La producción de la serie Chicago fire detuvo sus grabaciones una semana para evitar contagios de Covid-19.
“Estoy contento de que nuestros protocolos estuvieran en su lugar porque una de las cosas que es peligrosa sobre el Covid-19 es que puedes tenerlo y pasarlo a alguien más sin saberlo”, dice Alberto Rosende, quien forma parte de la décima temporada del show.
“Filmar un programa de televisión siempre es difícil, son muchas horas, tiempo, sudor y requiere un grupo grande de gente trabajando para hacer que suceda. Fue muy cool decir que necesitaban esa semana para ver qué pasaba y cómo manejar el riesgo para seguir”, añade.
“Tuvimos algunos casos positivos y sólo nos fuimos hacia el protocolo que ha sido de cierta forma el modus operandi de estas últimas temporadas: ‘algo malo pasa, tenemos estos protocolos, una persona está enferma tenemos esto para mantener a los otros seguros’. Es cool verlo funcionar”, comenta Rosende.
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