El presidente Andrés Manuel López Obrador reveló que el gobierno de Estados Unidos intervino en el operativo en el que elementos de la Secretaría de Marina (Semar) abatieron en 2009 al capo Arturo Beltrán Leyva, El Barbas, en Cuernavaca, Morelos.
Durante su conferencia matutina en Palacio Nacional de este viernes, el jefe del Ejecutivo dio a conocer un fragmento de su más reciente libro —titulado Gracias y que saldrá a la venta la próxima semana— en el que hace referencia al operativo en el que se asesinó al narcotraficante y la injerencia de Washington en ese episodio, lo que fue confirmado por el propio embajador estadunidense en México en ese entonces, Carlos Pascual.
Al dar a conocer esa parte de la obra, el mandatario recordó que tras el operativo conjunto entre la Semar y elementos de las agencias de Estados Unidos (en el sexenio de Felipe Calderón), el diplomático de ese país se mostró “eufórico y sin recato” al hacer declaraciones al respecto:
“La operación de detención de Arturo Beltrán Leyva comenzó aproximadamente una semana antes de su muerte, cuando la embajada transmitió información detallada sobre su localización a la Semar. La unidad Semar ha recibido una amplia capacitación por el Comando Norte en los últimos años”.
El tabasqueño señaló que el embajador planteó que el éxito de la operación contra Beltrán Leyva se suma a “la agresiva” actuación de la Semar en Monterrey contra las fuerzas de Los Zetas, y destacaba “su papel emergente como actor clave” en la lucha contra el narcotráfico.
“La Semar está bien equipada, bien entrenada, y ha demostrado de ser capaz de responder rápidamente a la inteligencia procesable. Su éxito pone a la Sedena a la difícil situación de explicar por qué se ha mostrado reacia a actuar sobre la base de una buena información de inteligencia para llevar a cabo operaciones de objetivos de alto nivel”.
El 26 de enero de 2010, el mandatario mexicano dijo que siendo opositor hizo una recomendación al embajador Pascual por el caso Beltrán Leyva, a través de sus redes sociales: “Recomendaría con todo respeto al embajador de Estados Unidos, Carlos Pascual, que no abuse de la evidente y lamentable debilidad de Calderón”.
En otro mensaje López Obrador también planteó: “No está bien que el embajador haga juicios sumarios, ni señalamientos sobre el Ejército mexicano. Cooperación si, intervencionismo no”.
“Por favor, sean serios”
Por otra parte, López Obrador revela en su nuevo libro ¡Gracias! (Planeta, 2023) que unos meses antes de las elecciones de 2018 las élites de poder en México estaban tan desesperadas por su crecimiento en las encuestas, que visitaron a Enrique Peña Nieto para proponerle, primero, que el comediante Eugenio Derbez fuera el candidato presidencial común del Partido Acción Nacional (PAN) y Revolucionario Institucional (PRI), lo que significaba bajar del proceso a Ricardo Anaya Cortés y a José Antonio Meade Curibreña. El entonces Presidente les respondió:
–Señores, por favor, sean serios.
El libro del Presidente López Obrador ha empezado a circular. SinEmbargo tiene una copia, proporcionada por su editorial. Consta de 20 capítulos que, se antoja, es la más grande biografía de sí mismo y de su entorno escrita por el político tabasqueño antes de su retiro. Son 555 páginas considerando los apéndices.
López Obrador ya había revelado que las élites ofrecieron esa posición, la candidatura presidencial, al empresario mexicano de origen libanés Carlos Slim Helú, quien en las elecciones presidenciales pasadas tenía 78 años. Slim es el decimoprimer individuo más rico del mundo y, con mucho, el más acaudalado de México y América Latina. Sus propiedades se calculan en más de cien mil millones de dólares, poco más del seis por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) del país. Ingeniero por la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), se considera amigo del Presidente López Obrador.
