Trump no se compromete a una transición pacífica si pierde las elecciones de noviembre.
Donald Trump percibe ya el resultado de las elecciones presidenciales del 3 de noviembre camino del Tribunal Supremo. El presidente de Estados Unidos lleva semanas sembrando dudas sobre la fiabilidad del sistema y sobre el voto por correo, que se prevé masivo por la pandemia. El miércoles por la tarde fue más allá, al no querer comprometerse a una transición pacífica.
En una rueda de prensa desde la Casa Blanca, el republicano fue preguntado directamente al respecto, en dos ocasiones por un periodista, y en ambas respondió con evasivas. “Veremos qué pasa, sabe que me he quejado mucho de las papeletas por correo, es un completo desastre”, dijo, alimentando las dudas.
El mandatario echa gasolina en unos Estados Unidos convertidos en un polvorín social, en medio de una grave crisis sanitaria y económica, y tras un verano de protestas raciales y disturbios que han causado fallecidos en ciudades como Portland (Oregón) o Kenosha (Wisconsin), entre otras. Esta noche, en Louisville (Kentucky), dos policías resultaron heridos de bala en las manifestaciones tras la decisión de un gran jurado de exonerar a los tres agentes que entraron una noche en la casa de la afroamericana Breonna Taylor con una orden de registro y la abatieron.
El periodista hizo referencia a la tensión social que vive Estados Unidos en su pregunta al presidente. “Hay gente provocando disturbios, ¿se compromete a asegurarse de que habrá una transición pacífica del poder?”, insistió. Y Trump replicó. “Nos queremos librar de esas papeletas (las que señala, sin base, que son fraudulentas) y tendremos una transición pacífica, bueno, no habrá transición, habrá una continuación”, dijo, considerándose vencedor de los comicios. “Las papeletas están fuera de control y los demócratas lo saben mejor que nadie”, añadió.
Trump no se compromete a una transición pacífica si pierde las elecciones de noviembre.
Trump ya cuestionó durante la campaña electoral de 2016 que fuese a aceptar el resultado si perdía, algo que, contra la mayoría de pronósticos, no ocurrió. Ahora ha vuelto a las andadas, pero las circunstancias son completamente distintas. Con la pandemia, la mayoría de los Estados ha flexibilizado los requisitos para votar por correo y hasta el 78% del electorado estadounidense –un récord– puede hacerlo. Muchos expertos coinciden en que, por ese motivo, es probable que no se conozca el ganador esa noche, sino cuando se acaben de contar días después todas esas papeletas puestas en el buzón. Esa incertidumbre es un campo de minas en el actual clima de polarización política y social.
También este miércoles, en declaraciones a la prensa durante una reunión con fiscales generales de varios Estados, Trump apuntó que los comicios podían acabar disputándose ante el Tribunal Supremo, motivo por el cual era urgente relevar a la jueza progresista Ruth Bader Ginsburg, fallecida el pasado viernes. La máxima autoridad judicial se compone de nueve miembros y, si queda en ocho durante meses, podría dar lugar a una situación de empate y bloqueo.
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«Creo que esto acabará en el Tribunal Supremo y es muy importante que tengamos nueve jueces”, dijo. “Es mejor [confirmar a una nueva magistrada] antes de las elecciones, porque creo que este fraude que están preparando los demócratas acabará frente al Tribunal Supremo de Estados Unidos”, añadió.
Este sábado anunciará su nominada para ocupar la vacante de Bader Ginsburg, relevo que le ayudará a reforzar la mayoría conservadora de la máxima autoridad judicial, que, en efecto, puede acabar de árbitro.