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Estilo y Vida

Escuchar música en el trabajo: ¿mejora o afecta tu concentración?

Escuchar música en el trabajo: ¿mejora o afecta tu concentración?

Abrimos el día con canciones en el transporte, seguimos con melodías en cafeterías o gimnasios, y terminamos escuchando playlists desde nuestros auriculares. Sin darnos cuenta, la música está tan integrada en la rutina que resulta difícil separar qué hacemos solos y qué hacemos acompañados por ella. Pero la verdadera pregunta es: ¿qué papel juega en nuestra mente y emociones?

Un estudio realizado por la Universidad de Montreal con más de 400 jóvenes adultos demostró que la música no se queda en segundo plano. Lejos de ser un adorno, se convierte en un recurso estratégico. Los participantes explicaron que ajustan el tipo de canciones a cada situación: música suave y sin letra para leer o estudiar, y ritmos veloces y estimulantes para tareas físicas como limpiar, correr o ejercitarse.

La clave está en el control personal

El hallazgo más revelador del estudio fue que el efecto positivo no depende solo del estilo musical, sino de quién decide qué escuchar. Canciones familiares generan calma y foco, mientras que listas impuestas —como las de una tienda o gimnasio— pueden resultar molestas o distraer. La autonomía al elegir la música se convierte en un factor determinante.

Los participantes coincidieron en que la música impacta en dos dimensiones principales: el rendimiento cognitivo y el bienestar emocional. Melodías tranquilas ayudan a sostener la concentración en actividades intelectuales, mientras que los ritmos rápidos potencian la motivación y la energía en tareas repetitivas. En ambos casos, la música actúa como un “interruptor interno” capaz de adaptarse a la necesidad del momento.

Casos especiales: el TDAH y la música

El estudio también puso la lupa en personas con síntomas de TDAH. A diferencia del grupo neurotípico, ellas utilizan música con mayor frecuencia, incluso en actividades que requieren concentración. Suelen preferir ritmos intensos, lo cual parece ayudar a mantener el nivel de activación cerebral estable.

Aun así, los beneficios reportados en motivación y atención fueron muy similares a los de quienes no tienen TDAH, confirmando que la música es un recurso compartido para todos.

Lo que empezó como ruido de fondo en cafeterías o transporte se revela como una herramienta poderosa de regulación emocional y cognitiva.

Ya sea para estudiar, entrenar o simplemente mejorar el ánimo, la música se posiciona como un recurso personal y universal que influye en la forma en que vivimos, pensamos y sentimos cada día.

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