Poco más de 6 millones 600 mil votos obtuvo la consulta popular mal llamada “para enjuiciar a ex presidentes”, que a iniciativa del presidente López Obrador y del partido Morena se realizó este domingo en todo el país. La meta de conseguir 37 millones de sufragios para hacerla vinculante, quedó muy distante.
No obstante el inmenso arrastre popular que tiene AMLO entre los mexicanos y su experiencia en este tipo de ejercicios democráticos, la consulta fracasó en parte, acusan algunas voces dentro de Morena, por la pobre difusión que el INE le brindó al proceso, en tanto otras dicen que la culpa fue de la Suprema Corte de Justicia de la Nación por haber cambiado la pregunta original (enfocada a si querían o no los ciudadanos llevar a juicio a figuras como Peña Nieto, Felipe Calderón, Vicente Fox y Salinas de Gortari) por otra más confusa y kilométrica.
Lo que se vio ayer fueron casillas vacías, muy escasa participación. Apatía e indiferencia de la gente, más entretenida en el fútbol, en las Olimpiadas, en la parrillada o en una escapada familiar al balneario favorito, que auguraba desde temprano el colapso del proyecto que, de paso, serviría para pulsar cómo andaba la popularidad del gobierno federal y del partido en el poder.
La consulta estuvo basada en la lista nominal de electores del INE, integrada por 93 millones 597 mil ciudadanos. Necesitaba al menos la respuesta del 40% del padrón; esto es, casi 37 millones y medio de votos, para lograr el objetivo.
Hay que reconocer que el presidente López Obrador tiene amplia experiencia en la realización de consultas, aunque ninguna de las que ha impulsado desde que era jefe de Gobierno del entonces Distrito Federal (2000-2005), llegó siquiera al millón 200 mil.
En sus consultas anteriores para frenar la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM) e iniciar la construcción del Tren Maya, ya como presidente, así como para construir el segundo piso del Periférico y aumentar el precio del boleto del Metro en la Ciudad de México, en sus tiempos de jefe de Gobierno, los resultados fluctuaron entre los 47 mil 835 (el más bajo) y 1 millón 067 mil sufragios (el más alto). Suponer que en la consulta de este domingo se conseguirían más de 37 millones de votos, era una apuesta casi imposible.
El ejercicio se llevó a cabo, con la novedad de que el presidente no participó pues temía, dijo, que se tomara su acción como una “venganza” contra sus antecesores. Gente cercana a Palacio Nacional y a la sede de Morena, creen que esto también influyó en el ánimo de la gente, que decidió imitar la decisión de AMLO, como tantas otras veces lo han hecho.
De más de 93 millones de mexicanos enlistados en el padrón nacional, votaron 6 millones 648 mil, que corresponden al 7.09% del total.
Como experiencia la consulta sirvió, aunque no se puede calificar como un evento exitoso, ni es un reflejo de poder de convocatoria del que nadie pueda sentirse hoy orgulloso.
En un país con grandes carencias y necesidades de inversión en muchos otros rubros de mayor prioridad, esos 580 millones de pesos destinados a la consulta merecían, la verdad, causas más justas.
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