La Iglesia Católica ha comenzado formalmente el proceso de transición tras la muerte del papa Francisco ocurrida este lunes a causa de un ictus cerebral que derivó en coma y un fallo cardiocirculatorio irreversible según confirmaron los médicos del Vaticano.
Este martes se llevó a cabo la primera congregación general de cardenales, una reunión clave que marca el inicio de la Sede Vacante, en la que se delinean los pasos inmediatos tras el fallecimiento del pontífice.
El encuentro se realizó en el aula del Sínodo y se extendió por una hora y media, entre las 9:00 y las 10:30 h locales. Al comenzar, los cerca de 60 cardenales presentes —aunque todavía se espera la llegada de varios más— participaron en una oración por el alma del papa Francisco, tal como reportó la oficina de prensa de la Santa Sede.
La reunión de purpurados sirvió para leer los párrafos 12 y 13 de Universi Dominici Gregis, la constitución apostólica que rige los procedimientos durante la Sede Vacante, el proceso con el que se inicia la sucesión papal.
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Durante la congregación, los líderes religiosos prestaron el juramento correspondiente y se procedió a la lectura del testamento del papa, un documento que revela, entre otros aspectos, su deseo de un entierro modesto.
Francisco, el primer pontífice latinoamericano de la historia, dejó establecido que su cuerpo repose en una tumba sencilla dentro de una capilla de la basílica de Santa María la Mayor, uno de los templos más antiguos de Roma y con fuerte simbolismo mariano.
Además de los asuntos litúrgicos y ceremoniales, los cardenales aprobaron las primeras decisiones logísticas. Entre ellas, el traslado del féretro de Francisco este miércoles para su exposición pública ante los fieles, así como la celebración del funeral el próximo sábado 26 de abril, a las 10:00 h locales, en la plaza de San Pedro. Estos eventos serán seguidos por millones de personas tanto en el Vaticano como a través de transmisiones globales.
Este lunes, en la residencia del papa, tuvo lugar el rito de constatación oficial de su muerte. Posteriormente, su cuerpo fue introducido en un féretro, de acuerdo con las instrucciones que el propio Francisco dejó en vida, simplificando el protocolo habitual en un gesto coherente con su papado marcado por la sobriedad.
Otra medida inmediata será la anulación de los símbolos de poder papal. Tal como estipula la normativa vaticana, “se deberá anular el anillo del Pescador y los sellos papales para que nadie pueda firmar documentos en su nombre tras su fallecimiento”.
El funeral marcará también el inicio de una etapa crítica para la Iglesia: la preparación del cónclave. Este se celebrará en la Capilla Sixtina, donde 135 cardenales electores, provenientes de 71 países —80 por ciento de ellos nombrados por el mismo Francisco—, deberán elegir a su sucesor. Se espera que esta elección represente una continuidad en la visión de una Iglesia más universal, incluyente y cercana a los márgenes.
El número de electores en esta ocasión supera ampliamente el promedio de 120 que solía ser habitual, lo que convierte al próximo cónclave en uno de los más numerosos de la historia reciente del Vaticano.
Mientras tanto, las congregaciones generales continuarán en los días siguientes, con una segunda reunión convocada para mañana a las 17:00 h, en la que se irán perfilando los siguientes pasos antes del encierro en la Sixtina.
La plaza de San Pedro, mientras tanto, comienza a recibir a miles de fieles y peregrinos que acuden a rendir homenaje a un papa que supo ganarse el afecto del mundo con su estilo directo, pastoral y su constante llamado a una Iglesia en salida.
Con Información de Agencias
