Coronavac, la vacuna contra el coronavirus del laboratorio Sinovac Biotech que afirma poder fabricar, al menos, 100 millones de dosis. Sinovac Biotech es uno de los cuatro laboratorios chinos autorizados a emprender ensayos clínicos contra el Covid-19.
En 2019, el grupo farmacéutico se convirtió en el primero en el mundo en sacar al mercado una vacuna contra la gripe porcina H1N1.
Aunque su vacuna contra el coronavirus covid-19 aún no ha sido aprobada -todavía está en etapas de pruebas- el grupo privado dice que está listo para producir 100 millones de dosis al año para combatir el virus, aparecido en China a finales de 2019.
En sus vastas instalaciones de Changping, en la gran periferia de la capital, técnicos de laboratorio controlan la calidad de la vacuna experimental, creada a base de patógenos inertes y cuya producción ya se cuenta en miles de ejemplares. Y ya tiene incluso nombre: “Coronavac”.
En mitad de la carrera mundial por encontrar el ansiado antídoto, menos de una decena de laboratorios iniciaron por ahora ensayos en el ser humano, según la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres.
Entre ellos está Sinovac, que asegura que obtuvo resultados prometedores en monos (hito también alcanzado por la Universidad de Oxford), antes de administrar su suero por primera vez a 144 voluntarios a mediados de abril en Jiangsu.
Pero el laboratorio fundado en 2001 no se pronunciará sobre la fecha en la que posiblemente se comercialice su inyección de medio mililitro. “Es la pregunta que todo el mundo se hace”, reconoce Liu Peicheng, director de la marca. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la producción de una vacuna puede tomar entre 12 y 18 meses.
El laboratorio chino, que emplea a un millar de trabajadores, espera obtener a finales de junio los primeros resultados sobre la seguridad de su producto, dentro de ensayos de fase 1 y 2, explica Meng Wining, director de relaciones internacionales.
Estas pruebas consisten en verificar que la vacuna no es peligrosa para el ser humano. Para asegurar su eficacia, hay que realizar un ensayo de fase 3 en portadores del virus.
El problema está en que ahora “solo se señalan algunos casos al día en China”, indica Meng. A menos que haya una segunda ola epidémica en territorio chino, el grupo va a tener que probarla con diagnosticados positivos en el extranjero.
El grupo emprendió en el sur de Beijing la construcción de una fábrica de producción de una capacidad de 100 millones de dosis, que deberá estar en funcionamiento antes de finales de año.
Llevada a la población mundial, una posible vacuna de Sinovac no bastaría para proteger al planeta. Pero Meng asegura que su grupo, que cotiza en Nasdaq, está abierto a “colaboraciones” con sus socios extranjeros, a los que vende sus vacunas contra la gripe o la hepatitis.
Ser el primero en proporcionar un remedio contra la COVID-19 sería una especie de venganza para China, ansiosa por que se olvide que la pandemia surgió en su suelo. “Recibimos mucho apoyo del gobierno chino”, precisa Meng. “No mucho dinero”, sino cooperación con institutos públicos de los que Sinovac obtiene cepas virales.
Beijing aprobó igualmente el ensayo clínico de otras tres vacunas experimentales: una lanzada por la Escuela Militar de Ciencias Médicas y el grupo de biotecnología CanSino, otra por el Instituto de Productos Biológicos y el Instituto de Virología de Wuhan, ciudad donde nació el nuevo coronavirus, y la última por el grupo China Biotics, que inició ensayos el martes entre 32 voluntarios.
Con información de AFP