El Gobierno de Tailandia ha elevado a 14 el número de fallecidos como consecuencia de los recientes enfrentamientos armados en la zona fronteriza con Camboya, un conflicto que también ha dejado más de medio centenar de heridos entre civiles y personal militar.
Los ataques también han provocado un masivo desplazamiento de población en las provincias colindantes, según detalló este viernes la portavocía del Ejecutivo tailandés en un comunicado difundido a través de su cuenta oficial en Facebook, en el cual detalla que entre los muertos se contabilizan 13 civiles y un militar.
Asimismo, se informó que 32 civiles y 14 miembros de las fuerzas armadas han resultado heridos, siete de los civiles y seis soldados se encuentran en estado crítico.
El Ministerio del Interior del país confirmó que la escalada de violencia ha forzado la evacuación de más de 100.000 personas, provenientes de cuatro provincias fronterizas, las cuales han sido reubicadas en aproximadamente 300 refugios temporales, según reportes recogidos por el diario local Bangkok Post.
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Mientras la población afectada intenta rehacerse del impacto del conflicto, las Fuerzas Armadas Reales de Tailandia han lanzado duras acusaciones contra su vecino Camboya, a quien señalan como responsable directo de los ataques contra objetivos civiles.
A través de un comunicado oficial publicado también en redes sociales, el ejército tailandés denunció lo que calificó como un patrón deliberado de agresiones con armamento de largo alcance por parte del ejército camboyano.
Asimismo, el comunicado detalla que «Las Fuerzas Armadas Reales de Tailandia condenan enérgicamente el uso continuado de armas de largo alcance por parte del ejército camboyano para atacar zonas civiles».
Y agrega que «Estos actos bárbaros han cobrado vidas y causado lesiones a numerosos civiles inocentes de forma injustificada».
El texto no escatima en términos duros, al advertir que estos ataques no solo suponen una violación grave de las leyes de la guerra, sino que podrían constituir un crimen de lesa humanidad.
«Atacar deliberadamente a civiles es un crimen de guerra», reitera el Ejército tailandés, que también hace un llamado a la comunidad internacional:
«Hacemos un llamamiento a las organizaciones internacionales y a la comunidad mundial para que lleven a cabo una investigación independiente y transparente que garantice que los autores reciban el castigo adecuado».
El gobierno de Camboya, hasta el momento, no ha respondido públicamente a estas acusaciones. La comunidad internacional observa con creciente preocupación esta crisis regional, que amenaza con escalar si no se activan mecanismos diplomáticos de contención.
Este nuevo episodio de violencia reaviva un conflicto territorial latente entre ambos países, cuyo epicentro histórico ha sido la zona que rodea el templo Preah Vihear, reconocido como Patrimonio de la Humanidad, pero en disputa desde hace décadas.
Con Información de Agencias
