Para Estados Unidos, en su lista de “fugitivos” aun aparece el narcotraficante Ernesto Fonseca Carrillo, Don Neto, quien el pasado 5 de abril obtuvo su libertad en México al compurgar una condena de 40 años de prisión por el asesinato el secuestro y homicidio del agente de la DEA, Enrique Kiki Camarena Salazar, y del piloto mexicano Alfredo Zavala Avelar, crímenes cometidos en 1985.
“Se busca por las siguientes presuntas violaciones federales: Secuestro y asesinato de un agente federal, Extorsión, Delitos violentos en apoyo de la extorsión, Conspiración para cometer delitos violentos en apoyo de la extorsión, Conspiración para secuestrar a un agente federal, Complicidad, Encubrimiento”, se lee en los registros de la DEA.
Don Neto, de 94 años de edad, es uno de los legendarios capos de la droga que Estados Unidos no ha podido juzgar por el asesinato de Kiki Camarena, caso que ese gobierno considera uno de los crímenes más graves cometidos contra uno de sus agentes federales y por el que se comprometió a llevar a la justicia a todos los responsables.
Lo anterior, pese a que Estados Unidos solicitó desde hace años a México la extradición de Fonseca Carrillo, pero ésta fue rechazada en 2015. En mayo de ese año, el entonces secretario de Relaciones Exteriores, José Antonio Meade Kuribreña se basó en la opinión de un juez federal para justificar que no procedía la extradición debido a que el capo no podía ser juzgado dos veces por el mismo delito.
En dicho crimen también fueron señalados Rafael Caro Quintero, cofundador del cártel Guadalajara, quien fue extraditado a Estados Unidos en febrero pasado, y Miguel Ángel Félix Gallardo El Jefe de Jefes, quien aún purga una pena de 37 años de prisión en México por el mismo caso.
De acuerdo con fuentes de seguridad federales, Don Neto cumplió su condena de 40 años el 5 de abril pasado, de los cuales los últimos los pasó en prisión domiciliaria en el fraccionamiento Hacienda Valle Escondido, en Atizapán, Estado de México, medida que le fue concedida desde 2016.
Antes de cumplir la condena, Fonseca Carrillo intentó acceder al beneficio de la libertad anticipada, al tramitar un amparo en noviembre del año pasado ante el titular del Juzgado Decimotercero de Distrito en Materia Penal en la Ciudad de México, Jesús Alberto Chávez. El narcotraficante argumentó que ya había cumplido la sentencia por haber trabajado mientras estuvo en prisión y le legislación establece que se compurga un día de condena por cada dos que haya trabajado.
Sin embargo, el juez federal se declaró incompetente para conocer del asunto y declinó competencia en favor del Tribunal Colegiado de Apelación en Materia Penal del Primer Circuito.
Infantes de Marina de Estados Unidos cargan el féretro de Enrique Camarena –agente de la DEA asesinado en México– después de que llegó a la Base Aeronaval Isla Norte, el 8 de marzo de 1985, en San Diego. (AP Foto/Lenny Ignelzi, archivo)
Fonseca Carrillo, quien todavía tiene pendiente un proceso en Estados Unidos por el asesinato del agente de la DEA Enrique “Kiki” Camarena, salió en libertad el 5 de abril tras purgar la sentencia, dijo a The Associated Press un agente federal, el cual habló a condición de guardar el anonimato porque no está autorizado a declarar en el caso.
La liberación de “Don Neto”, de 94 años, se da en medio de crecientes presiones del gobierno del presidente estadounidense Donald Trump sobre México para que intensifique el combate al tráfico de drogas hacia Estados Unidos, especialmente de fentanilo, que ocasiona miles de muertes al año por sobredosis.
Fonseca Carrillo fue uno de los fundadores del cártel de Guadalajara, conformado en la década de 1970. Tiempo después se dividió y de él surgió el cártel de Sinaloa, al que Washington designó recientemente organización terrorista junto con otros seis cárteles mexicanos.
El capo, tío del extinto narcotraficante Amado Carrillo Fuentes —conocido como “El Señor de los Cielos”—, fue apresado en abril de 1985 en la localidad turística de Puerto Vallarta, estado de Jalisco, por el homicidio de Camarena ocurrido ese año. En 2016 le fue concedida la prisión domiciliaria por tener 85 años y padecimientos de salud, y fue trasladado a una residencia del Estado de México, limítrofe con la capital mexicana.
Por el caso de Camarena también fue procesado el capo Rafael Caro Quintero, de 72 años, quien en febrero fue enviado a Estados Unidos junto con otros 28 exlíderes de cárteles mexicanos en una operación sin precedentes.
Con información de agencia AP