Los mandatarios de Chihuahua y Coahuila, María Eugenia Campos y Miguel Ángel Riquelme, firmaron ayer con el gobernador de Texas, Greg Abbott, un compromiso de colaboración binacional para combatir el tráfico de drogas y de migrantes, con lo que cesarán las inspecciones a camiones de carga que retrasaron el tránsito hacia territorio estadounidense esta semana y causaron pérdidas millonarias.
El miércoles Abbott también llegó a un acuerdo con el gobernador de Nuevo León, Samuel García; sin embargo, sigue sin ser una revocación total de la medida de inspección que decretó el 6 de abril como parte de su actual disputa con el gobierno de Joe Biden por el flujo de inmigrantes y drogas.
Las prolongadas inspecciones adicionales en otros puntos de los mil 900 kilómetros de frontera seguirán, asegura Abbott, hasta que se concreten acuerdos similares con otros estados mexicanos.
El gobierno de Texas eliminó las restricciones para revisar a detalle los tráileres que transportan productos desde México a través de los cruces de Piedras Negras y Acuña, en abono a la relación económica que tiene con Coahuila.
En un encuentro en el Capitolio, sede del gobierno tejano, Riquelme y Abbott firmaron un acuerdo que incluye cláusulas para incentivar la economía y también para fortalecer la seguridad fronteriza, detener el tráfico de personas y las operaciones del crimen organizado.
Abbott consideró que la propuesta de colaboración en cuanto a seguridad de Chihuahua era “el mejor plan de seguridad fronteriza que he visto de cualquier gobernador de México”, y aseguró que los puentes internacionales entre Chihuahua y Texas “volverán a la normalidad de inmediato, y los funcionarios de Chihuahua trabajarán” para reducir la migración indocumentada.
Agregó que en tanto “Chihuahua detalla un plan para asegurar la frontera, el Departamento de Seguridad Pública de Texas puede volver a su estrategia de búsquedas aleatorias (de indocumentados y estupefacientes en vehículos de carga) con efecto inmediato”.
Las propuestas de seguridad fronteriza de Campos implican trasladar la sede de la Secretaría de Seguridad Pública estatal de la capital de Chihuahua a Ciudad Juárez.
Con el acuerdo entre los dos gobiernos se ordenó la apertura inmediata de los puentes internacionales entre Ciudad Juárez y El Paso, lo que agilizó el tráfico de vehículos de carga, que todavía ayer por la mañana implicaba filas que duraron al menos 12 horas, en condiciones que choferes de tráileres llamaron “inhumanas”, pues no contaban con servicios sanitarios ni agua para beber.
Aunque parece el fin de las exhaustivas inspecciones, Abbott afirma que seguirá enviando a los migrantes en autobús a Washington, en lo que asegura que es un mensaje para el presidente Biden.
“Si no va a venir a la frontera, le llevaremos la frontera”, declaró.
El comisionado del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas de EU, Chris Magnus, dijo ayer que Abbott estaba trasladando migrantes sin la “coordinación adecuada” con el gobierno federal.
Con su política de revisiones minuciosas, el republicano Abbott busca presionar a la administración federal estadunidense para que se mantenga cerrada la frontera de su país a los centroamericanos que solicitan asilo, y posicionarse contra la decisión de terminar con la deportación automática de migrantes bajo la ley de salud pública conocida como Título 42.
Con información de agencia AP
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