Huelga Mundial por el Clima, convoca a millones en el mundo — Millones de jóvenes, inspirados por la ambientalista sueca Greta Thunberg, iniciaron este viernes en las calles de varias ciudades del planeta la Semana Mundial de Acción por el Clima, a fin de aumentar la presión a los gobiernos y exigirles acciones contra la crisis climática.
Los jóvenes y otras generaciones dieron inicio a marchas y huelgas para llamar la atención sobre los efectos del cambio climático y exigir acciones a los líderes mundiales, que se reunirán en el seno de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) a partir del lunes en Nueva York en la cumbre sobre la Acción Climática.
Decenas de miles de estudiantes, padres de familia y profesores se congregaron con pancartas en las calles de las ciudades australianas de Canberra, Sidney, Melbourne y Hobart, así como de naciones insulares del Pacífico para exigir acciones urgentes.
“Dejen de quemar nuestro futuro”, “que se jodan las minas de carbón, queremos nuestro aire limpio” y “acciones inmediatas”, son algunas frases en las pancartas de la protesta, la cual el movimiento Friday For Future etiquetó en las redes sociales como #WeekForFuture y #SemanaPorElFuturo.
Thunberg, quien se manifestará junto a otro nutrido grupo en Nueva York, envió un mensaje a sus colegas de Australia y el Pacífico. “Es temprano en el Pacífico. Pronto el sol se elevará el 20 de septiembre de 2019. Buena suerte Australia, Filipinas, Japón y todas las islas del Pacífico. ¡Vosotros vais primero! ¡Lideren el camino!”, señaló la joven sueca en su cuenta de Twitter.
También en varias ciudades de Japón, India, Bangladesh, Armenia, Tailandia, Kenia, Sudáfrica, Senegal, Filipinas, Hong Kong, Alemania, México, Ucrania, Francia, Dinamarca, Turquía y Reino Unido, entre otros países, los jóvenes dejaron las aulas para llevar a cabo simultáneamente la huelga estudiantil.
En otros países como España, la principal huelga será el viernes 27 de septiembre, aunque a partir de este viernes cientos de personas iniciarán numerosas acciones.
La huelga mundial culminará más tarde en Nueva York, donde Thunberg hablará fuera de la sede de la ONU.
Además el sábado se celebrará el encuentro de la juventud sobre la emergencia climática, que prepara el camino a la Cumbre entre los principales líderes mundiales del lunes, cuyo podio ha sido reservado a los países que hayan dado pasos reales o tengan iniciativas concretas para frenar el cambio climático.
El fenómeno del cambio climático es atribuido a las acciones de los seres humanos sobre el medio ambiente, que ha derivado en el incremento de la temperatura del planeta, el calentamiento global.
El aumento de la temperatura de la Tierra provocado por las emisiones a la atmósfera de gases de efecto invernadero derivadas de la actividad humana están provocando variaciones en el clima que de forma natural no se producirían.
Está arriesgando la supervivencia humana y la de cientos de especies y ecosistemas, afectando sobre todo a las poblaciones más pobres y vulnerables alrededor del mundo.
Las consecuencias del cambio climático son visibles desde hace años, en eventos como temperaturas más elevadas durante todo el año, superando récords de temperaturas en el verano, y la desaparición de especies animales, así como el deshielo de los polos y los glaciares.
La ambiciosa huelga global en más de 150 países es encabezada por millones de jóvenes en todo el mundo, para exigir a los gobiernos contundencia contra la crisis climática.
Más de 5 mil acciones de protesta han sido convocadas dentro esta jornada “Global Climate Strike”, como banderazo de salida de una agitada semana de movilizaciones y huelgas, del 23 al 27 de septiembre, coincidiendo con la cumbre de acción climática convocada por la ONU en Nueva York.
Asia, África, Europa, América… Las protestas se han dejado sentir a lo largo de todo el globo, desde Kenia hasta Uganda y Nigeria, pasando por la amenazada Asia, con su multitud de pequeños territorios asiáticos insulares y países como India o Pakistán, y extendiéndose hasta Europa y América.
