Autoridades federales y del estado de Chihuahua identificaron como uno de los autores materiales del homicidio de los sacerdotes jesuitas Javier Campos y Joaquín Mora a José Noriel Portillo Gil, El Chueco, jefe de una célula de sicarios y traficantes de droga al servicio de Los Salazar, un grupo delictivo que forma parte del cártel de Sinaloa.
Los Salazar es uno de los grupos que controlan el tráfico de drogas en la sierra de esa entidad, e integrantes de esa organización fueron quienes perpetraron el asesinato de la corresponsal de La Jornada, Miroslava Breach, el 23 de marzo de 2017 en la capital del estado.
Información gubernamental refiere que Portillo Gil controla varias regiones de Chihuahua y que existe una orden de aprehensión en su contra por el secuestro y homicidio del profesor Patrik Braxton Andrews, de origen estadunidense, quien fue privado de la libertad cuando viajaba por las Barrancas del Cobre y la Sierra Tarahumara en octubre de 2018.
De acuerdo con informes de inteligencia, en el grupo de sicarios de El Chueco participan algunos de sus familiares.
Su organización es responsable del tráfico, recolección y distribución de drogas hacia la zona occidente de la entidad, y Noriel Portillo Gil es considerado uno de los principales generadores de violencia en la sierra chihuahuense. Opera en los poblados de Tubares, Mesa de Arturo, Cieneguita de Trejo, Bahuichivo, Cerocahui y San Rafael y la cabecera municipal de Urique.
Según reportes de autoridades locales, la fiscalía estatal ya integra la carpeta de investigación por el crimen de los sacerdotes jesuitas a fin de obtener la correspondiente orden de captura.
Coordinación de fuerzas federales y estatales
Tras condenar el asesinato de los jesuitas, el gabinete de Seguridad Nacional y la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC) informaron que trabajaran de manera coordinada con las autoridades de esa entidad para detener a los homicidas.
Asimismo, la institución que encabeza Rosa Icela Rodríguez señaló: “Ya está identificado el responsable y se continúa con la investigación para dar con su paradero y no permitir la impunidad”.
La SSPC indicó que “por instrucciones del presidente Andrés Manuel López Obrador, desde el primer momento se estableció comunicación con las autoridades locales para acordar la coordinación y apoyo que permitan el esclarecimiento del caso”.
“Sacerdote identificó al asesino de jesuitas”
Por su parte, el Presidente Andrés Manuel López Obrador reveló la mañana de este miércoles que fue un sacerdote el que identificó al presunto asesino de dos jesuitas y un guía de turistas en Urique, Chihuahua. Además, informó que el sujeto señalado tiene una orden de aprehensión en su contra desde el 2018 por el homicidio de un turista estadounidense.
“Este delincuente señalado como el responsable de los asesinatos, porque incluso hasta identificado por uno de los sacerdotes, también está acusado, con orden de aprehensión desde el 2018, porque asesinó a un turista estadounidense”, dijo durante su conferencia de prensa matutina.
López Obrador reiteró que ya se tiene identificado al presunto homicida, por lo que van a continuar las investigaciones. “También está haciendo lo que le corresponde el Gobierno de Chihuahua, pero dimos la instrucción, aunque se trata de un asunto del fuero común, de enviar a elementos de la Secretaría de la Defensa”, anunció.
Desde Palacio Nacional, destacó que lo más importante es hallar los cuerpos de las víctimas, los cuales fueron sustraídos por personas armadas. “Ya se ha avanzado en la investigación y detener a los responsables. El caso lo lleva la Fiscalía del estado de Chihuahua, el proceso judicial, pero lo que nos importa ahora es encontrar los cuerpos y detener a los responsables”.
De acuerdo con el reporte más reciente del Jefe del Ejecutivo federal, dos religiosos y un civil fueron asesinados el lunes pasado al interior de un templo, y todavía permanecen “dos personas desaparecidas, entre ellas, una señora, la esposa de una de las víctimas”.
“Se está haciendo una investigación. Hay ya elementos de la Secretaría de la Defensa Nacional que actuaron de inmediato. Hay una búsqueda”, insistió frente a los medios de comunicación.
