Esposado y custodiado por agentes de la Guardia Nacional (GN) llegó el ex gobernador Mario Marín Torres a su casa en Puebla, la madrugada de este miércoles, para enfrentar en arraigo domiciliario el proceso penal en su contra por el delito de tortura contra la periodista Lydia Cacho Ribeiro.
El ex mandatario salió a la medianoche del penal de El Altiplano, en el estado de México, en donde permanecía recluido desde enero de 2023.
Videos captaron el momento en el que el político integrante del Partido Revolucionario Institucional (PRI) llegó a su casa de la ciudad de Puebla, después de que no se tenía certeza sobre sí se encontraba en el inmueble o no.
Marín Torres permanecerá en su vivienda sin poder salir de la misma según lo dictó la jueza Segunda de Quintana Roo, Angélica del Carmen Ortuño, el pasado sábado, al cambiar las medidas cautelares que mantenían al político en prisión.
Las nuevas condiciones establecen que el ex mandatario deberá portar todo el tiempo un brazalete mediante el que la Unidad de Supervisión de Medidas Cautelares vigilará que no salga de su casa; asimismo, al priísta le fue asegurado su pasaporte y su visa pues no tiene permitido salir del país, y al mismo tiempo se emitió una alerta a las autoridades migratorias.
Las imágenes muestran al ex gobernador, quien usaba una playera azul, a bordo de una unidad de la Guardia Nacional, en la que agentes lo custodiaban.
Según se observa en los videos, Marín lucía con un semblante tranquilo mientras seguía las instrucciones del personal de la corporación.
Durante la mañana de este martes pudo observarse poca actividad afuera de la vivienda, como el ingreso de un vehículo proveedor de señal de televisión por cable.
Informa AMLO liberación de Mario Marín
Por su parte, el presidente Andrés Manuel López Obrador informó que el exgobernador de Puebla, Mario Marín, arribó a su domicilio en la madrugada de este miércoles a las 4:00 horas, tras haber dejado el Penal del Altiplano a las 23:30 horas del martes acompañado por elementos de la Guardia Nacional, para continuar su proceso judicial.
Mario Marín enfrenta cargos por tortura y detención ilegal en contra de la periodista Lydia Cacho, quien denunció los vínculos del entonces gobernador de Puebla con una red de pornografía infantil vinculada al empresario Jean Thouma Hanna Succar Kuri, y quien falleció hace dos meses, el pasado 14 de junio del presente año en un hospital de Cancún.
El pasado 10 de agosto, la jueza de distrito Angélica del Carmen Ortuño determinó que los delitos de los que se le acusa “no ameritan prisión preventiva”, y cambió la medida cautelar a arresto domiciliario, en la que llevará un brazalete electrónico las 24 horas, no podrá abandonar el estado de Puebla, se le ha retirado el pasaporte, deberá firmar periódicamente en el juzgado y dio una fianza de 100 mil pesos.
De acuerdo con la jueza: “se considera que puede conducirse el señor Marín dentro de este procedimiento y que no existe un riesgo de fuga. Además, que se ha prohibido tener contacto con la víctima o con los testigos, también se ha prohibido la salida del país y se estableció la garantía económica”.
La llamada entre Mario Marín y Kamel Nacif
—Quiúbole, Kamel.
—Mi góber precioso.
—Mi héroe, chingao.
—No, tú eres el héroe de esta película, papá.
—Pues ya ayer le acabé de darle un pinche coscorrón a esta vieja cabrona (Lydia Cacho). Le dije que aquí en Puebla se respeta la ley y no hay impunidad y quien comete un delito se llama delincuente. Y que no se quiera hacer la víctima y no quiera estar aprovechando para hacerse publicidad. Ya le mandé un mensaje, a ver cómo nos contesta. Pero es que nos ha estado jode y jode, así que se lleve su coscorrón y que aprendan otros y otras.
—Ya sé, y es que estos cabrones siguen sacando mamadas y mamadas. Pero yo hice una declaración. Fui a la televisión.
—Ah, qué bueno. ¿Allá en México o acá en Puebla?
—Aquí, pero dijeron que la iban a mandar allá. Salió aquí. Y yo en el <i>Milenio</i> le dije, si lo quieres leer, le dije, pus al señor gobernador no le tembló la mano.
—Ni nos tiembla ni nos temblará.
—Pinche bola de ratas. ¿Qué han hecho? Qué asquerosidad es esto, ¿eh?
—No, se sienten Dios en el poder.
—Así es. Yo te hablé para darte las gracias. Sé que te metí en un problema pero…
—No’mbre, a mí me gustan esos temas. Coincido contigo en que, jijos de la chingada, en esos temas… digo… no somos santos, desde luego, pero si alguien tiene pruebas que las presente. Y si no que se calle la boca.
—Oye, pero en algo tan vergonzoso, mi distinguido. Porque es vergonzoso.
—Así es.
—Y yo para darte las gracias te tengo aquí una botella bellísima de un coñac que no sé adónde te la mando.
—Pues a Casa Puebla.
—Yo te la quería dar personalmente, pero estás todo ocupado.
—Mándamela a Casa Aguayo, para echármela.
—¿Te la vas a echar? Pues entonces te voy a mandar dos, no una.
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