Ciudad de México.- El Plan Nacional de Desarrollo publicado el día de hoy, reitera lo dicho por el Presidente Andrés Manuel López Obrador desde que resultó ganador de las elecciones del pasado 1 de julio.
Con mucha similitud de lo que el Presidente dice en sus conferencias matutinas, eventos y mítines, detalló los objetivos de su administración, en el documento se señala que en seis años se logrará tener en México una tasa de crecimiento de 6 por ciento, con un promedio sexenal de 4 por ciento.
“La economía deberá haber crecido para entonces más del doble que el crecimiento demográfico. De tal manera, en 2024 el país habrá alcanzado el objetivo de crear empleos suficientes para absorber la demanda de los jóvenes que se estén incorporando al mercado laboral. Los programas de creación de empleos y de becas para los jóvenes habrán surtido su efecto y el desempleo será mínimo; la nación contará con una fuerza laboral mejor capacitada y con un mayor grado de especialización. Ningún joven que desee cursar estudios de licenciatura se quedará fuera de la educación superior por falta de plazas en las universidades y ninguno estará condenado al desempleo, al subempleo o a la informalidad”, puede leerse en el documento.
En el mismo periodo de tiempo, agrega el documento, y luego de un periodo de 36 años de deterioro sostenido, los salarios habrán logrado en un sexenio una recuperación de cuando menos el 20 por ciento de su poder adquisitivo, el mercado interno se habrá fortalecido y habrá en el país una mejor distribución de la riqueza y del ingreso.
También que nadie padecerá hambre, la pobreza extrema habrá sido erradicada, no habrá individuos sin acceso a los servicios médicos o de medicinas y los adultos mayores recibirán pensiones justas.
En el PND se establece, no para final de sexenio sino para el 2021 que habrá autosuficiencia en maíz y frijol y tres años más tarde, en arroz, carne de res, cerdo, aves y huevos.
En conjunto, se logrará terminar con la migración de mexicanos al exterior, porque ya no habrá necesidades laborales, de inseguridad y de perspectivas.
En la sección de Economía, se plantea que se buscará detonar el crecimiento de la zona sur y sureste del país, que que relegada en años anteriores porque los gobernantes no la consideraban importante, lo que generó que la riqueza fluyera de abajo hacia arriba.
“El ejemplo más claro de lo anterior es el atraco que se cometió en el sexenio de Ernesto Zedillo con el Fondo Bancario de Protección al Ahorro (Fobaproa), que encubrió los desvíos y los desfalcos perpetrados por un grupo de banqueros, financieros y empresarios y transfirió la deuda resultante –que originalmente ascendía a 552 mil millones de pesos de 1997– al conjunto de la población. Por añadidura, muchos de los defraudadores iniciales, más otros, hicieron pingües negocios al comprar a precios irrisorios los activos adquiridos por el Estado. De esa manera, un puñado de integrantes del grupo político-empresarial multiplicaron sus fortunas de manera exponencial, en tanto que la gran mayoría de los mexicanos siguen pagando, año con año, una deuda que no deja de crecer: desde aquel impresentable rescate, el país ha pagado cerca de 700 mil millones de pesos y aún adeuda más de 900 mil millones. Mientras tanto, los bancos rescatados y adquiridos en su mayor parte por empresas financieras extranjeras han ganado decenas de miles de millones de dólares, buena parte de los cuales ha sido enviada a los países de origen de los poseedores”.
Se reiteró que no se no se recurrirá a endeudamiento para financiar los gastos del Estado ni para ningún otro propósito, tampoco se gastará más dinero del que ingrese a la hacienda pública y los recursos destinados a financiar los programas sociales provendrán de lo que se ahorre con el combate a la corrupción.
En cuanto a Petróleos Mexicanos (Pemex) y la Comisión Federal de Electricidad (CFE), se establece que volverán a operar como palancas del desarrollo nacional y que será prioritario rehabilitar las refinerías existentes, la construcción de una nueva refinería y la modernización de las instalaciones generadoras de electricidad propiedad del Estado, particularmente las hidroeléctricas.
Ambas empresas recibirán recursos extraordinarios para la modernización de sus respectivas infraestructuras y se revisará sus cargas fiscales.
Finalmente se mencionan las obras de infraestructura, que buscarán detonar la creación de empleo y la inversión: Construcción de caminos rurales, Cobertura de Internet para todo el país, Tren Maya, Programa para el Desarrollo del Istmo de Tehuantepec y su Corredor Multimodal Interoceánico y el Aeropuerto Internacional “Felipe Ángeles” en Santa Lucía.
Entre otros de los programas que menciona como ejes del crecimiento económico está la creación del Banco del Bienestar, el Programa Zona Libre de la Frontera Norte, la autosuficiencia alimentaria y rescate del campo, el Programa Producción para el Bienestar, el de apoyo a cafetaleros y cañeros del país, los créditos ganadero a la palabra, la distribución de fertilizantes químicos y biológicos y la creación del organismo Seguridad Alimentaria Mexicana (Segalmex).
En ninguno de los puntos se menciona algún tipo de lineamiento para seguir la ruta de avance o la manera en cómo se medirá el cumplimiento o no de los objetivos.
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