En la década de los setentas en Colombia, la narcotraficante Ana Griselda Blanco Restrepo, mejor conocida como «La viuda Negra», creó una nueva manera de realizar ejecuciones en su «negocio»: utilizando motocicletas, con lo cual dotó a sus sicarios de una herramienta rápida y eficaz para lograr el asesinato que ahora ha evolucionado en el Caribe Mexicano.
Pocos años después, el mas tristemente famoso de los narcotraficantes de ese país, Pablo escobar, puso de moda esta actividad de sicariato, que fue utilizada ampliamente porque permitía a los criminales realizar sus ejecuciones de manera sorpresiva y escapar rápidamente.
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Con la expansión desde hace varios años en el Caribe Mexicano del tráfico de drogas, y la consecuente necesidad de parte de los capos de «eliminar» a su competencia y/o detractores, este modelo de asesinato floreció rápidamente.
Hoy día, prácticamente la mayoría de los ataques armados, gran parte de los cuales derivan en la muerte de la víctima, se llevan a cabo utilizando una motocicleta, es común ya en estos delitos la frase «los sospechosos huyeron en una motocicleta».
Pero quizás en consonancia con las condiciones de la región, los sicarios han optado por «tropicalizar» el uso de las motocicletas, y al menos en las zonas con playas, han cambiado el uso de estos artefactos de dos ruedas por las motos acuáticas denominadas «Wave Runner».
Este «modus operandi» para asesinar se hizo famoso de manera internacional, cuando el 25 de enero de este año dos sujetos fueron captados en una cámara de seguridad huyendo en una de estas motos acuáticas después de ejecutar a un ciudadano argentino en una popular playa de Solidaridad (Playa Del Carmen).
No obstante, este uso para las wave runners no ha sido el único en Quintana Roo, apenas unos días antes, en diciembre del 2021, en Cancún, tres hombres llegaron a Playa Langosta en motos acuáticas, donde abrieron fuego en una playa repleta de turistas a plena luz del día.
Meses antes, también en otra playa del balneario mas importante de Quintana Roo (y quizás de México) en Playa Tortugas, dos presuntos vendedores locales fueron asesinados a balazos usando motos acuáticas, lamentablemente para la imagen del destino, una mujer estadounidense resultó herida.
Sin embargo, este tipo de homicidios en incursiones a través del mar no se inventaron en Quintana Roo, la primera vez que se reportó un ataque con estas características fue en el 2016 en el puerto de Acapulco, en Guerrero, donde el crimen organizado acabó con el turismo del lugar.
En opinión de el portal especializado en crimen organizado InsightCrime, la decisión de utilizar motos acuáticas en trabajos de ataque y fuga proporciona varios beneficios a las organizaciones criminales. «El elemento sorpresa les permite a los perpetradores atacar rápidamente en playas turísticas donde las víctimas en general no sospechan que puedan estar en peligro».
Y agrega que estos asesinatos en motos acuáticas imitan la clásica estrategia terrestre, «en tanto hay un atacante que dispara y un conductor que se movilizan en una motocicleta. Aunque en los ataques por agua los sicarios se ven obligados a bajarse y llegar hasta la orilla, cuentan con la misma rapidez de un ataque en motocicleta, con el beneficio adicional de que la policía queda en la orilla».
Además, las motos acuáticas permiten escapar de la escena del crimen con una eficiencia hasta ahora inaudita. Como ocurrió en el último asesinato, los sicarios abordan la nave que los está esperando y desaparecen de la costa, donde para la policía es mucho más difícil perseguirlos.
Tan es así, que en ninguno de estos crímenes, tanto en Guerrero como en Quintana Roo, los perpetradores han sido capturados tras cometer sus homicidios, pues no se tienen registros oficiales de detenciones a pistoleros usando jet ski hasta la fecha.
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