“El Mediterráneo se ha convertido en el cementerio más grande de Europa”, advirtió este domingo el Papa Francisco, tras recordar a los miles migrantes que han muerto en su intento por llegar al continente.
Durante la clásica oración dominical del Ángelus, el Santo Padre hizo hincapié en una ceremonia que se realizó en Sicilia para recordar la tragedia de abril de 2015, cuando unos 800 migrantes que se dirigían desde Libia a Italia se ahogaron al volcar su embarcación.
“Este es un símbolo de las tantas tragedias registradas en el Mediterráneo, que continuarán desafiando la conciencia de todos y alentando el crecimiento de una humanidad más unida, que derribe el muro de la indiferencia», señaló.
Pensemos en todo esto: El Mediterráneo se ha convertido en el cementerio más grande de Europa.
Miles de personas, con la esperanza de lograr una vida mejor en Europa, parten todos los años desde el norte de África, la mayoría de las ocasiones en embarcaciones deficientes y abarrotadas, dirigidas por traficantes de humanos inescrupulosos.
El sábado, más de una decena de embarcaciones llegaron a la pequeña isla italiana de Lampedusa, según la agencia de prensa Ansa, con más de mil 200 migrantes alojados allí en instalaciones de emergencia.
Más de medio millar de personas perecieron en los intentos de cruce hacia Italia y Malta entre enero y mediados de mayo de este año, de acuerdo a la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), agencia de la ONU.
El Mediterráneo central es una de las rutas migratorias más mortales del mundo. Está patrullada por un puñado de barcos de socorro en su mayoría de ONG’s, que se quejan de que las autoridades de la UE no hagan lo suficiente para apoyar su causa.
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