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Tamaliza, un tributo al sol, celebración prehispánica

Tamaliza, un tributo al sol, celebración prehispánica
Tamaliza, un tributo al sol, celebración prehispánica

Mañana, 2 de febrero, celebramos en México el Día de la Candelaria con una tradicional tamaliza, un rito ancestral de comer tamales que tiene sus orígenes en una antigua celebración prehispánica en honor al Sol.

Después de partir la Rosca de Reyes, que es otra de nuestras añejas tradiciones en México, ya que quienes encontraron el llamado “muñequito”, que no es otra cosa que la representación del “niño dios”, “Jesús” quien fue honrado por los tres reyes de oriente, escondiendo la figura del “pequeño” en un pedazo de pan.

Así, quien tuvo la fortuna de encontrar al “muñequito”, será el padrino de la compra tamales para toda la familia, o en su caso en el trabajo. Esta costumbre tiene sus raíces en la época precolombina, con una celebración mítica de los aztecas en honor al sol.

Según cuenta Fray Bernardino de Sahagún en sus crónicas, registradas en la Historia General de las cosas de Nueva España, antes de la Conquista de México, el 12 de febrero estaba dedicado a celebrar el nacimiento del sol, de acuerdo al calendario festivo de los aztecas.

Como la vida de los mexicas estaba regida por la agricultura, se acostumbraba realizar diversos rituales en honor a Tláloc, dios de la lluvia, para tener su favor con la cosecha del año.

De la misma manera, otras divinidades del panteón recibían regalos. Chalchiuhtlicue y Quetzalcóatl eran de las deidades más favorecidas durante la primera semana de febrero, por ejemplo. De manera general, el rito dictaba comer diversos productos derivados del maíz durante este periodo sagrado, para que sirvieran como ofrenda a los señores de los cielos y la tierra.

Se escogía este fruto por su relación íntima con el pensamiento mesoamericano. Según estaba escrito en el Popol Vuh (el libro sagrado de los mayas quichés), el maíz fue la planta que los dioses utilizaron para crear a los seres humanos. De esta manera, siguiendo la tradición mitológica, el sol, la lluvia y la tierra serían agradados, y los pobladores tendrían buenas cosechas a lo largo del año.

Con la llegada de los españoles a América, una de las premisas de las campañas de expansión fue la religiosa, la católica, que tenía como prioridad la “conquista de almas” de los pobladores originarios.

Por esta razón, la corona española se alió a la Iglesia Católica para imponer sus creencias a los indígenas, sustituyendo sus ídolos por pasajes bíblicos castellanizados, además de la ambición de obtener mayores riquezas para los reyes castizos.

De esta forma, un proceso de sincretismo religioso profundo se extendió a lo largo de todo el continente. Muchas de las festividades originales de los aztecas se empalmaron con las celebraciones traídas de España, como es el caso del culto a la virgen de la Candelaria.

A pesar de que la celebración al sol se erradicó, la costumbre de preparar tamales durante las primeras semanas de febrero se mantuvo. Si bien es cierto que el proceso de evangelización se llevó los mitos y figuras divinas que adoraban los aztecas, el rito católico adoptó la costumbre de comer platillos venidos del maíz.

Hoy, forma parte fundamental y emblemática de las artes culinarias mexicanas. A partir de la conquista, el sincretismo de diversas celebraciones religiosas mantuvo como costumbre comer este platillo emblemático de la cultura mexicana.

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