En la ciudad de Nueva York, que acoge el lunes la cumbre climática, varios miles de estudiantes, en gran parte adolescentes, acudieron este viernes a la plaza Foley para iniciar la denominada “Huelga del Clima”, una marcha a la que se sumaron activistas como la sueca Greta Thunberg y en la que participan más de 50 ONG.
Con lemas como “Salvar a nuestro Planeta», “No podemos decir que no lo sabíamos”, “No hay plan B” o “Es la ciencia, estúpido”, la protesta en Manhattan ha tenido su réplica en otro millar de localidades de Estados Unidos.
En América, jóvenes de otros países como Argentina, México, Chile y Perú se unieron a esta jornada de protesta contra la crisis climática con varias acciones reivindicativas para buscar soluciones a este fenómeno.
Las primeras movilizaciones de esta protesta global llegaron sin embargo desde Asia, donde más de 300 mil personas se manifestaron en Australia con pancartas donde se leía “dejen de quemar nuestro futuro” y coreando proclamas como “no existe un Planeta B”, que se han repetido en las protestas llevadas a cabo en el resto de continentes.
También se ha protestado en territorios insulares del Pacífico sur como Islas Solomón, Kiribati o Vanuatu, que sufren especialmente las consecuencias de la emergencia climática, y donde los estudiantes han salido a la calle para advertir: “No nos estamos hundiendo, estamos luchando”.
Varias ciudades de la India, Pakistán y Bangladesh se sumaron asimismo a las protestas. En el centro de Nueva Delhi (India), miles de personas salieron a la calle con pancartas con lemas como “sé parte de la solución, no de la polución”.
En Pakistán varios miles de personas se unieron a esta huelga en distintas ciudades y en Bangladesh alrededor de 3 mil niños se sumaron a las protestas en la porteña Dhaka, según la ONG Save the Children.
En Europa, miles de personas se manifestaron también en Alemania, Francia, Bélgica, países escandinavos, y Reino Unido, entre otros. En España, pese a que la huelga general está convocado para el próximo viernes, los jóvenes retomaron sus sentadas ante el Parlamento del país.
En Alemania, las protestas se repitieron en varias ciudades, especialmente en Berlín, donde la iniciativa fue multitudinaria, mientras en el Reino Unido estudiantes de colegios y universidades británicas protagonizaron diversas protestas a lo largo del país a las que se unieron padres y activistas climáticos.
En Francia, miles de jóvenes y estudiantes lideraron la manifestación en París, el principal acto de una jornada por el clima a la que se sumaron sindicatos y docentes y que incluyó también protestas en otras ciudades y paros en algunas empresas.
Está previsto que la manifestación parisiense se repita mañana, sábado, aunque esta vez de la mano del colectivo de los llamados “chalecos amarillos”, lo que ha despertado una gran inquietud de las autoridades.
En Bélgica, miles de jóvenes y no tan jóvenes se manifestaron este viernes por el centro de Bruselas convocados por una veintena de ONG para presionar a los gobiernos contra el cambio climático y pedirles que hagan frente a este fenómeno.
En Finlandia cientos de jóvenes se movilizaron en varios puntos del país, entre ellos en la Universidad de Helsinki, donde guardaron once minutos de silencio: uno por cada año que queda para poder limitar el aumento de las temperaturas, según el IPCC o panel de expertos sobre cambio climático de la ONU.
En Dinamarca, la más multitudinaria de las casi veinte movilizaciones convocadas ha sido la de Copenhague, que abarrotó la plaza del ayuntamiento.
En Suecia también se han convocado diversas movilizaciones, la principal en Estocolmo, frente a la sede del Parlamento sueco en donde la activista Greta Thunberg inició precisamente sus protestas hace un año.
En África, un continente especialmente vulnerable a los efectos del cambio climático, Sudáfrica se ha movilizado especialmente, con marchas desde Ciudad del Cabo, hasta Durban o Johannesburgo, con cientos de personas de todas las edades y razas que marcharon por la ciudad.
También ha habido movilizaciones en Kenia mientras que en Uganda, un centenar de estudiantes de universidades, como la Makerere, marcharon bajo la consigna “la juventud se vuelve verde”.
