Aunque sería difícil que lo aceptase, las campañas políticas en su contra y contra Morena, le han brindado al presidente López Obrador incontables horas de alegría, de risas, le han dado la certeza de que, ni pagando por ella, podría tener una oposición tan cómoda. Basta ver las campañas del PAN, del PRI o del PRD, para entender el gozo del primer mandatario: la oposición a su gobierno se aniquila sola, sin la ayuda de nadie.
Los anuncios televisivos de tales partidos, son buen ejemplo de su vena suicida. Tanto unos como otros hablan de un país que sólo existió en su fantasía y reflejan también su nostalgia por los gobiernos que les dejaron amasar grandes fortunas y hasta los convirtiera en exitosos empresarios. Esta propaganda tiene en común su apuesta por la desmemoria de la comunidad y creen que ya se olvidaron sus atracos y abusos.
Te Puede Interesar: El Minotauro: El pervertido Estado de Derecho
Mas su rapiña no se han olvidado; pagamos aún sus facturas. El PAN, lloroso, alega que la epidemia está mal manejada y acusa a la Federación de delitos de lesa humanidad, aunque a los que habría que acusar de ello es a los panistas Fox y Calderón por haber desmantelado nuestro sistema de Salud para, opíparo negocio, privatizarlo. De no ser por la epidemia, quizá nunca hubiéramos sabido lo profundo de la corrupción en este ámbito.
El PRI, a su vez, sigue con la cantaleta de que López Obrador es ‘un peligro para México’, aunque en realidad el que es un peligro para el país, es este partido. Cómplice del derrumbe del sector salud, el expresidente Peña Nieto tiene que explicar las graves pérdidas a nuestra industrias petrolera, de energía, el quebranto a la hacienda pública… En fin, este partido tiene una larga lista de daños por explicar.
Con un puñado de diputados en la cámara baja y tres senadores, al PRD se le puede acusar de ser cómplice de todo, pero autor de nada, que no les da para tanto. Aunque de la mano de los otros dos partidos en su campaña contra Morena, su lucha en realidad es por subsistir y, acaso, hasta empatar con el Partido Encuentro Social en el número de representantes. Gallardos ellos, van a la mesa… en busca de migas.
La coalición “Va por México” y sus versiones locales no quitan el sueño al presidente López obrador, pues sabe que los números están con su partido. Vamos, los sondeos del diario El País le dan un 68 % de aceptación, y eso que el periódico está molesto por las imitaciones a Iberdrola, su empresa asociada. La coalición no sólo relaja al presidente, sino también, y aunque no lo reconozca, le da pimienta y alegría al proceso electoral en marcha.