En 2013, Rafael Caro Quintero solicitó al entonces presidente Enrique Peña Nieto interceder por él para obtener su libertad a través de una carta que le habría sido entregada por el ex gobernador de Jalisco, Jorge Aristóteles Sandoval.
Seis meses después, el capo sinaloense salió caminando del penal de Puente Grande.
Esto de acuerdo con Elizabeth Castro Cárdenas, directora operativa de la Industria Jalisciense de Rehabilitación Social, quien aseguró que ella entregó la carta de Caro Quintero al gobernador para que a su vez fuera enviada a Peña Nieto.
El entonces gobernador de Jalisco le confirmó la entrega de la carta al titular del Ejecutivo 15 días después, de acuerdo con lo expresado por ella en entrevista para Milenio.
“Señor presidente de la República, Enrique Peña Nieto: Yo, Rafael Caro Quintero, llevo 28 años y no recuerdo cuántos días y meses privado de mi libertad por estos delitos, los cuales ya pagué. Le pido que me dé mí libertad”, exponía la carta que llevaba la firma y huella de Caro Quintero.
“Ya pagué lo que me están diciendo que le debo a la justicia y ahora le toca a la justicia hacerme justicia y le pido que me apoye mi liberación (sic), porque es más lo que se dice de mí que la realidad”. escribió Caro Quintero, de acuerdo con la funcionaria.
Castro Cárdenas aseguró que durante los 28 años de prisión de Caro Quintero lo vio llorar en tres ocasiones: “Cuando conoció a Diana y después de que eran marido y mujer lloró; me pidió después que si le podía conseguir un cirio y una bendición papal, mi mamá fue al Vaticano y le trajo una bendición papal, un cirio y lloró muchísimo ese día; y la tercera vez que lo vi llorar ‘como Magdalena’ fue cuando le dije que su carta ya estaba entregada al Presidente”.
Milenio consultó con funcionarios de primer nivel de la administración de Aristóteles Sandoval, quienes confirmaron la existencia de tal documento.
Elizabeth Castro explicó que cuando Caro Quintero fue liberado, ella era directora del Instituto Jalisciense de Rehabilitación Social, aunque a lo largo de su carrera se ha desempeñado en otras áreas en la administración pública del estado.
—¿Qué te comentó el entonces gobernador de Jalisco ante tal petición?—
—“Me dice Jorge Aristóteles Sandoval, que en paz descanse: ‘Sí, Eli, claro que sí, con mucho gusto. Yo te coordino para que esa carta llegué a manos de él si tú me la das a mí’. Yo le saqué una copia a esa carta, se la entrego a Aristóteles Sandoval y después, como unos 15 o 20 días después, me dice: ‘ya se la entregué al señor Presidente’”.
“El señor Presidente de la República, en ese momento Enrique Peña Nieto, no sé qué haría, y Aristóteles ya no está para platicarte qué hizo, pero a los seis meses salió libre Rafael Caro Quintero. Ese es un tema que jamás se lo había mencionado a nadie.
—Rafael Caro Quintero te entregó una carta con un mensaje al entonces presidente Enrique Peña Nieto, en el cual le pide que lo deje salir. ¿Cómo fue la entrega, quién te ayudó?
—“A él lo dejan salir libre, pero antes de dejarlo salir me dio una carta a mí, yo se la entregue a Aristóteles Sandoval, que en paz descanse, donde decía: ‘Señor presidente de la República Enrique Peña Nieto: Yo, Rafael Caro Quintero, llevo 28 años y no recuerdo cuántos días y meses privado de mi libertad por estos delitos, los cuales ya pagué, le pido que me dé mi libertad’. Le puso su firma y su huella”.
Funcionaria estatal y ‘cupido’
Elizabeth Castro Cárdenas trabaja desde hace 29 años en el gobierno de Jalisco.
Su labor como servidora pública le abrió las puertas de la amistad con Rafael Caro Quintero y Miguel Ángel Félix Gallardo, ambos ex líderes del cártel de Guadalajara.
Incluso presumió de haber sido el contacto para que Caro Quintero conociera a su actual esposa, Diana Espinoza.
La historia de amor inició el 21 de abril de 2010, luego de que Diana, quien en ese momento estaba privada de su libertad en el reclusorio femenil de Puente Grande, ganó el certamen de belleza de Fiestas de Octubre. Al día siguiente Caro Quintero la vio en la televisión. Fue amor a primera vista.
—¿Cómo enamoró Diana a Caro Quintero?—
—“Llegué corriendo a decirle: ‘En el reclusorio preventivo está don Rafael, te vio en la televisión, se desmayó y dijo qué estás hermosa, qué si aceptas que se hablen’”.
Caro Quintero le había dicho: “La reina está preciosa. Yo he estado muy solo, no tengo un amor, ¿no le podrá decir sí yo le puedo hablar? ¡Ojo! De locutorio a locutorio”, porque Diana Espinosa estaba en el reclusorio femenil y él estaba en el preventivo. “Entonces yo le dije con mucho gusto yo le digo”, recordó Castro Cárdenas.
