Eran las 16:10 horas cuando el TP01, conocido como avión presidencial, comenzó a moverse para posicionarse en la pista 23 izquierda del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM). Ocho minutos después de la maniobra, la aeronave emprendió el vuelo y dejó México.
El destino final del Boeing 787 será la República de Tayikistán –cuyo gobierno lo adquirió por mil 658.7 millones de pesos–, pero antes hará una parada en Estados Unidos para mantenimiento y hacer arreglos.
Desde diversos puntos cercanos y en oficinas y comercios dentro de la terminal aérea con vista a las pistas, el despegue causó expectación entre varios curiosos. En Twitter fue tendencia ayer. Internautas subieron comentarios, fotos y videos del avión elevándose sobre la pista.
En uno de los puentes peatonales cercanos –lugar habitual que congrega a gente para observar las operaciones aéreas–, algunas personas pudieron verlo, capturar el momento con sus celulares e incluso despedirse agitando la mano.
Una postal similar ocurrió en establecimientos y en oficinas administrativas del AICM, donde muchos captaron sus últimos instantes en tierra mexicana y soltaron un “¡ya se va!”, cuando comenzó a alzarse la nave, que costó al erario poco más 200 millones de dólares y cuya compra se hizo en el sexenio de Felipe Calderón (en 2012). Sin embargo, fue su sucesor, Enrique Peña Nieto, quien lo utilizó en 122 giras nacionales y 44 internacionales, luego de ser reacondicionado.
Allá va el símbolo del despilfarro, la opulencia y la desmesura con dinero público, emblema también del capricho, la prepotencia y los complejos de @FelipeCalderon, quien con insolencia le impuso además el nombre de José María Morelos y Pavón:
pic.twitter.com/d3nRhOVCrO— Alvaro Delgado Gómez (@alvaro_delgado) April 28, 2023
Por la mañana, en conferencia de prensa en Palacio Nacional, Jorge Mendoza Sánchez, director general del Banco Nacional de Obras y Servicios Públicos (Banobras), aseguró que la venta del avión –que años atrás fue bautizado como TP-01 José María Morelos y Pavón–, se realizó en las “mejores condiciones y a un precio no menor de su valor comercial”, determinado por el Instituto de Administración y Avalúos de Bienes Nacionales (Indaabin). El costo por sí solo fue de mil 567 millones de pesos (114.6 mdd), pero se destinaron mil 55 millones de pesos adicionales (79.3 mdd) para convertirlo en un avión de lujo.
Para transformarlo de una aeronave tipo comercial a un avión suntuoso, la cabina fue modificada, se instaló una suite presidencial, con baño y caminadora, salas de juntas y asientos –que se redujeron de 270 a 80– equipados con la más avanzada tecnología y pantallas, se invirtieron cerca de 80 millones de dólares de recursos públicos, por lo que su costo total fue de 2 mil 931.2 millones de pesos (217 mdd).
La administración del presidente Andrés Manuel López Obrador, destinará el dinero de la venta a la construcción de dos hospitales IMSS-Bienestar, uno en Tlapa, Guerrero, y otro en Tuxtepec, Oaxaca.
El mandatario destacó que convertir la aeronave en una de lujo “costó casi lo mismo que el avión (…) Y si nos metemos a ver un desglose de esto, porque estoy seguro de que aún con todo el lujo no costó 79 millones, o sea, de que aquí se robaron una buena cantidad”. Debido al tamaño del avión, también se destinaron mil 200 millones de pesos adicionales para la construcción del hangar presidencial.
Mendoza Sánchez puntualizó que el valor comercial de la nave disminuyó con el tiempo, al pasar de 2 mil 397.6 millones de pesos (2019) a mil 657 millones de pesos (2023).
El avión presentó diversos defectos de fábrica, que generaron mayor depreciación.
Desde 2019 se buscó comprador. Hasta su venta se recibieron 86 ofertas. No se concretaron porque “o no eran serias o se proponían precios por debajo del valor que estableció el Indaabin”.
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