Sin dejar de reconocer que tiene diferencias con la autoridad electoral “porque consideramos que no ha actuado con rectitud y se han sometido a grupos de intereses creados, políticos y económicos”, el presidente Andrés Manuel López Obrador negó que pretenda someterla, porque su único interés es que el pueblo vote en libertad.
En su conferencia matutina, adujo que, así como los políticos se equivocan, el pueblo también es sabio. Con seriedad, advirtió que “si ganan nuestros opositores y tienen mayoría en el Congreso (y piensan que) nos van a quitar el presupuesto, no está tan fácil. Nada más les recuerdo que el Ejecutivo tiene facultad de veto”.
Esa afirmación se sustenta en la facultad del Presidente, contenida en los artículos 72 y 74 de la Constitución y en los 141, 144, 165 y 166, del Reglamento para el Gobierno Interior del Congreso General para vetar el gasto aprobado en la Cámara de Diputados. En su exposición en el Salón Tesorería de Palacio Nacional, reiteró que todo aquel que “haga un fraude electoral no tiene derecho a fianza”.
López Obrador consideró que la realidad ya superó aquel momento en que “una televisora podía inflar a cualquier personaje como si se tratara de vender un detergente, un producto chatarra. Es importantísimo que se establezca el hábito democrático, que las elecciones sean limpias”.
Defendió la narrativa de respeto al pueblo y hasta la probabilidad de que éste se equivoque, porque “el conservadurismo desprecia al pueblo, no le tiene confianza, lo ve como una multitud manipulable, como objetos, no como sujetos, creen que son ciudadanos imaginarios.
“Entonces, en el supuesto de que se postule un mal candidato, una mala candidata, bueno, ¿qué?, ¿el ciudadano no es el que va a decidir? No hay que tenerle miedo al pueblo. Un gran intelectual ya finado que respeté mucho, aunque era un hombre con ideas conservadoras, decía: ‘es que el pueblo se equivoca’. Sí, claro que se equivoca, pero se equivocan más los caciques. ¿Cómo no se van a equivocar los caciques y los oligarcas y los integrantes de las mafias del poder? ¿Cómo no se va a equivocar el que solamente tiene como propósito el dinero y el poder?”
Ponderó que el pueblo tiene un instinto certero y sabe lo que le conviene: “hasta en los asuntos más difíciles, aun cuando se tenga representación, consultemos al pueblo. Y claro que nos vamos a equivocar y van a haber traiciones y muchas cosas. Lo mejor que se ha inventado en política para que exista una representación ciudadana es la democracia, o es el sistema menos malo, no hay otro”.
Además de insistir en su respeto a la autoridad electoral, porque “no somos delincuentes electorales”, y sin que existiera pregunta sobre el particular, puso sobre la mesa un escenario electoral adverso: “no hay ningún problema si nuestros opositores ganan, ningún problema, no habría, si el pueblo así lo decide. Que si ganan nuestros opositores y tienen mayoría en el Congreso nos van a quitar el presupuesto, no está tan fácil, no es así; que van a quitar los programas sociales porque es populismo, porque es paternalismo, no está tan fácil. Nada más les recuerdo que el Ejecutivo tiene facultad de veto”.
Recordó que cuando fue jefe de Gobierno en la Ciudad de México dos partidos (PRI y PAN) le trataron de imponer “que el programa de apoyo a adultos mayores sólo se entregara, según ellos, a los pobres” como recomendaban el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial.
“Hay dos políticas claras, dos proyectos de nación, distintos y contrapuestos, eso es clarísimo: hay quienes no quieren al pueblo y nosotros le tenemos amor al pueblo, aunque no les guste y aunque me critiquen, hay diferencias”.
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