En los últimos meses se han registrado en la Península de Yucatán, específicamente, Quintana Roo y Yucatán, cinco casos de lepra, una enfermedad infectocontagiosa ocasionada por el bacilo Mycobacterium leprae.
El Sistema Nacional de Vigilancia Epidemiológica (Sinave), de la Secretaría de Salud federal (SSA) reportó que Quintana Roo y Yucatán reportan cinco casos de lepra.
De acuerdo con los datos del Sinave, el primer caso en Quintana Roo se dio en el mes de junio y el segundo, durante la primera semana de septiembre.
Todos los enfermos son hombres, detalla el informe, los cuales se han sometido a tratamiento en hospitales públicos.
La SSA informó que realiza el monitoreo ante el surgimiento de nuevos casos, ya que existe la posibilidad de que más personas hayan tenido contacto con las personas infectadas.
La lepra es una enfermedad infecciosa crónica causada por la bacteria Mycobacterium leprae, un bacilo acidorresistente con forma de curva. Afecta principalmente a la piel, los nervios periféricos, la mucosa de las vías respiratorias altas y los ojos.
La lepra es una enfermedad curable y el infectado tarda entre seis a 12 meses en sanar. Si se trata en las primeras fases, se puede evitar la discapacidad.
No es una enfermedad muy contagiosa, pero se transmite por los fluidos corporales de la nariz y la boca de aquellas personas en contacto permanente con otras infectadas y no tratadas.
Su tratamiento consiste en una combinación multimedicamentosa compuesta de dapsona, rifampicina y clofaziminia, este tratamiento mata al agente patógeno, cura al paciente y detiene la transmisión. El diagnóstico temprano y la administración del tratamiento son clave para su eliminación.
Los pacientes no tratados pueden desarrollar lesiones progresivas incapacitantes y ceguera.
Las personas afectadas por la lepra suelen ser objeto de discriminación y estigmatización. Esta situación tiene efectos negativos en el acceso al diagnóstico, el resultado de tratamiento y la atención, además de violaciones de los derechos civiles, políticos y sociales. Poner fin a la discriminación, el estigma y los prejuicios es fundamental para acabar con la lepra.