El día de los hechos, la historia horrorizó profundamente a los habitantes de Chihuahua, Ana Carolina López Enríquez, una adolescente de 17 años, asesinó a sangre fría a sus padres adoptivos, quienes la habían acogido desde pequeña, y con ayuda de su novio y un amigo, quemaron los cuerpos con gasolina.
El matrimonio formado por Efrén López Tarango, de 65 años, y Albertina Enríquez Ortegón, de 45, adoptaron a quien acabó con sus vidas desde que era una peqaueñita, ya que fue puesta en adopción debido a que su madre biológica tenía VIH y su padre la abandonó.
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Pero todo el cariño con el que intentaron sumar a la menor a su familia, fue vano, pues pese a luchar para que la hija se sintiera acogida, Ana siempre tuvo resentimiento hacia sus hermanastros.
Todos sus conocidos tenían la idea de que Ana Carolina era una chica tranquila, reservada, inteligente, (aunque poco sociable), por eso la sorpresa fue mayúscula cuando se enteraron que la aparentemente dulce chiquilla mató y calcinó a sus padres.
Aunque no mostró ningún remordimiento durante su juicio, la menor, que fue condenada a mas de 14 años de prisión, solamente pagó por su horrendo crimen cinco años en el Centro Especializado en Reinserción Social para Menores Infractores donde fue recluida.
Fue un viernes 3 de mayo en el 2013, cuando con la complicidad de su novio José Alberto Grajeda Batista, y de Mauro Alexis Gómez Zamarrón, un amigo de la pareja, acabaron con la vida del matrimonio.
El juicio logró determinar que Ana quería cobrar la herencia de sus padres y así casarse con José Alberto. los detalles del horrendo asesinato causaron terror incluso en los sicólogos que interrogaron a la menor.
Algunos informes detallaron que “Ana Carolina escondió a sus cómplices en la casa y cuando llamó a Albertina para que le ayudase en la cocina, Mauro aprovechó para estrangularla con un cable mientras la mujer perdía la vida mirando de frente a su hija. Acto seguido, le inyectaron tres jeringas de veneno para ratas en el pecho y en la yugular y escondieron el cuerpo hasta la llegada del padre”.
Y agregan que Carolina mató a Efrén López de la misma manera, después, los jóvenes golpearon a sus víctimas por varios minutos, los estrangularon y les inyectaron a ambos cloro con veneno para ratas para asegurarse de que habían muerto.
Posteriormente, con los cadáveres en la cocina bañados en sangre, los jóvenes se fueron a cenar hot dogs y bebieron cervezas para después quedarse a dormir en la casa de Ana Carolina. Al día siguiente, Ana Carolina acompañó a su novio a una fiesta de quince años donde José Alberto sería mesero.
Después, llevaron los cuerpos rumbo al Periférico Lombardo Toledano, de Chihuahua. Tras encontrar una zona baldía próxima al parque acuático Sapo Verde, arrojaron los cuerpos al suelo, los rociaron con gasolina y lanzaron una cerilla.
Antes del juicio, la menor fue sometida a un informe psicológico, que resultó tan esclarecedor como sorprendente. Los expertos concluyeron que Ana Carolina, pese a su juventud, tenía el nivel más alto de psicopatología en la escala de crímenes violentos del FBI. pic.twitter.com/Ky9XodD8c7
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No obstante, los tres asesinos finalmente fueron detenidos, y en la investigación de los hechos, José Alberto no pudo aguantar la presión y terminó confesando: “¡Ya no puedo más, necesito un psicólogo!”, pidió a los agentes.
Ana Carolina por su parte, aseguró que no se arrepentía: “Sí y no. Sí porque ya no me voy a poder casar con mi novio. No, porque ya no aguantaba a mis papás. Yo quería amor y ellos solo lo compraban todo con dinero, pero nunca mostraban su cariño con humildad. Nadie va a entender lo que yo aguanté muchos años; no lo hice porque sí, tuve mis motivos”, explicó.
Adolescente asesinó y quemó a sus padres adoptivos en Chihuahua
Con Información de Agencias
