Habitantes de Florida esperan lo peor ante el inminente arribo de Michael, que se convirtió en un poderosos huracán de categoría 4 esta madrugada, por lo que prevén vientos de 145 millas por hora (230 km/h) que podrían causar catastróficos daños.
De acuerdo al administrador adjunto de la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA), Residentes y turistas huyen de las áreas bajas en al menos 20 condados que se extienden en 322 kilómetros de costa en las regiones del “Panhandle” y “Big Bend”.
El poderoso fenómeno impactará cerca de Panamá City a la 1 p.m. de hoy y la mayor preocupación de los meteorólogos es la gran marejada de posiblemente 8 pies de altura que provocará y los enormes destrozos que causarán sus devastadores vientos.
Desde la noche del martes se comenzaron a sentir las lluvias en Florida, debido a las bandas de lluvias externas del huracán; Michael está azotando la zona con vientos con fuerza de tormenta tropical.
Debido a que ya no hay tiempo para desalojos, las autoridades instan a las personas que viven en zonas de evacuación y decidieron quedarse, que busquen refugio de inmediato. Aquellas que no requieren salir de sus casas deben permanecer dentro.
“El tiempo para evacuar a lo largo de la costa se terminó. Los bomberos y policías no podrán salir en medio de la tormenta. Si elige permanecer en una zona de evacuación, debe buscar refugio inmediatamente”, recomendó el gobernador de Florida Rick Scott en su cuenta de Twitter.
Dueños de negocios trabajan contra reloj tratando de proteger con madera las puertas de cristales de sus locales, contra la fuerza del huracán.
Scott calificó a Michael como “la peor tormenta” que haya visto el Panhandle en más de un siglo y enfatizó: “No importa dónde se encuentre en el Panhandle, es hora de buscar refugio”.
El martes el gobernador previno a las personas diciéndoles que “si le han dicho que evacue, váyase. Podría ser la diferencia entre la vida y la muerte”.
Más de 35 condados se encuentran en estado de emergencia. Se han emitido órdenes de evacuación obligatorias y voluntarias en muchas de esas zonas, especialmente en las áreas costeras y donde hay casas móviles.
Pero a pesar de ello y del fuerte oleaje en la playa de Panamá City , los espectadores de último minuto todavía acudían en masa al centro turístico, pasaban las hileras de campos de minigolf, restaurantes desiertos y edificios de condominios vacíos.
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