México

Tlatelolco, Halconazo, Guerra Sucia, la historia no olvidará a Echeverría

Anoche, dejó de existir uno de los mayores represores en la historia moderna de nuestro país, Luis Echeverría Álvarez, la historia nunca olvidará: Tlatelolco, El Halconazo, la Guerra Sucia, entre muchos otros crímenes cometidos durante su etapa como funcionario.

Uno de los personajes más controvertidos en la historia moderna de México es, sin duda, Luis Echeverría Álvarez, presidente del país de 1970 a 1976, quien el pasado 17 de enero cumplió el centenario de edad y ayer por la noche terminó su existencia.

Echeverría es el primer presidente de México en alcanzar esa edad. De no ser por las profundas sombras que se extendieron a lo largo de su gobierno, quizá sería motivo de múltiples celebraciones oficiales.

Sin embargo, el expresidente es señalado como uno de los autores intelectuales de la Matanza de Tlatelolco, el Halconazo y de la Guerra Sucia; así como del inicio de una crisis económica que multiplicó la deuda externa del país y devaluó la moneda.

2 de Octubre: la Matanza de Tlatelolco

El año de 1968 es conocido alrededor del mundo como el año de los movimientos estudiantiles, y México no fue la excepción.

Los movimientos estudiantiles estaban fuertemente influenciados por la Revolución Cubana y la idea del socialismo como un sistema político/económico viable y deseable.

En el caso de México, el movimiento dio sus primeros pasos a mediados del 68, luego de que cuerpos de seguridad del Estado ocuparan las Vocacionales 2 y 5 del Instituto Politécnico Nacional (IPN), tras un conflicto entre las dos escuelas y la Preparatoria Isaac Ochoterena, incorporada a la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Por las mismas fechas, el Cuerpo de Granaderos del entonces Distrito Federal reprimió violentamente varias congregaciones de estudiantes en la capital del país.

La represión por parte de las fuerzas del Estado desencadeno en una huelga tanto del IPN como de la UNAM y los estudiantes recibieron el apoyo de varios sectores de la sociedad, aunque las autoridades mexicanas y los medios de comunicación se empeñaban en desprestigiar el movimiento.

Desde julio de ese año y hasta el trágico 2 de octubre se convocaron a varias manifestaciones, entre ellas la conocida “marcha del silencio”, realizada el 13 de septiembre.

El 2 de octubre, el Comité Nacional de Huelga (CNH) llamó a una marcha que partiría desde la Plaza de las Tres Culturas hacia el Casco de Santo Tomás, ocupado por militares.

La manifestación no salió de Tlatelolco. Un grupo militar, el Batallón Olimpia, rodeó a los estudiantes y comenzó la masacre. Hasta la fecha la cifra real de asesinatos y desapariciones no es clara.

El entonces presidente de México, Gustavo Díaz Ordaz, asumió la responsabilidad por la masacre de estudiantes; sin embargo, Luis Echeverría, quien fungía como secretario de Gobernación, es señalado como uno de los autores intelectuales de la represión del movimiento.

El Halconazo: la masacre del jueves de Corpus

El 2 de octubre es una de las heridas más profundas en la historia del país. Muestra de ellos fue que, después de Tlatelolco, el movimiento estudiantil pasó tres años sin protestar en las calles. Hasta junio de 1971.

En el calendario católico, el 10 de junio se celebra el jueves de Corpus, que en la memora mexicana pasó a la historia como “el halconazo” o la masacre del jueves de Corpus.

Un año antes, el antiguo secretario de Gobernación, Luis Echeverría, se sentó en la silla grande, sucediendo a Díaz Ordaz.

La protesta convocada en la capital del país respondía al llamado de la comunidad de la Universidad Autónoma de Nuevo León, que se hallaba en huelga por conflictos con el gobierno del estado.

La UNAM y el IPN respondieron a los estudiantes del norte del país y convocaron a la marcha del 10 de junio, sumando sus demandas –liberación de presos políticos y democratización de la educación pública– a las consignas de la protesta.

De nueva cuenta, los estudiantes se encontraron con cuerpos policiales del Distrito Federal y el Ejército en su camino del Casco de Santo Tomás hacia el Zócalo, pero esta vez el choque no se dio con los uniformados, que sólo cercaron su camino.

Una de las etapas más violenta en la historia contemporánea de México, es la que cubrieron estos dos siniestros personajes.

En el cruce de dos avenidas, el grupo paramilitar conocido como Los Halcones esperaba a los estudiantes, rodeados.

Varios centenares de personas vestidas de civil agredieron a los manifestantes con varas de bambú, al estilo del kendo, que manejaban después de haber recibido entrenamiento por parte del Estado mexicano.

