El Papa Francisco manifestó su consternación y profundo dolor tras el trágico ataque ocurrido en la ciudad de Nueva Orleans, Estados Unidos, que dejó un saldo de al menos 15 muertos y alrededor de 30 heridos.
El suceso, que tuvo lugar durante las celebraciones de Año Nuevo, ha conmocionado a la comunidad internacional y ha generado una ola de solidaridad desde diversos sectores, incluido el Vaticano.
A través de un telegrama oficial enviado al arzobispo de Nueva Orleans, Gregory Almond, el secretario de Estado del Vaticano, Pietro Parolin, transmitió las condolencias del pontífice a las víctimas y sus familias.
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«Su Santidad el Papa Francisco ha recibido con profunda tristeza la noticia de la pérdida de vidas y los heridos ocasionados por el ataque ocurrido en Nueva Orleans”, reza el mensaje.
El Papa, como es habitual en estos casos, envió su cercanía espiritual a la comunidad afectada, asegurando que está unido en oración con todos los que sufren las consecuencias de este acto de violencia.
El atentado, llevado a cabo por un hombre identificado como Shamsud-Din Bahar Jabbar, un ciudadano estadounidense de 42 años, ocurrió en plena festividad de Año Nuevo, cuando las calles de Nueva Orleans estaban llenas de celebraciones.
Jabbar, según las autoridades, utilizó un vehículo para atropellar a un grupo de personas, sembrando el pánico entre los asistentes y dejando una estela de dolor y sufrimiento. La policía local ha comenzado a investigar los motivos detrás de este ataque, que sigue siendo objeto de análisis.
El Papa Francisco no solo expresó su tristeza por las vidas perdidas, sino que también oró por la pronta recuperación de los heridos y el consuelo de aquellos que han quedado profundamente afectados.
En su mensaje, también confió a Dios las almas de los fallecidos, pidiendo que sean acogidas en la misericordia divina. «Oro por la curación y consuelo de los heridos y los afligidos», añadió el pontífice.
Como gesto de apoyo y esperanza, el Papa concluyó el telegrama enviando su bendición a todos los afectados por la tragedia, «como signo de paz y fortaleza en el Señor».
Con Informacion de Agencia
