Contamos con una de las entidades más modernas y globalizadas de México, sobre todo en nuestra Zona Norte por su vocación turística, por lo que es inconcebible que esté secuestrado el transporte público por grupúsculos y sindicatos corruptos, y se cierre la puerta a la globalización como son las aplicaciones de transporte.
Es digno de debate el tema de la entrada de UBER a Quintana Roo, donde arcaicos sindicatos de taxistas, que desde su composición están mal ya que son organismos que aglutinan a patrones no a empleados, y es un “sindicato” de dueños de taxis en los que el trabajador no tiene ni voz ni voto.
Estos sindicatos durante años han sido quienes han servido a intereses políticos, y sus líderes y familiares, han llegado a enriquecerse con el dinero de los agremiados y los famosos “martillos” es decir los choferes con la esperanza e ilusión de un día tener su placa.
Lo cual es solamente llamarada de petate ya que hay quienes tienen sus concesiones por favores políticos y quienes se la han rifado durante años trabajando atrás de un volante cual chinito están solo mirando y jamás les llega ni les llegará la ansiada placa.
En la XV legislatura se realizó una ley de movilidad sin pies ni cabeza, donde afectan la libre competencia, y ponen absurdos candados y en esta XVI legislatura no han caminado en el dotar de una infraestructura de transporte eficiente con aplicaciones sumadas.
Este tema de UBER vuelve a estar en boga, ya que por medio de la justicia federal se buscan mecanismos legales para que la plataforma opere en Quintana Roo, lo cual la gente desea y quiere, ya que el abuso de una gran cantidad de taxistas sigue siendo la constante, aclaramos no de todos.
Sumemos a ello, que todos los días nos enteramos de taxistas coludidos con el crimen organizado, quienes son responsables de asaltos, ejecuciones, reparto de droga y demás situaciones que mal dejan al gremio, pero eso sí se espantan de que alguien quiera dar un servicio eficiente a la ciudadanía.
En fechas pasadas nos hemos enterado de taxistas en Cancún que han sido exhibidos cobrando más de 2 mil pesos por llevar a alguien el aeropuerto a la Zona Hotelera y así divinidades de los chafiretes donde Quintana Roo y sus visitantes no merecen estar presos a la voluntad de mafias de taxistas, donde todo indica se les acabará pronto el reinado.
Los taxistas que frenan el progreso deben de entender que la modernidad nunca la vamos a parar, cuándo se ha visto una manifestación de carteros en contra del email, por lo que no se debe de querer frenar el progreso de modernidad de aplicaciones como UBER.
Hay importantes temas en la agenda legislativa, sin embargo, el tener en la Comisión de Movilidad a una legisladora como Erika Castillo que representa a los sindicatos de taxistas no se nota cómo se pueda avanzar, esto equivale en tener un pirómano en la dirección de bomberos.
Los martillos son los menos respetados y los que más trabajan, varios de ellos preferirían estar en plataformas digitales y ser dueños de sus unidades y decisiones, que en estar esclavizados en un esquema de intereses políticos y mezquinos.
El consumidor es quien de momento tendrá el papel más difícil en esta polémica, ya que mientras se buscan los argumentos jurídicos y demás, de momento solo hay la opción de utilizar taxis normales, donde es lamentable que una gran mayoría de chafiretes abusen en el precio que cobran y en el mal servicio que brindan.
En todo este tema de UBER lamentablemente no hemos visto que los sindicatos y los taxistas cambien sus viejas prácticas y malas mañas y siguen brindando servicios deficientes, elitistas, caros y abusando del usuario, en donde es de esperarse las sanciones en este piso parejo, por brindar un mal servicio también les lleguen a los malos taxistas
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