El 22 de diciembre de 1997, 45 indígenas tzotziles, miembros de la organización “Las Abejas”, fueron brutalmente asesinados mientras oraban en una pequeña iglesia de la comunidad de Acteal, en el municipio de Chenalhó, Chiapas.
La masacre, que incluyó a niños y mujeres embarazadas, marcó un antes y un después en la lucha por los derechos humanos en el país, este 22 de diciembre de 2023 se cumplen 27 años de la Matanza de Acteal, uno de los episodios más oscuros en la historia reciente de México.
La matanza fue perpetrada por grupos paramilitares que operaban con armamento de uso exclusivo del Ejército mexicano, lo que generó fuertes señalamientos de colusión entre las fuerzas de seguridad y los agresores. A pesar de las denuncias y de las pruebas recolectadas, como casquillos de bala y testimonios de sobrevivientes, las autoridades de la época señalaron el evento como un conflicto étnico interno, lo que fue rechazado por organizaciones civiles y defensores de derechos humanos.
La organización civil “Las Abejas” fue fundada en 1992 como una respuesta pacífica ante injusticias y abusos en su comunidad. Aunque compartían demandas sociales similares al Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), se mantuvieron firmes en su postura no violenta. Sin embargo, el contexto de militarización y represión en Chiapas durante la administración de Ernesto Zedillo exacerbó las tensiones en la región.
En 1997, los acuerdos de paz con el EZLN estaban estancados y los grupos paramilitares, presuntamente vinculados al Partido Revolucionario Institucional (PRI), incrementaron su actividad en comunidades simpatizantes del movimiento zapatista. Acteal fue uno de los escenarios más trágicos de esta escalada de violencia.
El sistema de justicia mexicano ha sido severamente cuestionado por su manejo del caso Acteal. Aunque inicialmente se detuvo a más de 100 personas, muchas de ellas indígenas tzotziles, la Suprema Corte de Justicia de la Nación liberó a la mayoría entre 2009 y 2012, argumentando fabricación de pruebas e irregularidades en los procesos judiciales.
Organizaciones como el Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de las Casas y sobrevivientes de la masacre han llevado el caso a instancias internacionales, incluyendo la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). En 2020, el gobierno mexicano reconoció su responsabilidad en los hechos y ofreció una disculpa pública, además de comprometerse a brindar reparaciones a las víctimas. Sin embargo, la comunidad de Acteal sigue exigiendo que se procese a los responsables intelectuales y materiales de la masacre, incluyendo al expresidente Ernesto Zedillo.
La memoria como resistencia
Cada año, la comunidad de Acteal y “Las Abejas” conmemoran la tragedia con ceremonias religiosas, actos culturales y marchas. Este 22 de diciembre no es la excepción. Durante los actos conmemorativos de este año, los sobrevivientes y sus familiares reiteraron su demanda de justicia y subrayaron la importancia de mantener viva la memoria de las víctimas.
“No podemos olvidar porque el olvido también mata. Nuestra lucha es por la verdad, la justicia y la dignidad de nuestros hermanos y hermanas”, declaró uno de los representantes de “Las Abejas”.
La matanza de Acteal sigue siendo un doloroso recordatorio de los desafíos que enfrentan las comunidades indígenas en México. Veintiséis años después, el clamor por justicia resuena con fuerza, no solo en Chiapas, sino en todo el país. Mientras las heridas de Acteal permanecen abiertas, el llamado a no repetir la historia se mantiene más vigente que nunca.
Acteal un parteaguas
No hay duda alguna de que la impunidad en el caso Acteal y en otros crímenes cometidos contra miembros de organizaciones en Chiapas y en México ha causado la grave crisis de derechos humanos y la violencia imparable, afirmó la organización sociedad civil Las Abejas de Acteal.
Al conmemorar ayer con una misa el 27 aniversario de la masacre de 45 tsotsiles cometida en esa comunidad el 22 de diciembre de 1997, recordó a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), que tiene un pendiente que se ha prolongado un tiempo no sensato, por lo que le exigió que emita ya el informe de fondo enlistado desde hace dos años.
La agrupación a la que pertenecían las víctimas sostuvo que urge que se responsabilice al Estado mexicano de la masacre, porque a la luz de los hechos le compete.
Como cada 22 de diciembre, cientos de personas acudieron ayer a Acteal para recordar con una misa a las 45 víctimas.
En un comunicado leído antes de la celebración religiosa, Las Abejas manifestó que la reciente sentencia de la Corte Internacional de Derechos Humanos sobre la desaparición forzada del compañero Antonio González Méndez, confirma como lo hemos denunciado junto con otros defensores de derechos humanos, que la estrategia de guerra de contrainsurgencia, inscrita en el Plan de Campaña Chiapas 94, las desapariciones y los desplazamientos forzados en la zona norte de Chiapas y la masacre de Acteal, son el resultado de la guerra que aún no termina.
No quedarnos cortos, ni ser conformistas en la búsqueda de la justicia y de la memoria y verdad; sigamos siendo esas mujeres y hombres cabales, persistentes que no olvidan, no retroceden y siempre decididos a denunciar y trabajar en la exigencia de la anhelada justicia verdadera y la paz urgente en nuestras comunidades, señaló.
El obispo auxiliar de la diócesis de San Cristóbal de las Casas, Luis Manuel López, quien celebró la misa, recordó que hace 20 años llegó a Acteal el joven seminarista Marcelo Pérez Pérez, quien ya como sacerdote fue asesinado el pasado 20 de octubre en San Cristóbal.
“Él vino con la intención y el deseo de caminar con ustedes. Él decía: ‘aquí fue mi bautizo y aquí tengo trabajo’”.
Agregó que con ese espíritu, con ese amor de Dios, esa fe, alcanzó la luz de Jesús, con la que empezó a iluminar tantas situaciones de injusticias, abusos, engaños y mentiras, pero quienes viven en la oscuridad no soportaron la luz hasta que acabaron con su vida.
La vida del cura Marcelo estaba en las manos de Dios, no dependía de los asesinos; él se entregó a Dios y él dispuso de su vida, concluyó.