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CJ y el “cambio”; los principales derrotados del 6J

Hugo Martoccia - Mesa Chica
Hugo Martoccia - Mesa Chica

Este 6 de junio nos deja algunos aspectos importantes que analizar, pero hay dos que son ineludibles: uno, del que ya se ha hablado bastante, es que la 4T se ha consolidado como la gran fuerza política del estado, y va camino a refrendarlo en 2022, y el otro, menos explorado, es que el gran derrotado es el gobernador Carlos Joaquín y el proyecto del “cambio”.

Los resultados no dejan duda. En el conteo de los votos de la elección federal, por ejemplo, Morena y sus aliados le sacaron alrededor de 20 puntos de ventaja a la alianza joaquinista.

En la elección municipal hay poco que decir. La 4T se lleva 8 de los 11 municipios, y cambia el mapa político y electoral del estado.

Pero en este punto hay que hacer un alto y explicar algunos aspectos muy importantes.

Entre las derrotas de este 6 de junio, al menos con los datos que nos da el PREP, que hay recordar que no son el conteo oficial, el joaquinismo está perdiendo dos de sus tres prioridades absolutas, como lo son Tulum y Cozumel.

Gran parte del futuro de este proyecto político que se conoció como el “cambio” en 2016 tenía como últimos bastiones esos municipios. En Tulum, por ejemplo, la derrota de Víctor Mas ha sido contundente, y va a traer mucho más que un dolor de cabeza político, porque en ese municipio hay demasiados problemas graves para solucionar, como por ejemplo, el impresentable Programa de Desarrollo Urbano que quisieron imponer.

Otro espacio donde la derrota es contundente es toda la Zona Maya quintanarroense. El joaquinismo pensó que llegaba sólido a las elecciones de Lázaro Cárdenas, José María Morelos y Felipe Carrillo Puerto, y en los tres municipios fue electoralmente barrido.

En Cancún, donde no había demasiadas expectativas, el proyecto del cambio fue electoralmente sepultado por Mara Lezama y la 4T, y en el Sur del estado ni siquiera pudo pelear un mano a mano ante candidaturas que parecían muy débiles, como la de Yensunni Martínez.

Quizá la única buena noticia para el joaquinismo sea el triunfo en Solidaridad, con Lili Campos, que fue un proyecto puro de ese sector político, y que recuperaría el lugar políticamente más cercano a los afectos del gobernador Carlos Joaquín.

De ahí hay poco más; los otros dos triunfos de esa coalición, el de Atenea Gómez Ricalde en Isla Mujeres, y el del “Chepe” Contreras en Bacalar, no son proyectos del corazón joaquinista, sino alianzas coyunturales.

El principal efecto de todos estos datos electorales es que el joaquinismo y el cambio, entendido esto último como sus aliados del PAN y PRD, se quedan prácticamente sin proyecto y sin candidatos para 2022.

Y esto significa, nada más y nada menos, que aquél proyecto del cambio que nació con tanta fuerza en 2016, posiblemente haya muerto este 6 de junio.

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