El primer ministro Giuseppe Conte indicó que Italia está lista para aliviar las restricciones relacionadas con el coronavirus a partir del 4 de mayo, para que los ciudadanos puedan retomar algunas de sus actividades poco a poco.
Conte presentó el plan del gobierno para la reapertura gradual del país, tras semanas de estrictas medidas de bloqueo para frenar la propagación del nuevo coronavirus Covid-19.
Italia, uno de los países más afectados en Europa, ha estado bajo bloqueo durante más tiempo que cualquier otra nación occidental y registra hasta el momento 26 mil 644 muertes y 197 mil 675 infecciones.
Los ciudadanos han estado viviendo con toques de queda estrictos desde el 10 de marzo, mientras que la mayoría de empresas y comercios también fueron afectados por las medidas de restricción.
A partir de mayo los ciudadanos podrán moverse en sus propias áreas bajo ciertas reglas, sin embargo, viajar a otras regiones permanecerá prohibido por el momento.
En tanto, Conte señaló que las escuelas permanecerán cerradas hasta septiembre, destacó el diario La Repubblica.
En tanto, se prevé que ciertas actividades económicas puedan reanudarse la próxima semana, incluso en los sectores de producción y manufactura.
Según datos de la Universidad Johns Hopkins, hay casi tres millones de casos confirmados de coronavirus y más de 206 mil muertes en todo el mundo.
Llegó el día. 42 jornadas después de que se declarara el estado de alarma, más de seis millones de niños menores de 14 años tuvieron, a partir de este domingo, permiso para salir de casa a dar un paseo de una hora, y el paisaje cambió en las calles.
Se vieron patinetas y bicicletas, incluso alguna familia que decidió salir, los dos progenitores con sus hijos, cuando solo está permitido que un adulto acompañe a un máximo de tres niños a una distancia de hasta un kilómetro desde su domicilio. Miles de pequeños salieron a la calle. Muchos llevaron sus propios juguetes, pero saben que no les está permitido compartirlos. Han podido airearse, sí, pero respetando la distancia social. Si para ello hay que hacer requiebros imposibles, esquivando a otros transeúntes, se hacen.
Con tantos días de tensión acumulada, a veces las cosas no salen como uno quisiera. Carlota, la hija de seis años de Cristóbal, no quería subir a la bici. Y eso que era pronto y la plaza a la que habían bajado, en Barcelona, grande. “Que no me acuerdo de pedalear”, decía enfadada. “Acuérdate de que solo tenemos una hora”, insistía su padre. “Yo lo que quiero son mis amigas”, respondía la niña enfurruñada.
En la ciudad, el entorno de la Sagrada Familia ha sido tomado por vecinos con niños. La salida de menores a la calle se produce sin incidentes: en los barrios próximos al mar, los vecinos se han acercado hasta la playa, cerrada, aunque hay quien ha cruzado las cintas de la Guardia Urbana. El centro histórico sigue desierto, las familias prefieren las calles más anchas, como las del Eixample, que permite pasear guardando las distancias. Aunque abunda, eso sí, la picaresca de familias que han salido enteras, padre y madre con los niños. Cuando la Guardia Urbana les para aseguran que no sabían que solo podía salir uno de los dos.
Con información de agencia Notimex
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