—¿Cómo fue el primer contacto, cómo le dijiste a Diana que la quería conocer?—
—“Me acuerdo que vino Mika, una muchacha que siempre fue muy cercana a Diana, muy compañera de Diana y yo le dejé un papelito a Mika y le dije ‘dáselo a Diana y dile que la veo el próximo martes, y le das el papelito’ que decía: ‘querida Mika, en el reclusorio preventivo te quieren conocer’, no le puse más sólo te quieren conocer, entonces le digo ‘te quieren conocer’ y ella me pregunta ‘¿quién?’ y yo le contesto ‘don Rafa’”.
Diana Espinoza fue coronada en medio de un baile amenizado por La Banda Cuisillos y el cantante Pancho Barraza, y donde el jurado fue integrado por diversas personalidades, entre ellas el actual entrenador del equipo de Los Tigres, de la Universidad de Nuevo León, Miguel El Piojo Herrera.
La primera cita de la pareja se dio semanas después en un locutorio, en una breve charla ambos descubrieron su afición por la lectura.
Caro Quintero era un devorador de libros. Durante los 28 años que permaneció en prisión leyó al menos medio millar de ejemplares, mientras que Espinoza encontró en los poemas de Octavio Paz la inspiración para escribir sus memorias tras las rejas, aseguró la funcionaria.
Con el pasó de los días, ambos formalizaron una relación y Caro Quintero solicitó un permiso el cual le fue concedido para visitar a su novia.
—Dicen qué una afición de Rafael Caro Quintero fue la lectura…—
—“Una pared entera estaba llena de libros y cada vez que yo llegaba estaba leyendo, entonces, eso le dio apertura y le preguntabas de algún tema y te lo respondía porque los libros te llevan a eso, él me decía, ‘anduve por Asia’ y yo ‘¿Cómo?’ ‘Claro, mira el libro que estoy leyendo’. Él anduvo en el mundo gracias a la lectura”.
Poco antes de salir de prisión, Caro Quintero regaló todos sus libros al reclusorio de Puente Grande, lo cual ayudó a la conformación de la única biblioteca que hay en el complejo carcelario.
Castro también presumió sus vínculos con celebridades del mundo de la música como los cantantes Christian Nodal, Espinoza Paz y Poncho Lizárraga, líder de la banda El Recodo, y hasta con Los Tigres del Norte.
Con deportistas y actores, dice haber aparecido en el libro de Emma y las otras señoras del narco, de Anabel Hernández, pero también tiene fuertes nexos con políticos y empresarios jaliscienses que le han ayudado en diversas labores altruistas, entre las cuales se pueden mencionar donaciones en especie a los reclusorios estatales y trasplantes de órganos a internos de Puente Grande.
Consideró que los 28 años que Rafael Caro Quintero pasó tras las rejas lo convirtieron en un hombre sensible.
Castro narró que ella fue testigo de los quebrantos emocionales del hombre, quien aseguró al momento de su detención no estar arrepentido de nada. Se convirtió en un hombre de fe, que rompió en llanto al ver una fotografía del papa.
—¿Alguna vez Caro Quintero sucumbió tras las rejas, alguna vez lo viste llorar o arrepentirse de sus acciones?—
—“Sí, cuando conoció a Diana y después de que eran marido y mujer lloró; después me pidió que si le podía conseguir un cirio y una bendición papal y mi mamá fue al Vaticano, le trajo una bendición papal y un cirio y lloró muchísimo ese día; y la tercera vez que lo vi llorar ‘como Magdalena’ fue cuando le dije que su carta ya estaba entregada al Presidente”.
Según Castro, lo que más le dolió a Caro Quintero fue la reputación negativa creada ante los ojos de la sociedad, quien de acuerdo con él, fue fomentada más por leyendas urbanas.
—¿De qué se arrepintió Caro Quintero?—
“Lo único que siempre me dijo fue que estaba arrepentido de muchas cosas, pero sobre todo de cómo lo veían, su imagen pública eso era lo que a él le pesaba, lo que a él le dolía porque no todo lo que se decía era real”.
De acuerdo con Ely Castro, su nombre artístico, en todo momento Caro Quintero negó haber asesinado al ex agente de la DEA, Enrique Kiki Camarena, y ser adicto a las drogas.
En una ocasión el narcotraficante habló con varios internos sobre la violencia con la que operan los grupos criminales, relató Castro.
—¿Qué opinaba él de la violencia con la que operan los grupos criminales?—
—“Algo que sí me dijo es que eran otros tiempos, lo que sí me dijo es que antes se respetaba a la familia, antes la familia era intocable, había otros valores, eran otros tiempos en lo que lo primordial era la familia sobre todas las cosas.
“Él siempre me dijo: ‘Elizabeth, esto era por sobre todo la familia, después de la familia era la sociedad, no se tocaba a la sociedad y eran guerras entre nosotros. Yo podía estar molesto contigo y tú conmigo, pero no había más’”.
Aseguró que uno de esos mitos, según Rafael Caro Quintero, fue el supuesto ofrecimiento de pagar la deuda externa a cambio de que las autoridades lo dejaran trabajar.
Hay algo que Elizabeth Castro guarda como un tesoro, el libro de Emma y Las Otras Señoras del Narco que le regaló y dedicó Miguel Ángel Félix Gallardo: “Con cariño para mi amiga Ely, el hombre que supo en vida que la historia lo recordaría”, señala la dedicatoria firmada en la primera hoja del libro.
Con información de https://www.milenio.com/policia/aristoteles-sandoval-intercedio-2013-caro-quintero-pena
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