Ante la contingencia que estamos viviendo en el país por el coronavirus, y sobre todo porque las iglesias están cerradas; los sacerdotes católicos del puerto de Acapulco, Guerrero, ofrecieron este Jueves Santo la posibilidad a fieles de confesarse desde su automóvil; como medida para evitar contagios por el nuevo coronavirus.
Es por eso que la Arquidiócesis de Acapulco, habilitó el estacionamiento de su Instituto de Pastoral, en la tradicional zona de Caleta; para celebrar el llamado sacramento de la penitencia y del perdón con fieles a bordo de sus automóviles.
Se habilitó a manera de confesionario, detrás de una pared de madera con celosía colocada en el acceso a ese espacio, de esa manera un párroco con su indumentaria y mascarilla escucha a los católicos que acuden al llamado a la «auto-confesión».
Largas filas ante el confesionario
Las filas, como camionetas, sedanes y hasta motocicletas desfilan delante del confesionario improvisado del sacerdote Marco Antonio Galeana, sentado en un sillón de oficinista, con ruedas, y flanqueado por un gran crucifijo.
«Vamos a estar a tres metros de distancia. El que se viene a confesar no se baja del auto, siempre va a permanecer en su auto y se le da un cubrebocas», explicó Galeana. «Después de que se vaya cada penitente se rocía un líquido de limpieza para sanitizar el ambiente».
También, diversas parroquias iniciaron transmisiones en vivo de sus tradicionales liturgias de Semana Santa a través de redes sociales, ante el cierre de templos y de la Catedral local por la emergencia sanitaria.
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«La Iglesia hoy más que nunca tiene que estar cerca de sus fieles. Los fieles necesitan cuidar su salud pero también, en estos momentos de mucho estrés, de mucha incertidumbre y confusión, necesitan atención espiritual», concluye el cura.