“¡Extasiante!” fue la totalidad del eclipse. Las miles de personas congregadas en el parque Ciudades Hermanas de esta ciudad tuvieron un viaje personal al contemplar los cuatro minutos el evento astronómico.
A las 11:07, hora local, inició la llamada totalidad y los gritos evidenciaron la emoción.
Algunos brincaban de felicidad, otros lloraban, unos más temblaron de las sensaciones que en ese momento brotaban. Cada quien, en su persona, vivió la propia experiencia.
Justos, referentes y experiencias de vida se conjugaron en cada individuo para sentir la experiencia, una que en el país no se repetirá sino hasta 2052.
Las bullas se extendieron por los más de cuatro minutos que duró la totalidad.
Cuando se alcanzó la alineación, el horizonte se iluminó, parecía un amanecer Justo en la alineación adyacente: la del cielo y el mar.
En la contraparte, en el cielo se oscureció totalmente y las aves volaron desconcertadas. En tanto que en medio de esa oscuridad aparecieron Mercurio y varías estrellas.
Al fin se la totalidad, la música de Banda no podía estar ausente: “el sinaloense” sonó en altos decibles y la gente se dispuso a bailar.
Muchos se besaron, se abrazaron, emocionados de testificar el eclipse. Otros se quedaron sin palabras, simplemente observando el cielo, sorprendidos ante semejante vista que tardará en atravesar de nuevo por nuestro país 28 años más.
Millones de espectadores a lo largo de un estrecho corredor que se extiende desde México hasta Estados Unidos y Canadá esperaron ansiosamente un espectáculo celestial este lunes —un eclipse total de Sol— pese a que los meteorólogos han pronosticado un cielo nublado.
Al parecer Vermont, Nueva Hampshire y Maine ofrecieron las mejores condiciones para presenciar el eclipse, así como en las provincias canadienses de Nuevo Brunswick y Terranova.
Prometía y cumplió siendo el mayor eclipse jamás visto en América del Norte, gracias a la trayectoria densamente poblada y al atractivo de más de cuatro minutos de oscuridad al mediodía en Texas y otros lugares. Casi todos en América del Norte tuvieron garantizado al menos un eclipse parcial, si el clima lo permitió. El espectáculo comenzó en el Pacífico poco antes del mediodía EDT y en su totalidad abarcó América del Norte.
En el Parque Estatal de las Cataratas del Niágara, los turistas llegaban bajo un cielo nublado con cochecitos para bebés, hieleras y sillas de jardín. Las autoridades del parque esperaban una gran multitud en el popular sitio con vista a las cataratas.
Un gran espectáculo al observar el crepúsculo resultante, en el que sólo es visible la atmósfera solar, o corona, que duró el tiempo suficiente como para que aves y otros animales guardaran silencio, y para atisbar planetas, estrellas e incluso un cometa.
Esa oscuridad duró hasta cuatro minutos y 28 segundos. Es casi el doble que en el eclipse que se vio de una costa a otra de Estados Unidos hace siete años, porque en esta ocasión la Luna está más cerca de la Tierra. Pasarán 21 años antes que Estados Unidos vuelva a ver otro eclipse total de Sol de esta escala.
El fenómeno, que duró cinco horas desde que la Luna empieza a cubrir el Sol hasta el final, comenzó en el Pacífico y se vio primero en tierra en Mazatlán, México, antes de seguir hacia Texas, Oklahoma, Arkansas y otros 12 estados en las regiones centro norte y atlántica central de Estados Unidos, Nueva Inglaterra, y después Canadá. Su última parada fue en Terranova, donde terminó el eclipse sobre el Atlántico Norte.
La sombra de la Luna tardará apenas una hora y 40 minutos en recorrer más de 6 mil 500 kilómetros (4 mil millas) del continente.
Durante un eclipse hace falta protección en los ojos, con filtros y gafas adecuadas, para mirar al Sol, salvo cuando se oculte por completo de la vista.
La ruta en la que se verá de forma total —que mide unos 185 km (115 millas)— incluye varias ciudades en esta ocasión, como Dallas, Indianápolis, Cleveland, Buffalo, Nueva York y Montreal. Se estima que unos 44 millones de personas viven en esa zona, y unos cientos de millones más a una distancia de 320 km (200 millas). Si a eso se añaden todos los cazadores de eclipses, astrónomos aficionados y simplemente curiosos, no es de extrañar que los hoteles y vuelos estén completos y las carreteras atascadas.
Hay expertos de la NASA y decenas de universidades desplegados por toda la ruta para lanzar cohetes de investigación y globos meteorológicos, así como para realizar experimentos. Los siete astronautas de la Estación Espacial Internacional también lo siguieron a 435 kilómetros (270 millas) de altitud.
Con información de agencia AP
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