Don Rafa, Rafa, RCQ, 28, El Canoso, Cesar, R1, El Crespo, The Old Man, los alias con que la DEA busca a Rafael Caro Quintero; la aprehensión de su sobrino Ismael Quintero Arellanes, estrecha el cerco contra el “Viejo”, dice oficialmente el gobierno estadounidense.
El viernes 7 de febrero por la tarde, el Departamento de Estado de Estados Unidos emitió una petición a la Secretaría de Relaciones Exteriores en México (SRE) para solicitar la extradición de Ismael Quintero Arellanes a ese país.
Inmediatamente después de hacerse la petición, el Departamento de Justicia de Estados Unidos (USDOJ), desclasificó —de manera parcial—, un par de expedientes que tenían casi cinco años sellados a los ojos del público; el primero contra Quintero Arellanes “El Fierro”, y junto con él los fiscales acusaban a Rafael Caro Quintero, a quien la DEA y el FBI señalan como su principal objetivo.
Pero había un segundo expediente dentro del sistema judicial, al que pocos habrían prestado atención, y que tenía por título USA vs The Old Man, traducido literalmente como “Estados Unidos contra el Viejo”, y en donde, tras analizarse el documento, pudo constatarse que el Viejo, a quien se referían era Caro Quintero.
En el súper expediente contra Rafael Caro Quintero, que es el término legal que Estados Unidos utiliza para este tipo de casos, los fiscales señalan a ese narcotraficante como el líder indiscutible de una red poderosa que cada año envía toneladas de heroína, metanfetaminas y mariguana a Nueva York, además de tener una impresionante red que mueve por diversos medios varias toneladas de cocaína desde Sudamérica, hacen escala en México y van con destino a Estados Unidos.
“Tenemos esa información, y el arresto de Ismael Quintero es una prueba de que los muros para aprehender a (Rafael) Caro Quintero, se están cerrando, y que tarde o temprano vamos a dar con él”, dijo en un comunicado Ray Donovan, agente especial a cargo de la investigación contra Caro Quintero.
Ciertamente el arresto de Quintero Arellanes representa un fuerte golpe a la red arriba mencionada, pues la DEA por fin dio con quien dicen es el colaborador más cercano a Rafael Caro Quintero, y con quien trabajaba desde su liberación, el 9 de agosto de 2013, cuando un Tribunal Colegiado de Guadalajara ordenó su libertad por considerar que fue juzgado indebidamente por el crimen de Enrique “Kiki” Camarena.
La liberación fue mal vista por el gobierno de Estados Unidos y de inmediato se ordenó su recaptura, pero aunque la DEA y el gobierno de México tienen rato tratando de aprehenderlo, no han podido ponerle las manos encima.
Y mientras la búsqueda sigue, el capo sigue afirmando que está retirado, y que “sólo quiere que lo dejen en paz”; no obstante, la DEA y los fiscales del caso insisten que “don Rafa”, como lo conocen en la sierra, está más activo que nunca y al frente de una de las redes más poderosas que tiene el cártel de Sinaloa; incluso aseguran, hay testigos protegidos que tienen arreglos con el gobierno de Estados Unidos que están dispuestos a testificar contra él.
El expediente especial, o “superseding“, como lo llama el USDOJ, rotulado con número 15-208-(S-2) (FB), se refiere a Caro Quintero con una decena de alias, que incluyen los sobrenombres de Don Rafa, Rafa, RCQ, César, R1, El Crespo, The Old Man, entre otros.
El documento afirma que Caro Quintero tiene dirigiendo su organización criminal desde 1980, es decir, que aún desde la prisión el Viejo seguía enviando droga a Estados Unidos, y que se habría valido de corromper a las autoridades mexicanas y de otros países en su afán de hacer llegar su mercancía a diferentes partes del vecino país del norte.
“Esa actividad le generó cientos de millones de dólares, que eran enviados a México por diferentes vías, para posteriormente ser lavados por empresas que pertenecían a su familia y amigos, dinero que a su vez era utilizado para darle protección a él, para lo cual debían de involucrarse en actos violentos para lograr la meta de la organización”, se lee en la página 2 y 3 del expediente, que aunque está limitado, consta de 14 hojas.
Añade: Los líderes de la organización de Caro Quintero, contrataban y entrenaban sicarios, que a su vez cometían numerosos actos de violencia, incluyendo ejecuciones, intimidación, asalto, secuestro y tortura de diversa índole.