“En el 2006, el PRI le ayudó al PAN en el fraude [que llevó a la Presidencia a Felipe Calderón Hinojosa]. En el 2012, el PAN le ayudó al PRI, al grado de que [Vicente] Fox, del PAN, votó por [Enrique] Peña, no por [Josefina] Vázquez Mota, la candidata del PAN”, dijo el Presidente de México hace el martes pasado. “En la elección del 18, buscaban algo parecido, pero no se presentaron afortunadamente las condiciones. No se pusieron de acuerdo. Entonces van de nuevo a decir: ‘Bueno, ya no Ricardo Anaya, [José Antonio] Meade’. Y no. Pues empiezan entre ellos a buscar con quién enfrentaban y ahí les va la nota: invitan a Carlos Slim para ser candidato con la propuesta de que ellos buscaban que declinaran Meade y Anaya. Y Carlos Slim les dice: ‘No. Yo estoy dedicado a otras cosas’. Y no aceptó. No se pierdan el próximo libro”, agregó.
En su nuevo libro, agrega detalles:
“Unos meses antes de las elecciones, como manteníamos una amplia ventaja en las encuestas, el grupo oligárquico, en su desesperación, volvió a visitar a Peña para decirle que contaban con sondeos según los cuales me ganaría el comediante Eugenio Derbez; una de mis gargantas profundas me contó que Peña respondió: ‘Señores, por favor, sean serios’. También supe que intentaron convencer a Carlos Slim para participar como candidato único del PRIAN, ofreciéndole la declinación de Meade y Anaya; la veracidad de esta propuesta me la confirmó el propio Slim, quien no aceptó el desafío argumentando que él tenía otro oficio. Era y sigue siendo un hombre de negocios y, por cierto, nada tonto”.
López Obrador revela que el empresario mexicano-libanés dudó. “Por esos días, sin embargo, Slim trastabilló, porque en un acto armado para defender la construcción del aeropuerto en el lago de Texcoco dijo que yo estaba equivocado al no aceptar que se trataba de un buen negocio; con mucho respeto le contesté, que, si así pensaba, que invirtiera él, porque nosotros considerábamos que era buen negocio para políticos corruptos, constructores y desarrolladores inmobiliarios, pero mal negocio para la Hacienda pública y para los intereses de la mayoría del pueblo de México”.
“También por entonces se habló de otra reunión del grupo oligárquico con el Presidente en la que le fueron a decir que Anaya declinaría en beneficio de Meade; sin embargo, al parecer el Presidente Peña tampoco vio con entusiasmo esa iniciativa. Hay muchas otras versiones al respecto; se dice que quienes les abrían la puerta de Los Pinos eran Aurelio Nuño, Alejandro Quintero y Miguel Osorio Chong: este último se valía del yerno de Sim, Arturo Elías, que buscaba ser candidato a la gubernatura del Estado de México”, cuenta López Obrador.
“A esta comedia de traiciones solo agrego que, aun siento Videgaray el más cercano cómplice de Ricardo Anaya, fue el encargado, por órdenes de Peña, de investigar las propiedades de Anaya, hasta comprobarle que había comprado a precios muy bajos y con influyentismo unos terrenos en Querétaro en los que luego construyó unas bodegas en sociedad con su suegro. Ténganse en cuenta que, como sostuvo en el debate, Anaya convirtió en su principal spot de campaña el el dicho de que si ganaba la elección presidencial su primer acto de Gobierno sería el de meter a la cárcel a Peña por corrupto”, sostiene.