A diferencia de lo ocurrido en Tlatelolco tres años atrás, los manifestantes opusieron resistencia y el grupo paramilitar retrocedió en primera instancia, pero en su lugar entraron en escena sujetos armados con fusiles. Entonces inició una nueva masacre.

Incluso en los medios de comunicación de aquella época, bajo el control insalvable del gobierno, publicaron las crónicas del “remate” de los heridos que llegaron a hospitales por parte de los halcones.

El presidente Echeverría ordenó una investigación sobre lo sucedido el jueves de Corpus; sin embargo, nadie fue responsabilizado por las muertes de aquel día.

El historiador Camilo Vicente Ovalle comentó para la BBC en junio de 2021 que, si bien el Halconazo guarda ciertas similitudes con el 2 de octubre, la masacre del jueves de Corpus se inscribe totalmente en el contexto de la llamada Guerra Sucia, que se libraba en México contra los movimientos de corte socialista y las guerrillas que el gobierno de Echeverría se negó a reconocer, mientras las sometía brutalmente por todo el territorio nacional.

Parte de la Guerra Sucia fue atacar a comunidades en la montaña de Guerrero y una de las víctimas fue Lucio Cabañas Barrientos.

La Guerra Sucia

La historia democrática de México, posterior a la Revolución, está marcada por el unipartidismo y el ejercicio casi totalitario del poder.

No obstante, durante la década de los 70 se puede rastrear el origen de uno de los problemas sociales más críticos de la actualidad mexicana: la desaparición forzada.

Los años 70 mexicanos estuvieron marcados por el surgimiento de movimientos sociales a lo largo del país, casi todos de ideología izquierdista, influenciados por la Revolución Cubana y el socialismo.

Por otro lado, mientras el gobierno de Luis Echeverría asilaba a los exiliados de las dictaduras militares que se instauraron en el sur del continente americano en esa época, el Estado desató una lucha clandestina contra los movimientos sociales por todo el país.

En el interior de la república la política velada de represión se concentró en la zona rurales combativas, especialmente en el estado de Guerrero, cuna histórica de los movimientos sociales en México.

Lucio Cabañas y Genaro Vázquez fueron las figuras más representativas del movimiento surgido en el magisterio de guerrerense, y otra de las manchas rojas que se le atañen al expresidente Echeverría.

La represión armada a una protesta de padres de familia en Guerrero fue uno de los detonantes del levantamiento en armas al sur del país.

El Estado respondió de nueva cuenta con grupos paramilitares, y la operación del Ejército, en las zonas profundas del país, y de la policía, en la capital, para suprimir las acciones de los grupos que al mismo tiempo se negaba a reconocer.

El país se convirtió entonces en el escenario de detenciones ilegales masivas, desapariciones forzadas, ejecuciones extrajudiciales y prisiones clandestinas.

Declaraciones recabadas a lo largo de los años, así como investigaciones sobre aquel periodo en la historia de México señalan que incluso dentro de algunos campos militares del Ejército Mexicano se encontraron calderas que posiblemente fueron usadas como hornos de incineración.

Herencia del Batallón Olimpia y de Los Halcones, el gobierno de Luis Echeverría ordenó formar la llamada Brigada Blanca, un grupo de contrainsurgencia destinado a contener las guerrillas que surgieron en el país durante los 70.

La Brigada, formada por policías y militares, se formó bajo la influencia de la Escuela de las Américas, que Estados Unidos extendió desde el sur del Río Bravo y por todo Sudamérica en su intento por frenar el avance de la izquierda en la política del continente.

Una ley de amnistía para los guerrilleros a finales de los 70 marcó el “final” de la Guerra Sucia, luego de que la mayoría de los movimiento fueran desarticulados. A partir de entonces comenzó la lucha por la liberación de los presos políticos y por el reconocimiento por parte del Estado de los crímenes cometidos.

La llegada del siglo XXI, después de una larga cadena de crisis políticas y económicas, acabó con la hegemonía del priísmo, tras consolidarse el primer periodo de alternancia en la presidencia de México, encabezado por el panista Vicente Fox.

En el 2002 se creó la Fiscalía Especial para Movimientos Sociales y Políticos del Pasado (FEMOSPP), dedicada a investigar sucesos como la Matanza de Tlatelolco, El Halconazo y la Guerra Sucia.

Por estos tres episodios se abrieron varios procesos en contra del expresidente Luis Echeverría, que culminaron con sentencias condenatorias, pero que más tarde fueron retiradas con la absolución del antiguo titular del Ejecutivo federal, pese a la cantidad de pruebas sobre la participación del Estado que han surgido durante las últimas décadas.

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