SpaceX sufrió un revés significativo cuando la segunda etapa de su nave Starship, cargada con satélites Starlink, se perdió tras un despegue aparentemente exitoso desde la base de Boca Chica, en el sur de Texas.
Aunque el lanzamiento transcurrió sin incidentes graves, la misión se desmoronó poco después, cuando la empresa de Elon Musk confirmó la pérdida de contacto con la nave.
El despegue se realizó sin contratiempos, y la primera etapa, el Super Heavy, cumplió con lo planeado al regresar a tierra y ser atrapada por las pinzas de la plataforma de recuperación, en un evento que ya se ha vuelto casi rutinario para SpaceX, que logró repetir la hazaña por segunda vez. Sin embargo, el resto de la misión no salió según lo previsto.
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Según un comunicado publicado por SpaceX en la red X (anteriormente Twitter), la nave Starship sufrió lo que describieron como un “desmontaje rápido e imprevisto” durante su ascenso, lo que resultó en la pérdida de la carga que transportaba: una decena de satélites Starlink.
La empresa indicó que su equipo de ingenieros está trabajando en el análisis de los datos del vuelo para determinar las causas de este fallo y mejorar el diseño de futuras naves.
«En cada uno de estos vuelos de prueba, el verdadero éxito radica en lo que aprendemos», explicó SpaceX, reconociendo que, aunque el vuelo no logró su objetivo, la información obtenida contribuirá al perfeccionamiento de la Starship.
Este vuelo de prueba, el séptimo de la nave, había sido especialmente significativo, ya que la Starship había sido optimizada para llevar, por primera vez, carga al espacio. En esta ocasión, Starlink tenían como misión realizar una órbita suborbital, pero el fallo impidió que la nave completara su ruta y aterrizara como estaba previsto en el océano Índico.
El plan original contemplaba una trayectoria que habría permitido a la nave permanecer en el espacio suborbital por cerca de una hora, antes de amerizar suavemente en el océano, como había ocurrido en pruebas anteriores.
Sin embargo, el objetivo de estos vuelos experimentales no es alcanzar la órbita, sino evaluar el comportamiento de la nave durante el ascenso y la reentrada a la atmósfera, dos fases críticas para el futuro de la Starship.
El lanzamiento se produjo a las 16:37 hora local, tras varios retrasos previos debido a las malas condiciones meteorológicas. SpaceX esperaba que este vuelo de prueba, además de probar la carga útil de los satélites Starlink, permitiera realizar varios experimentos sobre la reentrada y la reutilización de la nave, así como el retorno del Super Heavy a la base, algo que logró con éxito.
A pesar de los avances en la recuperación del cohete, el fallo de la segunda etapa representa una seria complicación para SpaceX, que había apostado por este vuelo para demostrar la capacidad de la Starship de transportar satélites al espacio y realizar vuelos de carga más complejos.