La presidenta, Claudia Sheinbaum Pardo, se pronunció porque el Congreso de Guerrero revise los días cívicos, después de que el gobierno del estado, rindió un homenaje al ex gobernador, Rubén Figueroa Figueroa, “una persona que se caracterizó por la represión al pueblo de Guerrero, entre otras cosas”.
Cuestionada en su mañanera sobre el tema, la mandataria contestó: “pregunté por qué había sido y me dicen que está en los días cívicos de Guerrero. Pero se conmemora a los héroes, a las heroínas, creo que sí tiene que revisar Guerrero si está en los días cívicos esta persona, porque se caracterizó por la represión al pueblo de Guerrero, entre otras cosas”.
Entonces, agregó, “sí es importante que el Congreso de Guerrero revise sus días cívicos”.
Rubén Figueroa, pieza clave en la Guerra Sucia
Rubén Figueroa Figueroa, exgobernador de Guerrero, fue homenajeado públicamente en el municipio de Huitzuco, del cual es originario, en conmemoración por el 117 aniversario de su natalicio. Este acto institucional generó una ola de indignación debido al papel que fungió en el periodo conocido como “Guerra Sucia”.
Rubén Figueroa nació el 9 de noviembre de 1908 y tras fungir como diputado al Congreso de la Unión por el Distrito 2 de Guerrero de 1964 a 1967 y senador de 1970 a 1974, alcanzó la gubernatura del estado por parte del Partido Revolucionario Institucional, cargo que ejerció entre 1975 y 1981.
Durante su gestión y en los años posteriores, se ha señalado que su gobierno participó de forma activa o permisiva en procesos de represión política en Guerrero, parte de lo que se conoce como la “guerra sucia”.

Micaela Cabañas, hija del guerrillero Lucio Cabañas, durante el reconocimiento público del Gobierno federal por los crímenes en contra de grupos guerrilleros.
El término “guerra sucia” se usa para describir un conjunto de acciones de seguridad del Estado y fuerzas de represión que operaron contra movimientos sociales, guerrillas, normalistas, opositores y comunidades campesinas en México, particularmente entre las décadas de 1960 y 1980. En Guerrero, este fenómeno fue especialmente cruento.
Bajo la gubernatura de Figueroa y en su entorno político, se han documentado una serie de hechos graves: desapariciones forzadas, ejecuciones extrajudiciales, detenciones arbitrarias y masivas, desplazamiento forzado de comunidades campesinas y uso de fuerzas militares y policiales para contener y reprimir el descontento social. Por ejemplo, en la sierra de Atoyac se señala que comunidades como Los Piloncillos y Río Chiquito fueron víctimas de masacres donde “todos los hombres mayores de 18 años” fueron eliminados.
En este contexto, se le atribuye a Figueroa el nombramiento de mandos policiales que serían operativos clave de esa represión estatal, como el mayor Arturo Acosta Chaparro, designado como jefe de la Policía Judicial estatal el 29 de octubre de 1976.

Micaela Cabañas Ayala.
Acosta Chaparro, junto con el general Mario Arturo Acosta Chaparro Escápite, fue señalado en múltiples informes de dirigir grupos de exterminio y vuelos de la muerte, en los que prisioneros eran arrojados al mar desde helicópteros del Ejército.
Uno de los episodios más graves de represión en Guerrero fue la ofensiva militar y policial en la región de Atoyac de Álvarez, en la Sierra de la Costa Grande. Este operativo formó parte del esfuerzo del Estado mexicano por eliminar los movimientos guerrilleros encabezados por Lucio Cabañas y Genaro Vázquez Rojas, así como para disuadir cualquier intento de reorganización de campesinos o estudiantes simpatizantes. Tras el secuestro de Rubén Figueroa en 1974 por parte del Partido de los Pobres, liderado por Cabañas, el gobierno federal y estatal emprendieron una respuesta militar sin precedentes en la historia moderna de Guerrero. Aunque Cabañas murió en combate en diciembre de ese mismo año, los operativos no se detuvieron. Cuando Figueroa asumió la gubernatura, consolidó una estrategia de “pacificación” basada en la militarización de la sierra y el control total de las comunidades rurales consideradas simpatizantes de la guerrilla.
Entre 1975 y 1978, miles de soldados, policías judiciales y elementos de la Dirección Federal de Seguridad (DFS) ocuparon los municipios de Atoyac, Coyuca de Benítez, Tecpan de Galeana, San Luis Acatlán y zonas serranas cercanas. De acuerdo con testimonios recabados por la Comisión de la Verdad del Estado de Guerrero (Comverdad) y organizaciones como el Centro de Derechos Humanos de la Montaña “Tlachinollan”, las acciones incluyeron: desapariciones forzadas, tortura y detenciones arbitrarias, ejecuciones extrajudiciales y desplazamiento forzado.

Micaela Cabañas Ayala en un abrazo fraterno con el expresidente Andrés Manuel López Obrador.
Los testimonios indican que, aunque las operaciones eran coordinadas con el Ejército mexicano y la DFS, el gobierno estatal de Figueroa Figueroa tenía conocimiento y participación directa.
En 2012, la Comisión de la Verdad del Estado de Guerrero concluyó que el gobierno de Rubén Figueroa Figueroa fue responsable político y administrativo de graves violaciones a derechos humanos, incluyendo desapariciones forzadas, ejecuciones y tortura sistemática.
A pesar de ello, nunca se abrieron procesos judiciales en su contra ni en contra de los principales mandos de su administración. Los sobrevivientes y familiares de las víctimas siguen exigiendo justicia y la apertura de archivos militares y estatales.