Sin embargo, el político tabasqueño fue cuestionado por más detalles del caso. “Se habla de cuatro o seis, incluidos los tres que se consideran que fueron asesinados”, comentó respecto a la cifra de personas que son buscadas.
“Había una niña, parece, y la liberaron. Vamos a esperar la investigación porque si no, no se ayuda, no se da la información adecuada. Estamos trabajando allá. Está la Secretaría de la Defensa y hay elementos suficientes del Gobierno federal. Vamos a tener resultados”, confió.
Asimismo, el Presidente de México aprovechó para recordar que, según una versión, todo ocurrió cuando iban a ejecutar a una persona y ya grave, salieron los sacerdotes, “se supone que para evitar que lo remataran, que lo mataran, y los asesinaron a los dos. La misma persona, de acuerdo al testimonio de otro sacerdote”.
“Ahora lo que queremos es encontrar los cuerpos. También a las personas que se considera que pueden estar con vida, que no fueron asesinadas, y detener a los responsables. Eso es lo primero”, recalcó.
Más adelante, el mandatario señaló que aún no se tiene una explicación del porqué se llevaron los cuerpos de las tres personas asesinadas en la iglesia de Chihuahua, pero subrayó que ya se pidió “que si se tienen los elementos, la Fiscalía de Chihuahua o la Fiscalía General puedan sacar ya una ficha para la búsqueda de los responsables, que ayuden en este asunto”.
Por otra parte, envió sus “condolencias a la Compañía de Jesús, a los jesuitas de México y el mundo por estos lamentables hechos sucedidos en la Sierra Tarahumara, en Chihuahua, en el municipio de Urique”.
“Vamos a seguir informando sobre este lamentable hecho. Esa zona de la sierra ha estado desde hace bastante tiempo muy infiltrada, penetrada, dominada por la delincuencia. Para tener los antecedentes, en esa zona se han cometido crímenes como lo sucedido en la estación Creel en 2008, que un comando irrumpió en una reunión y asesinaron a 13 personas. Y lo mismo en toda la región. Entonces sí es una zona que está dominada por esta banda, por este grupo y se está haciendo pues el trabajo que nos corresponde”, sostuvo.
Finalmente, Andrés Manuel López Obrador consideró que este nuevo hecho de violencia en la sierra de Chihuahua, “que duele tanto, no surgió ahora”, ya que “viene de tiempo atrás, cuando existía un contubernio completo entre las autoridades y la delincuencia”.
“¿O el señor este acaba de empezar su carrera delictiva? No y seguramente fue tolerado. Esto lo saben bien los jesuitas y lo saben muy bien los que viven en Urique y los que viven en Chínipas y en Creel”, concluyó.
El asesinato de los jesuitas
Dos sacerdotes jesuitas fueron asesinados en un templo del norte de México y sus cuerpos fueron sustraídos junto al de otra víctima por personas armadas, informaron ayer el Gobierno y la congregación religiosa.
La remota comunidad de Cerocahui, en el municipio Urique, en el estado de Chihuahua, se vio estremecida el lunes tras el asesinato de los jesuitas mexicanos Javier Campos Morales y Joaquín Mora Salazar, así como de un guía turístico en el templo de la parroquia Francisco Javier. Las muertes coincidieron con la desaparición de cuatro personas, entre ellos una mujer y un menor, en esa misma localidad.
Aún afectado por las muertes, Toño Gallardo de Morales, primo de Campos Morales, dijo a The Associated Press que el sacerdote “nunca tuvo miedo” a pesar de vivir en una región dominada por grupos delictivos dedicados al tráfico de drogas.
“Él estaba consciente de lo que implicaba vivir en condiciones difíciles… pero siempre lo enfrentó con mucho valor, con confianza y mucha fe”, agregó.
Campos Morales, quien era conocido como “El Gallo” por su afición a los gallos, era oriundo de la capital mexicana, pero luego se trasladó a la ciudad norteña de Monterrey, donde pasó su niñez y adolescencia.
Desde una iglesia capitalina donde se realizó la noche del martes una misa en memoria de los dos sacerdotes, Gallardo indicó que su primo nunca quiso abandonar la Sierra de Tarahumara a pesar de la inseguridad porque “estaba muy comprometido” con los habitantes. “Él pidió a su comunidad (jesuita) que lo designaran para trabajar allá con la gente”.