A los 16 años ya no es una niña, pero Greta Thunberg cumple con dos criterios que se asocian con ellos: la persistencia y la claridad. Desde que el 20 de agosto de 2018 se sentó por primera vez en las escaleras del Parlamento sueco, no ha dejado de decir una y otra vez lo mismo: si no actuamos ya, nos encaminamos hacia una catástrofe climática.
Greta Thunberg se ha convertido en un gran icono mediático que retroalimenta el trabajo que llevan años haciendo organizaciones y activistas ecologistas. El resultado de esa combinación cristalizará este día, con más de 4 mil movilizaciones por el clima programadas en 150 países coincidiendo con la cumbre sobre la crisis climática que comienza el lunes 23 en la sede neoyorquina de Naciones Unidas.
Pese a las promesas hechas durante el Acuerdo de París para limitar a 1.5 grados el calentamiento global, las emisiones globales de dióxido de carbono alcanzaron un nuevo máximo en 2018 y los últimos cinco años han sido los más cálidos desde que hay registros, con incendios, huracanes y olas de calor alcanzando proporciones catastróficas. Esta misma semana, Thunberg se dirigía a los legisladores estadounidenses del Grupo de Trabajo de Cambio Climático en el Senado de EU: “No nos inviten para decirnos lo inspiradores que somos mientras siguen sin hacer nada al respecto”.
Fridays For Future, el movimiento que ha incorporado a millones de jóvenes de todo el mundo a la huelga semanal de Thunberg, ha cambiado el enfoque para las marchas que comienzan este viernes con una invitación a los adultos para que se sumen. “Durante la Revolución Francesa, las madres salieron a las calles por sus niños. Hoy somos los niños los que estamos peleando por nosotros mismos, con muchos de nuestros padres preocupados por nuestras notas, por una nueva dieta o por lo que pasó en el último capítulo de ‘Juego de tronos”, dice el comunicado del movimiento firmado por Thunberg. “Ha llegado el momento de que todos ejerzamos una resistencia masiva, ya hemos demostrado que la acción colectiva funciona”.
Algunas instituciones ya han recogido el guante. Las autoridades de Nueva York han autorizado a los 1.1 millones de estudiantes de colegios públicos para faltar a clase este viernes. Y muchos sindicatos están invitando a sus miembros a participar, como la Internacional de Servicios Públicos, una federación de sindicatos que representa a 30 millones de trabajadores en 152 países o como el Trade Unions Congress, una confederación de sindicatos británica que agrupa a 5.5 millones de asalariados.
En la página GlobalClimateStrike.Net se puede ver la secuencia de protestas que habrá a lo largo de la semana, con el 20 y el 27 de septiembre como días clave. Caracas, El Cairo, Kuala Lumpur, Maputo, Moscú… De acuerdo con el mapa, prácticamente todos los países del mundo tienen manifestaciones programadas, salvo lugares en conflicto, como Siria; o desesperadamente pobres, como Haití.
En España también hay marchas a partir de este viernes aunque se espera que el gran día sea el 27 de septiembre, cuando está convocada la Huelga Mundial por el Clima. Entre las organizaciones convocantes hay ONG ecologistas, colectivos de escritores y sindicatos como UGT. España fue el país de la Unión Europea que más aumentó sus gases de efecto invernadero entre 1990 y 2015: crecieron un 16.6 por ciento mientras en Alemania y en el Reino Unido se reducían, según comunicó la Agencia Europea de Medio Ambiente hace dos años.
De acuerdo con Thunberg, si no estamos haciendo lo suficiente hasta ahora se debe a la falta de información. “La mayoría de la gente es buena”, dijo la semana pasada a un periodista de la cadena de televisión estadounidense PBS. “La mayoría de las personas simplemente no se da cuenta de la gravedad de la situación y no siente la urgencia, creo que una vez que nos demos cuenta de que esta crisis es una emergencia, la gente va a poder hacerse cargo de lo que está pasando”.
Y es que las consecuencias de la inacción no podrían ser más graves. “En torno al año 2030, una fecha para la que quedan diez años, 252 días y 10 horas, podemos estar en una posición en la que hayamos desatado una reacción en cadena irreversible y fuera de nuestro control que probablemente signifique el final de nuestra civilización tal y como la conocemos”, afirmó Thunberg a los miembros del Parlamento británico durante su visita a Westminster el pasado 23 de abril.
