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Aumenta cifra de muertos a 290 en Sri Lanka; cristianos, blanco del terror

La serie de atentados que ayer sacudieron Sri Lanka han dejado 290 muertos y más de 500 heridos. El Gobierno decretó la entrada en vigor del estado de emergencia a partir de esta medianoche y una jornada de luto nacional mañana, martes, mientras el país empieza a despertar del shock de la matanza indiscriminada y las redes sociales vuelven a funcionar.

Según el Gobierno, un grupo islamista local, el National Thowheeth Jama’ath (NTJ), está detrás de los atentados. Un portavoz del Ejecutivo, Rajitha Senaratne, ha informado de que en este momento las autoridades están investigando posibles lazos entre esta organización y otros grupos extranjeros.

Una columna de humo se eleva sobre edificios tras la detonación controlada de explosivos localizados en una furgoneta aparcada en los alrededores de la iglesia de San Antonio en Colombo, Sri Lanka.

Expertos apuntan a grupo radical

Diversos medios y expertos de la India ya habían apuntado que el grupo Thowheed Jama’ath, que presuntamente “cuenta entre sus filas con combatientes yihadistas que han vuelto de Siria”, estaría detrás de la matanza, según informaba el experto en inteligencia Brahma Chellamey.

Mientras se empiezan a despejar algunas incógnitas sobre los atentados, son muchos los que hoy se preguntan si hubo fallos en la seguridad y se pudo haber evitado la tragedia. Para Daily FT, el principal rotativo esrilanqués, los fallos fueron muy graves, sobretodo en los ataques contra los hoteles de lujo Shangri-La, Cinnamon Grand y Kingbury. “En cada uno de ellos uno de los atacantes se registró con el mismo nombre y el mismo carné de identidad”, según declaraciones del ministro de Turismo, John Amaratunga, después de observar las imágenes grabadas por las cámaras de seguridad.

Los terroristas tenían habitaciones en los hoteles. Para pasar desapercibidos se comportaron como un turista más. En el hotel Cinnamon “el suicida se puso a la cola para el desayuno especial de Pascua, esperó su turno con el plato en la mano hasta que estaba a punto de que le sirvieran y entonces hizo detonar los explosivos”, según explicó uno de los responsable del establecimiento a la AFP. “Entonces todo fue caos”, añadió.

Fotografía de la pareja de jóvenes españoles que falleció durante la ola de atentados en Sri Lanka.

Incierto el número de muertos en hoteles

La estrategia en los demás hoteles parece que fue la misma. En el Shangri-La, diversos testigos informaron que el restaurante Table One, situado en el segundo piso del edificio, “sufrió graves daños”, mientras todavía no se sabe con seguridad el número real de muertos en el mismo. Por su parte, el hotel Kingsbury, situado cerca de la impecable playa de Colombo, ayer hizo público un comunicado en su página de Facebook asegurando que han “aislado” el hotel para llevar a cabo nuevas inspecciones de seguridad.

El Primer Ministro esrilanqués, Ranil Wickremesinghe, admitió hoy que hubo “fallas en la seguridad ya que la información sobre posibles ataques llegó antes de que sucedieran”. Por otro lado, aseguró que “ni yo ni mis ministros fuimos informados”. Algo con lo que Sherine Xavier, directora de la organización ‘El Arquitecto Social’, cuyo objetivo es velar por los derechos humanos en el país, está en total desacuerdo. “Desde principios de abril se hablaba de que iba a haber un ataque inminente en el país. Había muchos rumores y la gente hablaba de ello, a la vez que surgían teorías desde el Gobierno de que sólo eran habladurías para desestabilizarlo”.

Una ofrenda colocada frente a un edificio de la compañía textil danesa Bestseller tras los atentados en Sri Lanka, en Aarhus, Dinamarca; 3 hijos del empresario Anders Holch Povlsen, fallecieron en los atentados.

Descubren 87 detonadores en estación de autobuses

Por su parte, el asesor y secretario de coordinación del presidente el país, Maithripala Sirisena, todavía no quiere hablar de errores en la seguridad. “Se está llevando a cabo una investigación detallada acerca de todos los aspectos del ataque. Es demasiado pronto para hablar de fallas en la seguridad”, explicó al Daily FT.

Asimismo, el asesor presidencial quiere dejar claro que “la situación está bajo control porque la seguridad fue reforzada. Además, como medida extrema o en caso de una situación de crisis, el ejército está en alerta».

Hoy, las calles del Colombo más turístico, donde se encuentran los hoteles de lujo, son un testigo irrefutable del refuerzo de la seguridad. La policía y el ejército patrullan cada recoveco y están apostados fusil en mano delante de hoteles, restaurantes y establecimientos susceptibles de ser un objetivo terrorista. Los agentes descubrieron 87 detonadores en una estación de autobuses de la capital.

El martes se rendirá tributo en un funeral oficial a las casi 300 víctimas, según informó el Gobierno. El estado de shock se disipa, pero la paranoia empieza a asentarse en un país que, recientemente, puso fin a uno de los conflictos más largos del siglo XX.

Una cosa está clara: “estos ataques no han sido llevados a cabo por un grupo terrorista ordinario, o por una banda de criminales”, indicó el ex jefe de la marina del país, Jayanath Colombage, héroe de la última guerra. “Todo apunta a que los atacantes tenían mucha experiencia a la hora de construir bombas, transportarlas hasta el objetivo y coordinar el tiempo de los ataques”, añadió. El misterio sobre quiénes asesinaron fríamente a 290 personas, continúa.

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Fernando Alvarez

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Fernando Alvarez
Etiquetas: AtentadosSri Lanka