Rodrigo de Triana, vigía de la carabela La Pinta, debió haber gritado a todo pulmón: ¡Tierra a la vistaaa! ¡Tierra a la vistaaa! Y no hubiera sido para menos, después de más 70 días en altamar y con el ánimo por los suelos, aquel 12 de octubre de 1492 debió ser como un milagro.
Ahí estaba América, aunque se creyó que eran las Indias.
Hoy viernes 12 de octubre se cumplen 526 años del encuentro continental que prácticamente ha dividido los sentimientos y formas de pensar en tres grandes bloques:
1) Los hispanófilos,
2) Los indianófilos y/o hispanofóbicos y
3) Los seguidores de la Raza Tricultural.
Los Hispanófilos (admiran y defienden lo español). Piensan que lo mejor que pudo ocurrirle a América es que España lo “descubriera”. Para ellos la religión católica y la uniformidad del idioma –en casi todo el continente– es algo que debemos agradecer.
Según esta visión los europeos acabaron con los salvajes sacrificios humanos.
Se refieren a España como a “La Madre Patria”, y a menudo buscan la más leve de las ligas sanguíneas para relacionar su apellido con el abolengo ibérico. En México, hay gente que teniendo nombres o apellidos autóctonos decide cambiarlos a su equivalente en castellano por considerarlo de mayor respeto.
En España se le conoce como la “Fiesta de la Hispanidad”, lo que puede darnos una idea de la sobrada visión europea. Un detalle curioso es que el primer país del mundo en conmemorar y celebrar la llegada de Cristóbal Colón haya sido el menos hispano de todas las naciones del planeta: Los Estados Unidos. Lo anterior ocurrió en 1792, y hasta hoy el Columbus Day o el Día de Colón es una fiesta nacional en la Unión Americana.
Los Indianófilos (admiran y defienden lo indígena): ellos piensan que no hay nada que celebrar. Que los pueblos americanos tenían una civilización bastante avanzada en muchos campos: en la medicina, el arte, la astronomía, las matemáticas, la agricultura y por supuesto la arquitectura. Los indianófilos prefieren no llamarle “descubrimiento” sino simplemente “encuentro”.
En este grupo hay quienes –en sentido inverso al primero– se buscan raíces autóctonas para hacerse más interesantes. En España, por ejemplo, hay gente de la alta alcurnia que se dice descendiente del linaje de Moctezuma. Basta verlos para saber que esto falso. Y si antes mencionamos a los avergonzados de sus nombres y apellidos prehispánicos, en este bloque están los que se hacen llamar indígenas, aunque la barba cerrada y el blanquecino color de la piel no les ayude mucho.
Cuando se es indianófilo se pueda caer en el extremo radical de los hispanofóbicos, para quienes los españoles sólo trajeron violencia, ultrajes, esclavitud y muchas enfermedades. Uno de los hispanofóbicos más representativos lo era el extinto presidente de Venezuela, Hugo Chávez Frías, quien luego de mandar (ocultamente) a quitar la cabeza de la estatua de Cristóbal Colón, siguió su propio juego y declaró en 2002 que el Día de la Raza se llamaría “Día de la Resistencia Indígena”.
La Raza Tricultural (aseguran que nació una nueva raza). El filósofo mexicano José Vasconcelos le llamó (en un ensayo de 1925) la Raza Cósmica o la Raza de Bronce. Para ellos no sólo se inició una fusión de indios con españoles, sino de indios, españoles y negros africanos que llegaron al continente en calidad de esclavos.
Bajo esta visión nadie puede hablar de razas puras, pues los españoles traían siete siglos de dominación árabe, y los pueblos precolombinos una marcada afinidad sanguínea con Asia. Esta es la razón por la que Costa Rica decidió cambiar (en 1994) el nombre de Día del Descubrimiento y la Raza por el de Día de las Culturas.
La Herencia Tricultural, como le llaman algunos expertos, puede verse en el comportamiento actual de los pueblos costeños… De los españoles –dicen– pudo heredarse el idioma, la religión y la estructura política, pero la costumbre de que un hombre tenga más de una familia tiene raíces en las prácticas polígamas de África, y la tradición de emborracharse en todas las festividades tiene bases indígenas.
En la época de la Colonia se creó una clasificación racial en la que había españoles, criollos, mestizos, negros, mulatos, zambos, etcétera. La expresión “hay que mejorar la raza” suponía que uno debía procurar mezclarse con gente de piel más clara para ascender de nivel social.
¿Quién “descubrió” realmente América?
Los investigadores echan por tierra que el viaje de Cristóbal Colón, en octubre de 1492, haya sido realmente el primero que vino del continente europeo, o de cualquier parte del mundo.
Incluso en la teoría del poblamiento original de América, la historia ha sufrido cambios. Hoy sabemos que durante el Pleistoceno –gracias al congelamiento de buena parte del mar– los hombres pudieron caminar por zonas donde antes hubiera sido imposible. Los descubrimientos de los restos óseos cercanos a Tulum (de gente de más de 10 mil de antigüedad) nos hablan de que los primeros americanos no ingresaron únicamente por el estrecho de Bering, sino por otras rutas que lo conectaron con el sudeste asiático.
Hoy se menciona la posibilidad de que el origen de la cultura olmeca haya sido africana. ¿Eran negros los olmecas? Y de ser así ¿qué hacían en América mil años antes de Cristo? Además, hay un punto que ya se asienta como verdadero: la presencia de vikingos en el norte del continente durante el siglo X… Con tantos antecedentes nos preguntamos ¿entonces qué fue lo que descubrió Cristóbal Colón?
1968 Costa Rica le llama Día del Descubrimiento y la Raza. En 1994 se transformó en Día de las Culturas.