Mauricio Ochmann nació en Estados Unidos, aunque no está seguro dónde exactamente ni cuándo. Fue adoptado cuando apenas era un bebé y a los 11 años tuvo que cambiarse de apellido.
El actor Mauricio no siempre tuvo el apellido Ochmann. El artista, conocido por su trabajo en las series ‘El Chema’ y ‘El señor de los cielos’, contó que tuvo dos apellidos debido al difícil proceso de adopción que enfrentó durante su niñez y adolescencia.
En una entrevista con Mara Patricia Castañeda, contó que hasta donde sabe él nació en Washington D.C., ahí su mamá biológica lo dio en adopción cuando era un bebé, poco después una familia de mexicanos, que residía en Estados Unidos, lo adoptó.
“Me da en adopción mi madre biológica y una pareja de mexicanos, que vivía allá me adoptó. Ellos se divorcian cuando yo tenía como año y medio y mi mamá me trae a México. Crezco entre Querétaro y Celaya”, recordó el actor Mauricio Ochmann.
El exyerno de Eugenio Derbez recordó que cuando se mudó a la Ciudad de México, tuvo que pasar por otro proceso de adopción. Y es que cuando tenía 4 o 5 años su mamá adoptiva volvió a contraer matrimonio con un hombre de apellido Ochmann.
“Ahí fue otro proceso de adopción y entonces el Ochmann es de mi segundo papá adoptivo que ya a los 11 años se legalizó. Entonces el primer padre que yo lo dejé de ver cuando era chiquito, había dado su apellido, porque primero yo era Sánchez y ya después era Ochmann”, contó Mauricio, de 43 años.
Esa confusión de apellidos lo llevó a sufrir varios episodios de bullying entre sus maestros y compañeros.
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“Los maestros se burlaban de mí y los compañeros. Sí, sufrimos bullying, pero para mi fortuna la directora de la escuela acababa de adoptar, entonces se enteró del relajo y dijo: ‘Déjenlo que se ponga como quiera, que se llame como se quiera llamar’, entonces ahí como que paró”, dijo.
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Este cambio de apellidos que muchos tomaban a broma; sin embargo, llevó a Mauricio al mundo del alcoholismo, vicio del que salió adelante cuando tenía 28 años, con la ayuda de sus seres queridos y su internamiento en una clínica de rehabilitación. Explicó que, durante años, la cerveza llenaba ese vacío que tuvo por no conocer a sus padres biológicos.