Hace dos años dije que 2022 pasa necesariamente por 2021. Con quien hablaba en ese momento soñaba con estar en la competencia en 2022.
Aunque la frase suene obvia hoy, la referencia cobra significado desde el punto de vista político en el sentido de que el primer filtro para la gubernatura era ganar en 2021, reelegirse, entregar buenos números en las urnas.
Y en ese filtro-cernidor se quedaron al menos 3 presidentes municipales de Cozumel, Tulum y Solidaridad, que pudieron estar en las ternas del PRI, del PAN y, quizás de Morena para el siguiente año. Mientras que en Benito Juárez lograron lo que en lenguaje de “grillos” llaman un triunfo inobjetable, lo que parece darle legitimidad a Mara Lezama.
Cerramos junio hoy, un mes altamente político, fuimos hace apenas tres semanas y 3 días a votar, los resultados son una recomposición del estado, con 8 presidencias municipales para Morena, 2 para el PAN y 1 para el PRI, con sus aliados, pero en esencia ese es el perfil de quienes asumirán el 30 de septiembre próximo.
Y estos resultados fueron un cerrojazo para muchos, dejan en el camino a varias y varios. Malparados a otros. El escenario cambió: Pedro Joaquín, Víctor Mas y Laura Beristain quedan sin posibilidades para 2022 y hasta Marybel Villegas, que hizo su mayor esfuerzo por mermar los votos en Benito Juárez, deja atrás el mito de sus 400 mil votos en el estado.
Ni tardos ni perezosos, apenas pasado el 6 de junio vimos declarar su deseo de ser gobernador al senador José Luis Pech de Morena y al diputado Eduardo Martínez Arcila del PAN. Y la reaparición en actividades públicas de Rafael Marín Mollinedo, el diputado federal Luis Alegre, y la senadora Maribel Villegas ahora buscando la presidencia de la mesa directiva en el senado. Se habla también del próximo alcalde de Tulum Marciano Dzul en la lista de candidateables.
Faltan 8 meses para ver quien sobrevivirá, en febrero de 2022 se darán los procesos internos o designación de candidatos, mientras tanto, más allá de decir que quieren ser gobernador o gobernadora, no es alzar la mano por alzarla, a los ciudadanos nos gustaría que nos definieran temas mas profundos: ¿Cómo enfrentar los grandes retos de nuestra entidad en seguridad, procuración de justicia, economía, salud, educación, desigualdad, corrupción y medio ambiente?.
Los aspirantes y suspirantes ¿ya lo habrán pensado bien? La vida pospandemia no es sencilla para ningún gobierno en el mundo, con la necesidad urgente de recursos públicos, las estructuras tributarias actuales no son una vía de salida suficiente. Hay quienes ya no quieren queso, sino salir de la ratonera.
Ejercer el poder en tiempos de crisis es un reto de liderazgo político que no cualquiera tiene. La incertidumbre de los ciudadanos deriva en ya no creer, la gente requiere respuestas y acciones reales. Es decir, menos palabras y más acción. No ganará quien más diga, sino quien más haga. Desde empoderar sus estructuras ciudadanas y tender vínculos en todos los rincones del estado hasta hacer política disruptiva, no tradicional, que una a los ciudadanos entorno a un trabajo colectivo con soluciones propuestas por ellos mismos.
Los cambios en el mundo, acelerados por la pandemia nos llevaron a repensar en el tipo de gobernantes que necesitamos, el tipo de comunidades que queremos, y hasta la forma de democracia que queremos. El triunfo lo logrará quien proyecte con claridad un mejor Quintana Roo, quien nos muestre que tiene aptitudes para lograrlo, que haga imaginarlo con esperanza y nos agrupe como sociedad en una acción colectiva. 2022 pasa necesariamente por 2021, porque hay que construir desde ahora ese futuro.
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