Para la Casa Blanca es un asunto cerrado la acusación de la Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA) en el sentido de que líderes de cárteles del narcotráfico habrían entregado 2 millones de dólares a la primera campaña presidencial de Andrés Manuel López Obrador en 2006.
Esta conclusión fue informada por la directora de Seguridad Transfronteriza del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Elizabeth Sherwood, al propio mandatario mexicano durante la reunión privada que tuvieron ayer en Palacio Nacional, en el contexto de los encuentros bilaterales de alto nivel en materia de migración y seguridad, donde la emisaria del gobierno de Joe Biden comentó que en las indagatorias no se encontró ningún delito y se trata más bien de un tema electoral.
A preguntas de los comunicadores sobre los reportes periodísticos que se difundieron la semana pasada respecto al supuesto financiamiento del crimen organizado a la campaña en 2006 de López Obrador, la canciller mexicana, Alicia Bárcena, señaló que no es un tema de disculpa y está cerrado para ambos países.
En la reunión privada que sostuvimos entre el presidente Andrés Manuel López Obrador y la señora Liz Sherwood, (ella) le dijo al Presidente que éste es un tema cerrado para ellos, es un tema que ocurrió en 2006 y todas las investigaciones que hicieron en Estados Unidos fueron cerradas, sin haber encontrado ningún tipo de delito ni consecuencia de ello. Así que es una investigación que en realidad es antigua, que un periodista (Tim Golden) recoge de no sé, de reportajes de la DEA, pero antiguos.
Ayer, como parte de las habituales negociaciones bilaterales para revisar la situación de seguridad, drogas y tráfico de armas, una delegación de alto nivel de Washington se reunió con el Ejecutivo mexicano e integrantes de su gabinete de seguridad, en reuniones por más de cuatro horas.
Al informar sobre el encuentro que en su momento estuvo en riesgo de no efectuarse ante la inconformidad de López Obrador por las filtraciones de la DEA, Bárcena dijo que la reunión fue muy positiva para identificar dónde se pueden reforzar las acciones de colaboración para abordar el tema migratorio con una perspectiva regional, no sólo entre México y Estados Unidos, sino realmente mirar de dónde proviene la migración más fuerte que está llegando a ambos países y ver cómo abordamos las causas estructurales de raíz de la migración.
Otros dos temas que se tocaron en el cónclave fueron el combate al tráfico de fentanilo y otras drogas químicas –hoy habrá una reunión trilateral a la que se suma Canadá para tratar ese punto–, y el contrabando de armas hacia México, lo que es fundamental para la administración de López Obrador.
El diálogo también tuvo lugar en un momento clave de la coyuntura estadunidense, pues se espera que pronto se anuncie un pacto negociado por un grupo de senadores republicanos y demócratas que endurecería drásticamente la política migratoria de Estados Unidos, con el que Biden está de acuerdo y hasta analiza cerrar la frontera ante un posible colapso.
La relevancia que otorga Biden al tema migratorio con México se reflejó en la llamada telefónica que tuvo con López Obrador el sábado para allanar las objeciones del mexicano al encuentro.
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