Lo que ya muchos sospechaban, un matrimonio por conveniencia, estaría llegando a su fin, un probable divorcio entre la «actriz» de Televisa Angélica Rivera y el actual presidente de México Enrique Peña Nieto, se «cocina» en Los Pinos, lo que conlleva al fin de la «telenovela» peor actuada de la historia.
De acuerdo a la versión del periodista Salvador García Soto en su columna de hoy en El
Universal, el mandatario Peña Nieto y su consorte, Angélica Rivera, iniciaron los trámites de divorcio para finalizar su fachada de matrimonio.
Fin del cuento de hadas en Los Pinos
El trámite oficializará la conclusión del cuento de hadas en Los Pinos, «una separación y distanciamiento que ya lleva tiempo», dice el periodista en su columna «Serpientes y Escaleras».
Así lo expone el columnista:
NOTAS INDISCRETAS… Con la mudanza ya avanzada en Los Pinos, también llega la noticia de que en la casa presidencial han comenzado formalmente los trámites de divorcio que
oficializarían una separación y distanciamiento que ya lleva tiempo. Así que con el fin
de sexenio también terminará el cuento de hadas…
El último Grito, pero no de la moda de ‘La Gaviota’
La última aparición de la pareja presidencial fue en el ceremonia del 15 de Septiembre del Grito de Independencia en Palacio Nacional, donde como en casi todas las ocasiones se habían visto muy «enamorados» y ella deslumbrando con su vestido a lo rojo patriótico.
Poco antes, dos episodios en la vida de la pareja trascendieron a la prensa. La primera, un viaje de Angélica Rivera con sus hijas en París. Y el segundo, cuando las hijas mayores de ambos se hicieron un tatuaje en la Residencia Oficial de Los Pinos. Ambos episodios fueron muy criticados en redes sociales.
Enrique Peña Nieto y Angélica Rivera se casaron en noviembre de 2010 en medio de la polémica, ya que ella oficialmente no estaba divorciada de acuerdo a la Iglesia Católica, sin embargo meros «tramites burocráticos» no impidieron el enlace del «par de tórtolos» para que en desbandada toda la plana mayor priísta y alguno que otro panista despistado acudiera a la «gorra».