Según el documento, la meta de toda la violencia ejercida por su gente tenía por objeto promover el prestigio, reputación y posición de Rafael Caro Quintero, así como preservar el poder y proteger el territorio controlado por él, pero además asegurar que él y sus asociados no fueran arrestados, pues cuando ellos sentían que alguien pudiera estar en la mira, “silenciaban” a posibles testigos que otorgarían información a autoridades de gobierno.
Toda esa información, dada a través de testigos protegidos de su región que colaboran para el gobierno de Estados Unidos, dio como consecuencia la acusación en el expediente que lo señala como el principal organizador, supervisor, coordinador y cabeza del tráfico de estupefacientes que llegaron a envenenar a miles de personas en Estados Unidos desde 1980 a la fecha.
Entre las drogas que los fiscales señalan que Caro Quintero traficó a Estados Unidos, destacan mil kilos de mariguana, que hizo llegar de febrero de 2015 a la fecha en que se preparó el expediente, el 12 de abril de 2018.
Pero según la DEA, la mariguana no fue la única droga que el capo de la Noria, Badiraguato, traficó, sino también se encargó de dirigir cargas por 500 kilogramos de cocaína, y aquí —según agrega el documento—, Estados Unidos lo procesaría no sólo por hacer llegar la droga a Estados Unidos, sino por haberla movido fuera de su territorio en México y Sudamérica, para lo cual se valdría de un principio internacional conocido como Jurisdicción Extraterritorial.
De hecho, las acusaciones se valen nuevamente de este principio de ley para también acusarlo por tráfico y distribución de al menos 5 kilos de metanfetaminas y de heroína en territorio estadounidense.
Pero por si el tráfico de droga no fuera suficiente para encontrarlo culpable, el expediente también acusa a Caro Quintero por el homicidio de un número no determinado de personas que perdieron la vida a causa de sus actividades ilícitas, que tuvo como consecuencia asesinatos “intencionados e inintencionados”, de una o más personas, según se lee en la página ocho del expediente.
Por último, Estados Unidos acusa a Caro Quintero de portación ilegal de arma de fuego, para cometer delitos relacionados con el tráfico de drogas.
El arresto de Quintero Arellanes sería la punta de lanza para dar con él, y un prisionero que el sistema de justicia de Estados Unidos utilizaría para que testifique contra él, y confirme todos los delitos de los que se le acusa.
Personas consultadas para esta nota señalaron que el señor se volverá “ojo de hormiga”, pues tras el arresto del Fierro, Caro Quintero y la gente que lo protege cambió de teléfonos celulares, radios, ubicación, y hasta punteros, por temor a que el detenido ya haya dado la línea directa de “Don Rafa”.
“Siempre que arrestan a uno de los grandes, su jefe y su gente más allegada cambia de número y de teléfono, y de lugar, porque si no les caen en caliente”, dijo una persona que se mueve en ese ambiente y que accedió a hablar con este reportero a cambio del anonimato.
De ser arrestado, Estados Unidos haría un trámite inmediato para extraditar a Caro Quintero, aunque el propio capo ha dicho que, de verse en una situación de sentirse perdido, él mismo se quitaría la vida pues “a su edad no piensa volver a prisión”, según comentarios de personas que se han visto con él.
“Yo lo conocí en cuanto salió en 2013; dijo que ya no regresa (a la cárcel), y que antes que se lo lleven, él mismo se pega un tiro”, señaló otra persona, también cercana al capo.
Los intentos por aprehenderlo han sido reales; un grupo de marinos liderados por agentes de la DEA, arribaron a los poblados de La Noria, Las Juntas, Babunica y Bamopa buscando al capo en helicópteros Black Hawk.
El capo habría alcanzado a salir de su escondrijo segundos antes que irrumpieran los marinos, y descalzo se fue corriendo entre el monte.
“Dicen que no alcanzó ni a ponerse los huaraches, y el viejo se echó a la carrera descalzo, entre el monte y las espinas y todo”, comentó una vecina de Babunica, días después de aquel operativo.
La gente dijo que había elementos de la DEA en el operativo, y aunque sitiaron la zona durante varias semanas, al final no pudieron atraparlo.
En aquel entonces los marinos dijeron que se lo llevarían “vivo o muerto”. Al final no se lo llevaron ni de una ni de otra manera.
Con información de agencia DPA
También te puede interesar: A Caro Quintero no lo perdona EU; van por élAbrir en nueva pestaña de buscador
Esta web usa cookies.