Micaela Cabañas Ayala.
“No honraron a mi papá, pero sí a su asesino”
En una entrevista con el programa “Los Periodistas”, en YouTube del canal SinEmbargo Al Aire, Micaela Cabañas acusó al Gobierno de Guerrero de traicionar la memoria de las luchas sociales al honrar a Rubén Figueroa Figueroa, un hombre que persiguió y asesinó a miles de guerrerenses, incluido a su padre, el histórico guerrillero Lucio Cabañas.
Micaela Cabañas, hija del maestro rural y guerrillero Lucio Cabañas Barrientos, calificó como una “burla hacia las víctimas” el homenaje que el gobierno de Guerrero, encabezado por la morenista Evelyn Salgado, rindió a Rubén Figueroa Figueroa, uno de los responsables de la persecución y asesinato de su padre, ocurrido en diciembre de 1974.
“Es una burla hacia las víctimas, es una burla a quienes hemos padecido ese gobierno. Me da asco decir su nombre, no me atrevo ni a pronunciarlo. Es una falta de respeto a todas las víctimas y sobrevivientes que vivimos y padecimos todo lo que él nos generó en el estado de Guerrero”, expresó Micaela Cabañas en entrevista con “Los Periodistas”, programa que se transmite a través del canal de YouTube de SinEmbargo Al Aire.
Cabañas lamentó que un gobierno que se dice de izquierda y que se asume como heredero de las luchas sociales rinda tributo a quienes fueron verdugos del pueblo guerrerense.
“Yo no puedo aplaudir al gobierno que hoy representa a la izquierda y puedo generar un reclamo muy legítimo: están muy mal informados, no conocen la historia del estado que representan y gobiernan. Es doloroso que ellos estén liderando el estado. Esos funcionarios deben ser destituidos”, afirmó.
Rubén Figueroa Figueroa, conocido como el “Tigre de Huitzuco”, fue gobernador de Guerrero entre el 1 de abril de 1975 y el 31 de marzo de 1981. Su nombre está ligado a una de las etapas más oscuras en la historia del estado: la Guerra Sucia. Durante su mandato, se le atribuyen asesinatos, desapariciones forzadas y la persecución de campesinos, activistas y militantes de las guerrillas del Partido de los Pobres, encabezada por Lucio Cabañas Barrientos, y de la Asociación Cívica Nacional Revolucionaria, dirigida por Genaro Vázquez Rojas.
A pesar de ese historial, el Gobierno de Guerrero y el Ayuntamiento de Huitzuco, ambos de Morena, rindieron el domingo pasado un homenaje al exgobernador priista por el 117 aniversario de su natalicio. El acto, realizado en un preescolar que lleva su nombre, contó con la presencia del delegado de Gobierno en la región Norte, Rodolfo Jesús Martínez Méndez —en representación de la Gobernadora Evelyn Salgado Pineda—, y del director de Educación municipal, Horacio Astudillo Barrios, en representación del Alcalde morenista Eder Nájera Nájera. En el presidium estuvo también su hijo, Rubén Figueroa Alcocer, exgobernador y acusado de masacres como las de Aguas Blancas y El Charco.
El homenaje oficial desató una ola de indignación entre familiares de víctimas de la represión y sobrevivientes de la Guerra Sucia
Al respecto, la hija del histórico dirigente del Partido de los Pobres consideró que el homenaje a Rubén Figueroa Figueroa refleja “ignorancia y falta de sensibilidad histórica” por parte de quienes organizaron el acto oficial.
“Fue una grave equivocación de la persona que dirige las actividades cívicas. No se trata de conmemorar por conmemorar. El desconocimiento y la ignorancia les ganó. Yo solo puedo exigir justicia, lo que siempre hemos exigido las víctimas, y esto no forma parte de la justicia: conmemorar a asesinos, genocidas. No puede ser, estamos indignados”, señaló.
Micaela Cabañas recordó que en 2024, cuando se cumplieron 50 años de la muerte de su padre, solicitó formalmente al Gobierno de Guerrero que se le rindiera un homenaje cívico en su comunidad, pero la petición fue rechazada por la gobernadora Evelyn Salgado.
“El año pasado pedí muy encarecidamente que se le diera un homenaje, pero el día 2, justo cuando iba a empezar la marcha y el evento, el encargado de las actividades cívicas me dijo: ‘hermana, no se pudo, la gobernadora no autorizó’”, relató.
La activista reprochó además que, tras la polémica desatada el pasado 9 de noviembre por la conmemoración al responsable del operativo militar que acabó con la vida de su padre, ninguna autoridad haya ofrecido disculpas hasta el momento.
“Muchos murieron, muchos somos víctimas de esa persona y no damos crédito a lo que sucedió. Lo peor de todo es que a quien le corresponde dar una disculpa, no ha salido a dar la cara. Queremos que dé la cara”, insistió.
“Me enoja y me entristece que muchos tuvieron que morir para que hoy quienes se dicen herederos de las luchas sociales nos den una puñalada por la espalda”, concluyó.
