconografía prehispánica, compuesto por los símbolos de un penacho, un hacha, un escudo o chimalli y una vara de flores.

Especialistas analizan si los atributos de la imagen se vinculan al dios patrono Tepoztécatl o a alguna otra deidad; más allá de eso, aseguran, se trata de un elemento histórico que puede conectar a la población actual de Tepoztlán con su ascendencia. Este descubrimiento abre la puerta a una forma distinta de entender, en el tiempo, las transformaciones de la sociedad tepozteca.

Esta revelación es resultado de los trabajos de restauración en el atrio del conjunto conventual, el cual forma parte de los “Primeros monasterios del siglo XVI en las laderas del Popocatépetl”, inscritos en la Lista del Patrimonio Mundial de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), los cuales son posibles gracias al acuerdo de cooperación entre la Secretaría de Cultura del Gobierno de México y el Ministerio de Asuntos Exteriores y de Comercio Exterior de Hungría, en materia del patrimonio cultural afectado por los sismos de septiembre de 2017.

La empresa mexicana José Morales ejecuta las tareas en los bienes muebles asociados a la edificación histórica, las cuales son supervisadas y coordinadas por personal del INAH, a través de la Coordinación Nacional de Conservación del Patrimonio Cultural (CNCPC) y del Centro INAH Morelos.

Vista general del chimalli en proceso de resane. Foto: Frida Mateos.

Vista general del chimalli en proceso de resane. Foto: Frida Mateos.

La coordinadora del proyecto de bienes muebles asociados, Frida Itzel Mateos González, indica que las tareas han abarcado aplanados históricos, pintura mural y piedras labradas y, en la actualidad, se restaura los correspondientes a las bardas atriales y arcos de acceso, las capillas posas 2, 3 y 4, la capilla abierta, la cruz atrial, la pila bautismal y la portada plateresca del Templo de la Natividad.

Para ello, se realiza una delicada limpieza mecánica con el uso de bisturíes, de manera que se trata de una tarea quirúrgica, e inyecciones de cal y arena para consolidar y resanar los aplanados pintados.

Escudo Mariano en proceso de resane. Foto: Frida Mateos.

Escudo Mariano en proceso de resane. Foto: Frida Mateos.

A pesar de los daños registrados por los sismos de hace un lustro, la capilla posa 4 fue develando el emblema prehispánico más nítido a las restauradoras María Regina Pierrelus Díaz de León, Katherine Salas Ramos y Valeria López Mancera, así como la artista visual Mónica Morales Zúñiga.

Las capas de cal que cubrían la pintura mural se retiraron luego de verificar, mediante observación microscópica, que no existían capas pictóricas posteriores. Lo que se veía a simple vista eran partes del círculo rojo que, inicialmente, supusieron debía contener los atributos hagiográficos marianos o de Jesucristo, pero no fue así.

El equipo narra que “conforme trabajábamos, fuimos descubriendo un círculo rojo bien conservado. Luego vimos unos triángulos, pensamos que correspondían a la corona o resplandor de la Virgen María, pero aparecieron las plumas de un penacho. Al centro vimos una greca roja bien definida al interior de un círculo, una vara con flores y un tepoztli (hacha), similar al del glifo de Tepoztlán. No se trataba de una representación cristiana, sino de un chimalli (escudo prehispánico)”.

Detalle de hacha en proceso de restauración. Foto: Frida Mateos.

Detalle de hacha en proceso de restauración. Foto: Frida Mateos.

El antiguo emblema descubierto en la capilla 4 se pintó a mano alzada con un rojo diluido, se rellenó con veladuras, y luego, se delineó con este mismo color. El círculo, de 11 centímetros de grosor y poco más de un metro de diámetro, encierra dichos símbolos prehispánicos, igualando en dimensiones al escudo mariano que también se pintó en el siglo XVI en las capillas posas.

La imagen, la cual se repite, menos nítida, en las capillas 2 y la 3, ha generado interrogantes en torno al porqué de la presencia de este emblema en un sitio tan importante e, incluso, al lado del anagrama de la Virgen María, y acerca de la relación de la cultura prehispánica con el culto cristiano, a pocos años de la invasión española.

Detalle de penacho. Foto: Frida Mateos.

Detalle de penacho. Foto: Frida Mateos.

En busca de comprender el significado de estos atributos, se ha constituido una investigación interdisciplinaria en la que participan las restauradoras Lucía de la Parra de la Lama y Frida Mateos González, los restauradores José Morales Zúñiga e Iván Reynoso Pérez, los museólogos Alejandro Sabido Sánchez Juárez y Víctor García Noxpango, la etnohistoriadora Marcela Tostado Gutiérrez y la arqueóloga Laura Ledesma Gallegos.

Con información de agencia AP

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