Hombres armados detuvieron poco después de la 1 de la tarde del lunes al guía turístico de Cerocahui, identificado como Pedro Eliodoro P.G., quien fue llevado hasta un templo de la comunidad, donde fue asesinado junto con los dos sacerdotes, dijo el Gobierno del estado.
De acuerdo con el relato que ofreció un jesuita sobreviviente, Campos Morales y Mora Salazar le exigieron al presunto delincuente detener el ataque en la iglesia y minutos después fueron todos ejecutados de varios disparos. Los atacantes se llevaron los cuerpos a pesar de las súplicas del sacerdote sobreviviente, quien pidió que los dejaran en el lugar, informó la oficina de prensa de la Compañía de Jesús en México.
Campos Morales, de 79 años, y Mora Salazar, de 80, tenían más de cinco décadas en la Compañía de Jesús. Los dos jesuitas eran parte del equipo de religiosos y laicos que están en la Sierra de Tarahumara, donde realizaban trabajo social y pastoral desde hace varias décadas, el cual incluía fortalecer la cultura de la comunidad indígena tarahumara y la preservación del medio ambiente.
La Compañía de Jesús demandó a las autoridades adopten medidas inmediatas para asegurar la vida de los religiosos de la comunidad de Cerocahui que, aseguraron, enfrenta “condiciones de violencia y olvido” de parte del Estado. Cinco jesuitas permanecen cinco en la región.
Las autoridades estatales indicaron que el lunes, presuntos agresores también detuvieron a dos hombres identificados como Paul Osvaldo B. y Armado B., una mujer y menor, quienes según la prensa local fueron sacados de un hotel de Cerocahui y aún permanecen desaparecidos.
La gobernadora de Chihuahua, María Eugenia Campos, dijo el martes que se desplegó un fuerte operativo conjunto en la zona para localizar a los responsables de los hechos. En las operaciones de búsqueda participa agentes estatales de investigación, elementos de la Secretaría de Seguridad Pública estatal, la Guardia Nacional y el Ejército, quienes realizan patrullajes en los poblados y caminos vecinales de la zona.
Al condenar los hechos, el representante en México del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Guillermo Fernández-Maldonado, dijo en un comunicado que “el asesinato de estos dos reconocidos sacerdotes nos recuerda la situación de violencia extrema y vulnerabilidad que enfrentan las comunidades de la Sierra Tarahumara en Chihuahua”.
Fernández-Maldonado instó a las autoridades a desarrollar una investigación “efectiva y exhaustiva” de los asesinatos “considerando todas las líneas de investigación relevantes e identificando a los autores materiales e intelectuales”, y brindar a la comunidad de Cerocahui y de la sierra “medidas de protección inmediatas, efectivas y concertadas con las mismas comunidades” tomando en cuenta que están en zonas aisladas y con fuerte presencia indígena.
La violencia ha plagado las montañas de la Sierra Tarahumara durante años. La región escarpada y cubierta de pinos es hogar del grupo indígena del mismo nombre. Cerocahui está cerca de un punto donde el estado de Chihuahua se encuentra con Sonora y Sinaloa, una importante región productora de drogas.
El Centro Católico Multimedial informó en su página web que con las muertes de Campos Morales y Mora Salazar ya suman siete los sacerdotes asesinados en lo que va del sexenio del Presidente Andrés Manuel López Obrador, que se inició en 2018, lo que coloca a México como uno de los países más peligrosos para el ejercicio sacerdotal.
El padre José Guadalupe Rivas, que dirigía una casa de migrantes, fue reportado desaparecido a mediados del mes pasado y días después fue localizado muerto en el municipio norteño de Tecate, en el estado de Baja California, informó el centro.
El año pasado, un sacerdote franciscano murió cuando quedó atrapado en medio del fuego cruzado de cárteles rivales en una carretera entre los límites de los estados de Durango y Zacatecas. Otro fue asesinado en el estado central de Morelos y otro más en el estado de Guanajuato ese año.
En 2019 un cura fue asesinado a puñaladas en la ciudad fronteriza de Matamoros, en el estado de Tamaulipas.
Con información de agencia AP
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