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Entre nos… ¿Qué tipo de ciudadanos somos?

Cuando presenciamos algún problema en la calle, ¿realmente ayudamos en algo y solo somos simples mitoteros?

Desde que el homo sapiens existe en la Tierra, ha socializado de diferentes formas y dependiendo de los medios de comunicación que tenga en su entorno, es como la socialización se desarrolla. Somos seres vivos que por naturaleza necesitamos comunicarnos. Nuestros ancestros vivían en grupos y luego en comunidades y eso no ha cambiado.

 

 

Lo de hoy es viralizar videos a diestra y siniestra, la mayoría de las veces, solo porque nos gustaron, pero no porque estemos seguros de lo que pasó allí.

Lo que ha cambiado son los medios con los que nos comunicamos; sin embargo, hasta hace no mucho tiempo nos enterábamos de las noticias cuando éstas ya eran historia y máxime cuando no vivíamos en el lugar de los hechos.

Actualmente, con tantos medios de comunicación impresos, digitales y redes sociales, la inmediatez con la que sabemos qué sucede en nuestra sociedad es la que nos ha dado la pauta para una “participación” más activa.

Y pongo entre comillas “participación”, porque a veces confundimos la participación con ser simplemente entrometidos. Me decía mi abuela: “¿Vas a ayudar o nomás andas de mitotera”? Tal vez estas líneas se lean un poco fuerte, pero si analizamos un poco, nos daremos cuenta qué tipo de sociedad somos y cómo actuamos cuando alguien se encuentra en peligro.

Pondré dos ejemplos sin mencionar nombres por respeto a esas personas y cuál fue mi apreciación de cómo actuó la sociedad ante esos hechos:

Primer hecho: Una jovencita salía de la universidad y tomó la mala decisión de atravesar un terreno baldío para acortar camino. A la mitad de su trayectoria, un tipo se le acercó y abusó de ella hasta acabar con su vida. Meses después, supe por unas amistades que alguien escuchó sus gritos, pero por miedo no hizo nada. Hubo “marchas de protesta” para, honestamente, no sé bien para qué…

Segundo hecho: Varios hombres –al parecer taxistas- son baleados en la calle y antes de llamar al 911, un testigo enciende su celular y comienza a grabar cómo se desangran las víctimas. No habla con ellos, pero busca el mejor ángulo para su video hasta que ve llegar a la policía y se retira antes de “meterse en problemas”, quizá se fue contento de saber que su video sería viralizado en pocas horas en las redes sociales.

La noticia “de boca en boca” puede ser muy dañina, si no se tiene la certeza “de lo que nos dijeron”.

Y así podría seguirme con muchos, muchos… muchos ejemplos de cómo actuamos –o no actuamos- como individuos, como sociedad ante las desgracias ajenas.

¿Qué hacemos cuando vemos a alguien en una desgracia? ¿Somos empáticos? ¿Ayudamos? ¿Preferimos no meternos? ¿Vamos a marchas de protestas? ¿Acaso alguna vez han funcionado las marchas de protestas?

Aquí entre nos, vengo de una ciudad donde a diario hay paros, manifestaciones, protestas y marchas desde que tengo uso de razón y los problemas, injusticias y delitos siguen a la alza sin que se vea claramente si esas obstrucciones viales han servido de algo.

Como ciudadana responsable con el medio ambiente, respetuosa de las actividades de los demás que circulan en las calles y consciente –en mi muy particular percepción- de que eso NO soluciona ningún problema, evito acudir a esas “marchas de protesta” y mejor actúo desde mi trinchera.

Si puedo y si mi vida no se encuentra en riesgo, ayudo a los demás, sean personas o animales –no sin antes INVESTIGAR si lo que me están diciendo es verdad y/o conozco a los involucrados-; cuido a los míos, tomo precauciones, no me meto en problemas ajenos y sobre todo, no comparto videos que solo generan morbo y especulaciones.

En fin… Ahora bien, ¿qué pasa cuando se “resuelve un caso”?:

Hechos: Hace unas semanas, una chica desaparece cuando tomó un taxi para dirigirse a un centro de diversión en el centro de la ciudad de Cancún; la ciudadanía, enfurecida e indignada,  nuevamente se organiza para una “marcha de protesta” para pedir “justicia”.

Días después, la chica aparece y la sociedad, pide que la linchen, pues asegura que fue un auto-secuestro.

Tristemente, lo que pasa en la sociedad actual.

Yo no estuve ahí, afortunadamente, en ninguno de mis ejemplos; sin embargo, no emito ningún juicio, ni a favor ni en contra, porque NO ME CONSTA, solo soy espectadora y no de los hechos.

Lo que llama mucho mi atención es ver la reacción de una sociedad que ha confundido severamente la LIBERTAD DE EXPRESIÓN con el “juzguemos y ataquemos a diestra y siniestra”. Que se siente árbitro de futbol, crítico de cine, abogado de los casos más extraños y exige “justicia” cuando le es imposible verse al espejo y hacerse esa pregunta: ¿Estamos siendo justos? ¿Somos participantes o meros mitoteros?

 

Por Alma Conde

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