Staff
El pasado mes de marzo, los responsables de la reserva natural keniana de Ol Pejeta sacrificaban a ‘Sudán’, el último rinoceronte blanco macho del norte del mundo. El mamífero no pudo superar la enfermedad que venía sufriendo desde hacía varias semanas, por lo que tuvieron que someterle a la eutanasia para poner fin así a su sufrimiento.
Según informaba Ol Pejeta a través de su cuenta de Twitter, “Sudán” estaba siendo tratado por complicaciones relacionadas con la edad que le condujeron a “cambios degenerativos en los músculos y los huesos”, así como por “heridas cutáneas”. Una muerte que suponía prácticamente la extinción de la especie, de la que apenas quedan dos hembras: Najin, la hija de ‘Sudán’ y Fatu, su nieta.
Un híbrido para mantener la especie
A raíz de su muerte, los científicos comenzaron a buscar nuevas formas para restaurar la especie, al borde de la desaparición por la falta de ejemplares macho. Tras el empeoramiento de salud de Sudán, los veterinarios optaron por recolectar y congelar muestras de su esperma junto con la de otros cuatro especímenes que murieron antes que él. Todo ello para poder mantener la especie gracias a los herederos de este ejemplar.
Varios meses más tarde, los investigadores han extraído un total de 79 células reproductoras (ovocitos) de once hembras de la subespecie del sur. Una vez hecho esto, el equipo de investigación ha cruzado los ovocitos en el laboratorio con el esperma congelado de dos machos de la subespecie del norte. Todo ello para crear un híbrido capaz de mantener la especie, tal y como recoge un estudio publicado en Nature Communications.
Cuatro embriones sobreviven a la fase de blastocito
Según ha dado a conocer el grupo de investigadores, tan solo cuatro embriones han sobrevivido hasta la fase de blastocito. Sin embargo, consideran que el experimento ha resultado ser un éxito puesto que se trata del primer embrión híbrido creado a través de fecundación «in vitro» que alcanza la etapa de blastocito con una estructura celular compleja.
Tras el éxito de esta prueba, el equipo liderado por Thomas Hildebrandt ha congelado los embriones híbridos para una posible implantación en hembras de la subespecie del sur en el futuro. Ahora, el equipo de investigadores del Instituto Leibniz de Investigación para Zoológicos y Vida Salvaje, en Alemania, se ha trasladado a Kenia para extraer ovocitos de Najin y Fatu y crear nuevos blastocitos. Sin embargo, de la primera de ellas no se ha conseguido extraer ningún embrión.
Para llevar a cabo el proceso de implantación, el equipo contará con poco más de un año puesto que la gestación de estos mamíferos dura 16 meses. Por otro lado, los expertos también están generando nuevos gametos a partir de células madre. Todo ello para salvar al rinoceronte blanco del norte. Un ejemplar al borde de la extinción que podría contar con una segunda oportunidad para salir adelante.