Con el objetivo de comunicar esa urgencia y participar el lunes en la cumbre del clima en Naciones Unidas, Thunberg llegó el 28 de agosto a Nueva York a bordo de un velero (dejó de tomar aviones por la cantidad desproporcionada de dióxido de carbono que emiten en comparación con otros medios de transporte). En su esfuerzo divulgador se ha entrevistado con Naomi Klein y con las principales cadenas de televisión del país. En Washington estuvo en el Senado y en la Cámara de Representantes, donde trató de inspirar a los políticos recordando el sueño de John F. Kennedy de poner a un hombre en la luna “no porque fuera fácil sino porque era difícil”. “Rendirse no es una opción”, indicó.
Thunberg es hoy una adolescente capaz de dejar sin palabras a los representantes políticos de las principales potencias del mundo, pero hasta hace 13 meses era solo la mayor de dos hermanas con estudios de piano, ballet y teatro. Su padre es actor y su madre una conocida cantante de ópera, pero Greta no se distinguía especialmente salvo por dos características: tenía asperger y estaba muy preocupada por el cambio climático.
A los once años la inquietud fue tan grande que entró en una depresión y dejó de comer. Perdió diez kilos y sólo hablaba con su familia y una de sus profesoras. Su crecimiento se resintió. Ella misma lo explicó durante una entrevista con el periódico The Financial Times: “Todo estaba tan equivocado que pensé que no tenía sentido vivir”.
De la depresión salió, pero no del temor por la vida en un planeta que se encamina hacia su autodestrucción. Como contó durante la misma entrevista, la idea de su protesta en los escalones del Parlamento sueco vino después de ganar el concurso de ensayos de un periódico sueco con un texto sobre la urgencia de actuar contra el cambio climático. Un grupo de jóvenes ecologistas la contactó entonces y Thunberg comenzó a reunirse con ellos para hablar sobre posibles medidas de protesta. Pequeñas huelgas en la clase, o durante el recreo, decían, pero Greta quería una huelga escolar en toda regla. “Traté de que los otros miembros del grupo se unieran a mí… pero ninguno estaba interesado. Así que decidí que lo iba a hacer sola. Aunque nadie viniera conmigo, lo iba a hacer”.
Lo que vino después ya es parte de su leyenda. La charla Ted, su participación en la cumbre del clima de Naciones Unidas en Polonia, en Westminster y en el Foro Económico de Davos en Suiza, su nominación al premio Nobel de la Paz y la portada de Time como una de las personas más influyentes del mundo. “Ahora hablo a todo el mundo”, tuiteó Thunberg cuando se publicó la foto.
Desde medios y sectores afines a la industria de los hidrocarburos la atacan diciendo que representa los intereses de empresas verdes, que no debía haberse comido el sandwich envuelto en plástico que aparece junto a ella en una foto de su Instagram, o que sus padres la están manipulando. Pero nadie se atreve a cuestionar el mensaje de fondo, que estamos cerca de desencadenar una reacción en cadena que podría cambiar radicalmente la vida en el planeta.
Thunberg no dice nada que no hayan dicho antes los científicos del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático de las Naciones Unidas. Pero como demuestran las 4 mil movilizaciones por el clima que inician hoy en 150 países, cuando lo dice ella, tiene un efecto mayor.
En varias ocasiones Thunberg ha dicho que estar en el espectro del autismo le ha permitido concentrarse en el problema y no seguir el comportamiento generalizado de actuar como si no pasara nada. También, que está cansada de que los adultos le hablen de las esperanzas que tienen en el movimiento de los jóvenes para solucionar el problema. “Somos demasiado jóvenes para arreglarlo, no tenemos tiempo para esperar a crecer y que lo resolvamos nosotros en el futuro”.
Para los que entienden lo que está ocurriendo pero se sienten paralizados por el miedo, también tiene una imagen: “Si tu niño está en medio de la carretera y los coches están llegando a toda velocidad, no miras a otro lado porque es demasiado duro ver eso sino, que sales corriendo para sacar a ese niño de ahí”.
Con información de: Notimex, EFE y Sin Embargo
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