Al pensar en la Navidad, muchas personas se enfocan en los detalles decorativos: el color de las esferas, los adornos que cuelgan del árbol o si este será natural o artificial. Sin embargo, pocas veces se reflexiona sobre cómo esta tradición europea, que hoy forma parte esencial de las celebraciones en México, llegó a nuestro país y qué la hizo tan arraigada en la cultura navideña, junto con el tradicional Nacimiento.
Si bien la presencia de los Habsburgo en México como emperadores fue efímera, su paso por el país dejó una profunda huella, no solo en términos políticos, sino también en la adopción de costumbres europeas. Entre ellas se destaca el árbol de Navidad, una tradición que, aunque ya existía en Europa, fue introducida formalmente en el país durante el Segundo Imperio Mexicano.
El árbol de Navidad, al igual que la propia festividad, tiene sus raíces en antiguas celebraciones paganas de Europa, especialmente alrededor del solsticio de invierno. En estos rituales, los árboles eran decorados con velas y manzanas como símbolo de la vida y la renovación. Con el tiempo, la Iglesia cristiana adoptó esta costumbre y la transformó en un símbolo de la Natividad, asociándola con el nacimiento de Jesús.
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Aunque el origen exacto del árbol de Navidad es tema de debate, se suele atribuir a los alemanes del siglo XVI, y especialmente a San Bonifacio, quien según la leyenda, utilizó un árbol de pino para evangelizar a los pueblos germánicos. A lo largo de los siglos, la tradición se expandió por toda Europa, y para el siglo XIX, ya era común adornar árboles en las celebraciones del 25 de diciembre.
En México, la llegada de esta tradición se mezcla con diferentes versiones, pero en general se tiene la idea de que fue durante el imperio de Maximiliano de Habsburgo, en 1864, cuando se introdujo el árbol de Navidad en el país. Según algunos relatos, los emperadores austriacos decidieron adornar un árbol en el Castillo de Chapultepec para celebrar la Navidad. Aunque este tipo de decoraciones era común en Europa, en México resultó ser una novedad que rápidamente fue adoptada por la alta sociedad.
No obstante, hay quienes sostienen que no fue el imperio de Maximiliano, sino otras familias de origen europeo, en particular alemanas, quienes trajeron la tradición del árbol a México. Aunque el Segundo Imperio Mexicano terminó con el fusilamiento de Maximiliano en 1867, la costumbre del árbol de Navidad parecía haberse quedado en el país.
La verdadera popularización de esta tradición en México, según algunos historiadores, no se atribuye tanto a la realeza austriaca, sino a un episodio protagonizado por el general Miguel Negrete, quien fue un destacado militar durante la intervención francesa y el conflicto armado que permitió a Maximiliano llegar al trono mexicano. Negrete, durante su vida privada, colocó un árbol de Navidad en su hogar en una cena que celebró en 1865.
Aquel pino fue adornado con regalos que, al final de la celebración, fueron repartidos entre los asistentes. Este gesto, que fue noticia en los periódicos de la época, inspiró a muchas otras familias mexicanas a seguir el ejemplo, haciendo del árbol de Navidad una costumbre que se fue expandiendo rápidamente.
A pesar de la corta duración del imperio de los Habsburgo en México, lo cierto es que el árbol de Navidad logró encontrar su lugar en las tradiciones mexicanas, adaptándose con el tiempo a los gustos y costumbres locales.
El origen de la tradición en México de poner árbol de navidad
Con Información de Agencias