Son cinco ellas de la alianza “Juntos Haremos Historia” y dos de “Va por Quintana Roo”, las que a partir de septiembre tomarán las riendas en 7 de los 11 municipios de Quintana Roo. La paridad de género quedó aquí, con mucho, superada.
Mara Lezama, Blanca Merari Tziu, Juanita Alonso, Mary Hernández y Yensunni Martínez, candidatas de Morena-PVEM-PT, ganaron este domingo, en ese orden, las Presidencias Municipales de Benito Juárez, Puerto Morelos, Cozumel, Felipe Carrillo Puerto y Othón P. Blanco.
Y por parte del bloque PAN-PRD-PRI, Lilí Campos y Atenea Gómez se alzaron con el triunfo en Solidaridad e Isla Mujeres, en una elección histórica que por primera vez en Quintana Roo impone un predominio femenino, pero de pantalones bien fajados, en los cargos de poder.
En las diputaciones federales se repitió el escenario, donde 2 de los 4 distritos en disputa quedaron también en manos tersas, pero de pulso firme.
Con la bandera de Morena-Verde, Anahí González y Laura Fernández representarán a Quintana Roo en el Congreso federal durante los próximos tres años, en los Distritos 02 y 04, que ganaron sin problema.
Hoy el escenario político del estado ha cambiado por completo y la elección de ayer sienta las bases para las nuevas reglas del juego.
No sólo Morena se ha erigido como la nueva fuerza política dominante en Quintana Roo, sino que ejercerá el
poder obtenido en las urnas con siete competitivas mujeres de temple fuerte y sólida determinación.
En tanto, en declive tras los resultados electorales de la jornada de ayer, el grupo panista-perredista que representó el cambio democrático en el 2016 centra sus apuestas en las exponentes ganadoras de Solidaridad e Isla Mujeres, que dados los números que obtuvieron no son para nada descartables en futuros escenarios donde se pongan de nuevo en juego los cargos de poder.
Hoy las mujeres ganaron y se preparan para tomar el mando en Quintana Roo.
Marcaron con su participación en las votaciones del 6 de junio un hito histórico para la entidad, que nos hace apostar desde ahora, sin temor a equivocarnos, que Carlos Joaquín, cuando se vaya, tendrá que poner la estafeta en unas manos perfumadas y con uñas pintadas, pero con la fuerza suficiente para sostener con firmeza el bastón de mando los siguientes seis años.