Las otras reuniones
Las reuniones de la élite en la elección 2018 fueron constantes. Y varias donde estuvo el Presidente Enrique Peña. López Obrador cuenta “Operación Berlín”, a cargo del intelectual Enrique Krauze, que buscaba hundir su imagen con guerra sucia como la de 2006. El Presidente narra en su libro:
“Al comienzo de la campaña, el bloque de empresarios vinculados al régimen que participaron en el fraude electoral de 2006 contra nosotros, confiados en su prepotencia, nos ignoraron pensando que fracasaríamos de nuevo; es más, estaban distanciados de Peña, pues aunque impulsaban las llamadas reformas estructurales y habían ambicionado la privatización del sector energético y de la educación, no les gustó la llamada reforma fiscal; sobre todo, la eliminación del régimen de consolidación fiscal que le permitía a los grandes corporativos evadir el pago de los impuestos; tampoco les convino el aumento de hasta 35 por ciento del Impuesto Sobre la Renta, el retiro del privilegio de no pagar impuestos en operaciones realizadas en la Bolsa de Valores y el pago de contribuciones por la extracción de minerales. Aunque, como ya vimos, mantenían el privilegio fiscal de la condonación de impuestos —que en los hechos les permitía no contribuir en nada a la Hacienda pública— se sintieron traicionados por Peña, les salió la arrogancia y el conservadurismo extremo, y empezaron a golpearlo en sus medios de manipulación como el periódico Reforma y en sus redes sociales, al extremo de convertirlo en el payaso de las cachetadas; al mismo tiempo, veían con buenos ojos la candidatura de Ricardo Anaya, postulado por el PAN y otros partidos paleros. Ese ninguneo a Peña les costó bastante, y más temprano que tarde, se les empezó a revertir”.
López Obrador agrega: “Cuando era evidente nuestro crecimiento, estos potentados comenzaron a preocuparse y decidieron actuar para tratar de frenarnos. Tengo información de alguna de sus reuniones. Recuerdo de una que llevaron a cabo en mayo de 2018 en Punta Mita, en la costa de Nayarit, en el hotel Four Seasons, propiedad de Fernando Senderos, a la cual asistió como expositor un empresario de Venezuela llamado Lorenzo Mendoza para hablar sobre el chavismo, socio de su homólogo mexicano, Juan Gallardo Corona, quien fue hospedado en la casa de Alejandro Ramírez Magaña, el dueño de la cadena de Cinépolis, y en ese entonces, presidente del Consejo Mexicano de Negocios”.
Las élites mexicanas –intelectuales, medios, la cúpula empresarial– le propusieron a Carlos Slim Helú la candidatura presidencial de 2018 y les dijo que no.
Es curioso, dice, “pero en la reunión, el empresario venezolano dijo a los asistentes que no veía paralelismo entre la actuación del finado Presidente Chávez y lo que yo pudiera representar. Claudio X. González padre le replicó molesto y reiteró la cantaleta de que yo era un peligro para ellos y para el país; creo que al final esto último fue lo que prevaleció y comenzaron con la guerra sucia; en ese entonces financiaron un sistema de ataques, llamado ‘Pejeleaks’, que incluía escuchas telefónicas a mis familiares y allegados; volantes difamatorios, cartas y circulares en las que buscaban coaccionar el voto de los trabajadores. Por entonces produjeron también una serie sobre el populismo con cuatro capítulos; uno, sobre los orígenes y males del populismo; otro, con la aparición de Stalin y Hitler como populistas; el tercero, con Fidel Castro y Hugo Chávez; y, por último, el dirigido a mi persona; con entrevistas a Cuauhtémoc Cárdenas, Lorenzo Meyer, entre otros, en contra mía, sacadas de contexto”.
“En ese entonces, ni Televisa ni Azteca ni los productores o difusores de series en el extranjero aceptaron transmitir dicho bodrio, aun cuando ofrecían 80 millones de pesos. Es muy probable que en esta perversa estrategia haya participado Carlos Salinas, Claudio X. González, Liébano Sáenz, Héctor Aguilar Camín, Eduardo Medina Mora y un personaje siniestro de nombre Alejandro Quintero que había trabajado en Televisa, destacadamente, en el posicionamiento mediático de Peña, pero se había distanciado de los directivos de esa empresa, porque cobraba por fuera o recibía moches no ingresados ni, obviamente, reportados. En vísperas de las elecciones de 2018, Krauze fue señalado como el cerebro de la lamada Operación Berlín, una estrategia mediática y electoral realizada entre 2017…”, dice el Presidente en su libro.
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