Un niño de 10 años de edad murió decapitado en agosto del 2016 en Kansas City, Estados Unidos, luego de que se lanzara de un tobogán, el cual era denominado como el más alto del mundo.
El suceso resurgió de nuevo porque las autoridades en Estados Unidos descubrieron que los dueños del parque de diversiones conocían el peligro de la atracción, sin embargo no decidieron cancelarla debido a que afirmaban que el tobogán iba a hacerse muy famoso.
La muerte del menor
La familia del congresista Scott Schwab estaba disfrutando la diversión que les ofrecía el parque de diversiones acuático Schlitterbahn, sin embargo el menor de la familia, Caleb Schwab decidió subirse con mucha valentía al denominado tobogán más alto del mundo.
El tobogán era conocido como el Verreuckt, el cual significa demente en alemán, en el juego las personas se subían hasta 51 metros de altura para deslizarse en unas balsas que eran lanzadas hacia abajo a una velocidad de 112 km/hr para llegar a una piscina que amortiguaba la caída.
No obstante, el juego no contaba con las medidas de seguridad, pero los visitantes desconocían esto.
El menor se subió y en el trayecto murió decapitado, luego de que la balsa chocara contra unos aros de metal.
Junto a Caleb estaban dos mujeres quienes resultaron heridas en el rostro y tuvieron que ser llevadas a un hospital. Una semana después de la tragedia las autoridades cerraron el juego.
Te puede interesar: Derrumbe de una primaria deja 12 muertos; la mayoría son niños
Los dueños sabían que el tobogán no era seguro
Dos años después de la tragedia ocurrida en el parque de diversiones, los investigadores determinaron que los dueños de la empresa del parque y Tyler Austin Miles, quien era el director de operaciones, sabían de lo peligroso que era el juego debido a que no cumplieron con las medidas de seguridad.
Luego de las investigaciones, los responsables del parque fueron acusados de homicidio y varios cargos de agresión agravada.